Ser un buen estudiante no sólo implica ir bien en clases, sacar dieces o hacer todas las tareas sino también el cargar una enorme cantidad de cosas para llegar a ser ese alumno ejemplar. Una de esas cosas es la mochila.
Y esa enorme bolsa que llevan a cuestas los alumnos todos los días es su peor enemiga que, aunque no se compara con las temidas clases de matemáticas, acarrea severos trastornos para la salud, algunos de ellos de por vida.
La parte más afectada del cuerpo es la espalda, pues es la que soporta el peso de la mochila, aunado a que suele cargarse sobre un solo hombro.
Expertos recomiendan que el peso adecuado de la mochila debe ser del 10 por ciento del peso del estudiante, un porcentaje superior llevaría el riesgo de que los hombros se tensen hacia atrás, produciendo una extraña flexión de la columna vertebral que puede terminar en un problema de escoliosis (forma en “S” de la columna).
Aprender duele
El Doctor Wayne Yankus de la Academia Americana de Pediatría dice que “las mochilas ponen a los niños fuera de balance, haciendo que tengan una postura que aumenta la probabilidad de un dolor de la espalda baja”.
Un estudio realizado en la Universidad de Auburn reveló que las mochilas que son demasiado pesadas para sus usuarios pueden poner en peligro las columnas en desarrollo.
De los niños que participaron en la investigación, más de la mitad sufría de dolores musculares y dolor de espalda, mientras que otros padecían de entumecimiento y dolor en ambos hombros y brazos.
Carga el peso de manera adecuada
• Usar bolsas para libros con correas anchas y acolchadas, y con respaldo acolchado.
• Usar mochilas con ajustes firmes, procurando mantenerla a unos 5 centímetros arriba de la cintura.
• Repartir el peso: llevar siempre la mochila por las dos correas y jamás por una sola, para no sobrecargar uno de los hombros.
• Hacer ejercicio: practicar algún deporte para fortalecer los músculos de la espalda.
• Organizar la mochila poniendo los libros más pesados cerca, pegados a la espalda, y manteniendo cada cosa en su lugar.
• Peso de arrastre: optar por llevar mochilas con ruedas, evitando tirar de ellas al bajar o subir escalones.
• Mantener la columna recta y no curvada al jalar una mochila con ruedas.
• En el caso de que haya mucho material, es mejor llevar parte del peso en las manos.
• Limitar el peso del contenido y evitar transportar cosas inútiles. Si es muy pesada, el niño se ve obligado a arquear hacia delante la columna vertebral o a flexionar hacia delante la cabeza y el tronco para compensar el peso.
• Al cargar la mochila: utiliza ambas manos para asirla, doblar las rodillas e inclinarse para levantarla.
• Controla el tiempo: evita que tus hijos transporten la mochila con mucho peso durante más de 15 minutos. En este sentido, la supervisión de los padres es esencial y necesaria. Y la colaboración de los profesores también.
¿Y con rueditas?
El doctor Avelino Ferrero, del Hospital Ramón y Cajal, de Madrid (España), manifiesta que “el problema no es la mochila sino el peso que se lleva en ella”.
Ante la situación recomienda a los padres que hablen con los profesores.
En cuanto a las mochilas de ruedas que, cuando salieron al mercado parecían ser una alternativa más adecuada, cree que tampoco es la solución correcta dado que los niños tiran de ellas, produciendo así un aumento de la curva de atrás y provocando dolores de espalda.
Lo ideal, según él, es que los niños no lleven más peso de lo recomendado.
Mochilas atentan contra la salud
• El exceso de peso en las mochilas genera consecuencias irreversibles y a largo plazo para los niños.
• Puede provocar desde una escoliosis infantil, hasta una cifosis o una artrosis precoz. Y en algunos casos impedir el correcto crecimiento de los huesos de los niños.
• Las bolsas con peso excesivo pueden ser culpables de algunas lesiones en los tobillos, pues hacen que sus portadores caminen mal sobre su peso opresivo.
• Las bolsas pesadas de libros también causan dolor en el cuello, tensión en los hombros, dolores de cabeza y agotamiento general, ya que hacen que el cuerpo trabaje de más.
• El dolor en las caderas se debe a la inclinación del cuerpo hacia adelante para compensar el peso de la parte de atrás.
• También se puede padecer dolor en las rodillas, esto por el cambio en la forma de caminar y de la postura corporal por el peso sobre la espalda y hombros.
• Otros problemas secundarios son las caídas debido al exceso de peso, pues los chicos tienden a balancear el cuerpo para mantener el equilibrio, lo que también recae en su espalda.
• Nicolás Manilla Lezama, subdirector médico de la Unidad Médica de Alta Especialidad (UMAE) de Traumatología y Ortopedia, dijo que el hombro puede presentar contractura muscular y la columna lumbar fatiga.
ESCOLIOSIS
• Es cuando la columna vertebral toma forma de “S”
• Su aparición es más frecuente en adolescentes por malas posturas desde la niñez, principalmente en mujeres
• Provoca contracturas musculares frecuentes
• Sensación de “mochila colgada” y contracturas en espalda baja.
CIFOSIS
• Es un aumento de la curvatura dorsal
• Se origina por las malas posturas
• Sensación de malestar (dolor) uniforme a ambos lados de la columna vertebral
• Fatiga y dificultades para respirar
• La deformación puede ser tratada con una férula y terapia física o cirugía correctiva.
ARTROSIS PRECOZ
• Ataca al cartílago
• Su principal síntoma es la rigidez y el dolor
• No presenta síntomas extra articulares
• Rigidez poco duradera
• El dolor empeora con la movilidad
• Es una enfermedad que se asocia a la juventud, pues lo normal es que aparezca después de los 40 años