El reguetón nació en países latinos y caribeños con la mezcla que surgió entre ritmos de reggae y de hip hop. A principios de los dosmiles, el polémico género musical empezó a tener mucho éxito y expandir su influencia a más países latinoamericanos hasta alcanzar a México con la música de artistas como Daddy Yankee, Wisin y Yandel, y Don Omar.
El reguetón no sólo acaparó la radio sino también, consecuentemente, los bailes. La forma de bailar conocida como “perreo” en la que se realizan movimientos lascivos y se mimetizan posiciones sexuales no fue implementada sólo en el baile de los adultos sino que comenzó a extenderse también a los bailes de niños.
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En distintas partes de latinoamérica han surgido videos en los que aparecen niños perreando que han causado polémica y desagrado debido a que los menores se mueven de una manera muy sexual.
Uno de ellos proviene de una escuela primaria en Cuba en donde se grabó este video en el que aparecen niños y niñas bailando reguetón en el que imitan los movimientos típicos de un baile de reguetón. El video parece haber sido grabado por una mujer adulta que los anima a bailar. Las imágenes son impactantes y demuestran la influencia que el comportamiento del resto de la población tiene en el actuar de la infancia.
Continuamente en el perreo, que en inglés se conoce como twerking, las mujeres se agachan mientras el hombre está a sus espaldas y juntos mueven las caderas simulando el acto sexual.
Estos son sólo algunos de los video que existen en el que menores aparecen moviéndose de manera lasciva, pero este tipo de bailes se dan en muchas partes de latinoamérica.
Es inevitable preguntarse cómo es que los niños terminan por comportarse así y si acaso esto es negativo para ellos. Tanto niñas como niños se comportan de una manera no propia a su edad. Este no es el único factor que ha contribuido a la hipersexualización de la infancia, la música, la publicidad y los contenidos mediáticos, son sólo algunos de los factores que promueven que cada vez más pronto los niños tomen un rol de adultos.
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No se trata de negar la sexualidad de los niños, sino de reconocer cuando algo se ha salido de control y es perjudicial para la infancia, pues cuando los infantes experimentan hipersexualización tienen una “falsa madurez” como se explica en el texto ¿Dónde está la niñez? de María Alejandro Pámanes.
