Barbora Skrlová era una mujer de 33 años que padecía hipopituitarismo, enfermedad que le daba la apariencia de una niña de 13 años.
Su familia y su infancia eran desconocidas, lo que se sabe es que paso en un centro psiquiátrico por tener rasgos psicopáticos.
Posterior a su estancia en el centro, conoció a las hermanas Klara y Katherina Mauerová quienes la adoptaron y junto con ella se unieron a una secta llamada ‘El Movimiento Grial‘.
El líder a quien llamaban “El Doctor”, se comunicaba con sus fieles por mensajes de texto por celular y permitía el abuso infantil, la antropofagia y otras perversiones.
Klara acababa de separarse de su esposo y tenía dos hijos, uno de 8 y otro de 10 años. Las hermanas habían sufrido de esquizofrenia en su infancia y habían aprendido a vivir con ese padecimiento mental.
Todo iba bien, pero el problema comenzó cuando Barbora empezó a sentir celos de los niños y los culpaba de actos que ella había hecho, con el único fin de molestar a su madre.
Klara y Katherina Mauerová eran fáciles de manipular por lo que Barbora incitó a que Klara construyera una jaula de hierro en el sótano de su casa para que encerrará a los niños desnudos.
Con el paso del tiempo, ambos eran torturados y hasta se sabe que apagaban cigarrillos en sus cuerpos.
La obsesión de Skrlová con Hansel y Gretel hizo que convenciera a las hermanas de engordarlos y obligarlos a sacarse pedazos de carne que después ellas se comían.
Barbora había instalado un equipo de vigilancia para ver a los niños pero no contó con que los vecinos tenían la misma tecnología y, por error, captaron la señal de la casa de las hermanas.
Al ver la escalofriante escena, los vecinos alertaron a la Policía.
Cuando llegaron los oficiales, encontraron a los dos niños en condiciones graves de maltrato y a ‘Anika’, que en realidad era Barbora, se hizo pasar por una niña maltratada.
En el juicio, las hermanas reconocieron lo que hicieron, pero revelaron que fueron manipuladas por Barbora quien escapó Noruega, engordó y se hizo pasar por un adolescente de 14 años llamado Adam.
Volvió a encontrar una familia que se haga a cargo de ella, pero su gran desempeño en la escuela y su negación para practicar deportes en grupo hizo que los profesores se comunicaran con las autoridades para que vieran su caso.
Kiara recibió 12 años de prisión, Katherina 10 años y Barbora únicamente 5. En 2011 apeló y quedó en libertad. Actualmente se desconoce su paradero.