Localizan torre de cráneos del Huei Tzompantli de Tenochtitlan

Arqueólogos mexicanos han reconocido tres etapas constructivas de esa plataforma mexica, las cuales se remontan, por lo menos, a la época del gobierno del tlatoani Ahuízotl, entre 1486 y 1502
José Pablo Espíndola José Pablo Espíndola Publicado el
Comparte esta nota

Hace cinco años, investigadores del Programa de Arqueología Urbana (PAU), del INAH, localizaron los vestigios del extremo noreste del Huei Tzompantli de México-Tenochtitlan, la gran plataforma con empalizada que los mexicas consagraron a Huitzilopochtli, su dios tutelar.

Ahora, los arqueólogos localizaron el extremo este y la fachada externa de aquella torre o muro circular de cráneos humanos, de 4.7 metros de diámetro, de acuerdo con información dada a conocer por el INAH.

El titular del PAU, Raúl Barrera Rodríguez, y la jefa de campo en la excavación, Lorena Vázquez Vallín, señalan que fue hacia marzo del presente año, conforme se descendía en el nivel de piso para recimen

La evidencia, explican, demuestra que, una vez caída la ciudad de México-Tenochtitlan en manos de los soldados españoles y sus aliados indígenas, se dio paso a la destrucción de la mayor parte de la última etapa constructiva del Huei Tzompantli, por lo cual se arrasó con los cráneos de la torre, cuyos fragmentos dispersos han sido recuperados y analizados por el equipo de antropología física.

Hasta el momento, los investigadores del PAU han descendido hasta la profundidad de 3.5 metros desde el nivel actual de la calle de República de Guatemala, logrando identificar tres etapas constructivas de la plataforma mexica, mismas que se remontan, al menos, a la época del tlatoani Ahuízotl, quien gobernó Tenochtitlan entre 1486 y 1502.

Desde el análisis visual, en esta fachada hay tanto cráneos de hombres como de mujeres y de, al menos, tres niños, reconocidos estos últimos por ser más pequeños y con dientes que estaban en desarrollo. Se aprecian también modificaciones cefálicas tabulares erectas y tabulares oblicuas, lo que indica que los individuos realizaban esta actividad como parte de sus prácticas culturales e identitarias.

“Si bien estos individuos son una muestra importante de la población del periodo Posclásico ―anota Lorena Vázquez Vallín―, cada uno de estos cráneos forma un elemento arquitectónico que es parte del edificio y del discurso simbólico del mismo”.

Raúl Barrera Rodríguez comenta que estos trabajos son resultado de la colaboración entre el INAH y los propietarios del inmueble, lo cual ha permitido la investigación y salvaguarda de este importante patrimonio arqueológico.

Síguenos en Google News para estar al día
Salir de la versión móvil