Los hombres también lloran

Pensar en pleno siglo 21 que la depresión es cosa de mujeres es como si siguiera vigente esa idea de que “los hombres no lloran”. 

Las investigaciones epidemiológicas de trastornos psiquiátricos que se han realizado a la fecha, a nivel global, han arrojado evidencia de que las mujeres tienen el doble de riesgo de desarrollar un trastorno depresivo mayor –o depresión clínica– que los hombres. 

Considerarse fracasados detona en ellos el temor de que su pareja en algún momento los dejará
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Pensar en pleno siglo 21 que la depresión es cosa de mujeres es como si siguiera vigente esa idea de que “los hombres no lloran”. 

Las investigaciones epidemiológicas de trastornos psiquiátricos que se han realizado a la fecha, a nivel global, han arrojado evidencia de que las mujeres tienen el doble de riesgo de desarrollar un trastorno depresivo mayor –o depresión clínica– que los hombres. 

Pero los hombres no quedan exentos de sufrir este trastorno del estado de ánimo, que hoy se consolida como la segunda causa de discapacidad a nivel global, además de ser un factor de riesgo que contribuye de forma significativa al suicidio, de acuerdo a un estudio publicado en noviembre del 2013 en la revista científica PLoS ONE.

Pese a que las mujeres son las más vulnerables a la depresión, los hombres son más propensos a quitarse la vida, al menos en México, donde cerca del 80 por ciento de los suicidios en el  2011 fueron consumados por ellos, según cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI).

A diferencia de las mujeres, quienes principalmente suelen manifestar la depresión a través de la tristeza, sin tabúes socioculturales que las frenen de pedir ayuda para recibir el tratamiento adecuado, los hombres deprimidos presentan síntomas físicos como insomnio, cansancio y dolores musculares, así como sentimientos de enojo, frustración y una irritabilidad constante. 

“Estar deprimidos, sentirse abrumados y sin motivación para hacer las cosas son síntomas que a ellos les han atribuido el estigma de debilidad mental”, señaló el doctor Boadie Dunlop, profesor del Departamento de Psiquiatría y de Ciencias de la Conducta de la Universidad de Emory, en un artículo publicado en The British Journal of Psychiatry. 

Otro problema que disfraza el padecimiento de una depresión clínica en los hombres es que ellos tienden a aislarse socialmente. No reconocen los síntomas del trastorno y no acuden a un profesional de la salud. Y se involucran en conductas que agravan su malestar, como refugiarse en el trabajo, abusar del alcohol y las drogas.

Resistencia al cambio

El cambio de roles en las parejas heterosexuales y la equidad de género es un factor que contribuye a la depresión masculina.  Independientemente de qué tan generalizada sea esta tendencia, lo cierto es que no deja de reportarse evidencia de que los hombres aún no terminan por aceptar el hecho de que sus parejas generen mayores ingresos. 

Las expectativas sociales respecto al papel del hombre como proveedor en el hogar aún son altas. 

Y “el fracaso de los hombres por cumplir el rol de sostén de la familia está asociado con mayor depresión y conflictos maritales”, apuntó Dunlop.  

Un estudio realizado a gran escala por expertos de la Universidad Estatal de Ohio, cuyos resultados fueron publicados en The American Journal of Sociology, reveló que los hombres desempleados son más propensos a optar por el divorcio, incluso aunque se sientan satisfechos con el matrimonio.

Y es que “parece que para los hombres es todavía inaceptable quedarse en casa y cuidar a los niños”, dijo a TIME Liana Sayer, profesora de sociología y autora del estudio. 

Otro estudio encabezado por los psicólogos sociales Kate Ratliff, de la Universidad de Florida, y Shigehiro Oishi, de la Universidad de Virginia, demostró que el autoestima de los hombres se ve afectada cuando su pareja es exitosa, pues “automáticamente lo interpretan como su propio fracaso, incluso cuando no están en competencia directa”.

En el estudio, publicado en agosto del año pasado en Journal of Personality and Social Psychology, los autores  comentan que existe la idea de que “hay una mujer detrás de cada hombre exitoso”, pero que lo contrario no es cierto para los hombres, por lo que concluyen que considerarse fracasados detona en ellos el temor de que su pareja en algún momento los dejará. 

De hecho, el estudio de la Universidad Estatal de Ohio también encontró que las mujeres que trabajan tienen mayor probabilidad de iniciar un divorcio, pero a diferencia de los hombres, únicamente cuando se sienten “muy insatisfechas” con el matrimonio. 

Depresión por su imagen

Dos estudios recientes encabezados por el doctor Aaron Blashill, psicólogo del Hospital General de Massachusetts demostraron que la depresión producto de la insatisfacción con la imagen corporal no hace discriminación de género. 

El primer estudio, publicado en diciembre del 2013 en Psychology of Men & Masculinity, utilizó datos de más de 2 mil 100 jóvenes de Estados Unidos con alrededor de 16 años de edad, quienes fueron monitoreados durante trece años. 

Se encontró que los jóvenes que creían que estaban muy delgados o que tenían un peso bajo (pero saludable), tenían más riesgo de deprimirse en la adolescencia y en la edad adulta que incluso los que consideraban que tenían un peso mayor. 

El segundo estudio utilizó datos de una encuesta realizada a más de 8 mil adolescentes. Se encontró que quienes se consideraban de peso bajo eran más propensos a ser víctimas de bullying y presentar síntomas depresivos. Por ende, usaban más esteroides.

Papás deprimidos

Al igual que en las mujeres, la depresión prenatal y postparto en hombres existe.  

Una investigación basada en el análisis de más de 40 estudios realizados con cerca de 30 mil padres y cuyos resultados fueron publicados en el 2010 en The Journal of the American Medical Association, reveló que 10 por ciento de los papás sufrieron de depresión. Y las tasas del padecimiento eran mayores entre los tres y seis meses después del nacimiento del bebé. 

Expertos apuntan a factores de riesgo como bajos niveles de testosterona, que suelen disminuir cuando los padres se involucran en el cuidado del recién nacido, antecedentes familiares de depresión, depresión en la pareja y alteraciones en los patrones de sueño. 

“Todos estos cambios hormonales y los cambios neuroquímicos en el cerebro debido a la falta de sueño pueden causar estragos en un hombre, explicó a Scientific American Will Courtenay, investigador especializado en depresión postparto paterna. 

Y como dijo a The New York Times Richard Friedman, profesor de psiquiatría del Weill Cornell Medical College: “(…) la expectativa de la paternidad conlleva todo tipo de inseguridades: ¿Qué clase de padre seré? ¿Puedo mantener a mi familia? ¿Es este el final de mi libertad?”. 

 

 

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