Los límites y alcances de la lectura

Ante la Estrategia Nacional de Lectura, presentada por el presidente de la República, diversos especialistas explican cuáles podrían ser sus implicaciones y señalan que no es suficiente ni novedosa
Fernanda Muñoz Fernanda Muñoz Publicado el
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“Necesitamos fortalecer valores culturales, morales, espirituales. No sólo de pan vive el hombre”, aseguró el presidente Andrés Manuel López Obrador durante la presentación de la Estrategia Nacional de Lectura en Mocorito, Sinaloa.

Por su parte, Beatriz Gutiérrez Müller, asesora honoraria de la Coordinación de la Memoria Histórica y Cultural de México, señaló que la lectura puede dar paz, convertir a la gente en “mejores personas”, despertar la conciencia e invitar a la reflexión.

“La lectura puede ser parte de convertirse en una buena persona, pero depende de muchos más factores que eso, considero que es mucho más complejo que sólo leer”, explicó la maestra en Psicología y experta de la plataforma Doctoralia, Annabel Gómez Mayo

Al igual que ella, expertos opinaron que, a pesar de la estrategia presentada, el cambio en los mexicanos no se va a reflejar como al morensita le gustaría hasta que no haya una verdadera transformación en las familias y escuelas.

3
ejes de acción conforman la Estrategia Nacional de Lectura

Gómez Mayo reconoció que los libros abren puertas y pueden construir conciencias, pero también dijo que hay más caminos y actividades de acuerdo al contexto y dependiendo de la gente.

“Creo que cada persona puede tener cierto nivel de conciencia que no depende ni de su nivel educativo ni de su nivel adquisitivo, depende del ser, que es una cuestión un poco filosófica, pero con todos los años de experiencia que tengo, sí te puedo decir que hay personas que por más que se esfuerzan no pueden avanzar, ya que requieren un mayor trabajo personal”, comentó la experta.

La lectura y el cerebro

A nivel neurológico, la lectura sí impacta en muchos órdenes de la personalidad, ya que ayuda a la construcción de diferentes conexiones sinápticas que mantienen activo al cerebro, específicamente al lóbulo frontal y al hemisferio izquierdo, que son los que se involucran en los procesos analíticos y reflexivos.

“El beneficio de esto es que algunos procesos cognitivos como la atención, la selección, la compresión y el análisis, se mantienen vigentes. El impacto para la salud mental de estos procesos neurológicos estimulados con la lectura, por ejemplo, en personas de la tercera edad, son invaluables, porque de esa forma se puede evitar o postergar la aparición de algunas circunstancias clínicas propias de la edad, como la pérdida de memoria a corto plazo o patologías más severas como el Alzheimer”, indicó Emiliano Villavicencio Trejo, doctor en Psicología de la Universidad La Salle.

En niños de preescolar la lectura también se vuelve importante, ya que si bien en la tercera edad previene o retrasa las patologías propias de la etapa, en la primera infancia estimula el desarrollo de procesos que están en construcción.

“Desde el punto de vista neurológico, en los jóvenes y adolescentes sirve para fomentar el cumplimiento de objetivos y de metas, desarrolla la capacidad de tolerancia, la atención y, por su puesto, esto contribuye positivamente para un buen rendimiento académico. Además de que al estimular estos procesos, a través de la lectura, otros elementos como el lenguaje se ven beneficiados”, aseguró Villavicencio.

La lectura sí impacta en muchos órdenes de la personalidad, ya que ayuda a la construcción de conexiones sinápticas

El titular de la Coordinación de la Memoria Histórica y Cultural de México, Eduardo Villegas Megías, resaltó que “la lectura contribuye a ejercitar y ampliar nuestro criterio”, por lo que la Estrategia Nacional de Lectura, para ellos, es un proyecto de consolidación de una ciudadanía que será capaz de tomar sus propias decisiones; sin embargo, aunque la ciencia sustenta esa hipótesis, no lo es todo ni es tan fácil.

La importancia del ejemplo

El sociólogo Gerardo Estrada, de la Facultad de Ciencias Sociales y Políticas (FCSyP) de la UNAM, aseguró que los libros sí pueden cambiar la vida de las personas, pero tampoco existe una garantía de que lo vayan a lograr.

“Hay gente que puede leer las mejores cosas y aún así no cambia su manera de pensar, todo depende de la actitud, de la apertura que cada quien tenga”, aclaró el académico

Respecto a los tres planes estratégicos que buscará implantar el gobierno morenista (publicar títulos atractivos, bajar los precios y lanzar campañas en medios de comunicación), el también catedrático destacó que, por su puesto, es una buena estrategia, pero no es la primera vez que se intenta.

130
librerías se crearán para poder cumplir los objetivos

“Campañas de difusión de la lectura han habido muchas a lo largo de la historia de México, el tema es que mientras la lectura no sea un valor social, mientras la gente no aprecie a los lectores, mientras no se tengan ejemplos de personas que leen, será difícil que los niños comiencen este hábito. Un menor va a leer siempre y cuando sus papás u otros mayores lo hagan; si ve que desprecian la lectura, difícilmente lo va a lograr”, destacó Estrada a Reporte Índigo.

Aunque el sociólogo señaló que el hábito de la lectura debe establecerse en casa, con padres o hermanos lectores, la escuela tiene que ser el segundo recinto donde refuercen ésto, con maestros amantes de los libros.

Para el estudioso, la lectura en México es vista, la mayoría de las veces, desde otro ángulo, uno en el que se le ve a la gente lectora como alguien que no está haciendo nada, una adjudicación que se les impone por el simple hecho de pasar sus momentos libres abriendo libros de diferentes autores o de uno mismo.

“Hasta que se vuelva un valor social, y eso es lo que ha costado mucho trabajo, que la sociedad mexicana aprenda que es importante leer, los lectores seguirán siendo vistos como unos ociosos que no están haciendo nada, y eso es muy malo”
Gerardo EstradaSociólogo de la UNAM

Las estrategias fallidas

El presidente Andrés Manuel López Obrador no ha sido el único jefe del Ejecutivo que ha buscado impulsar la lectura en el país. De acuerdo con Felipe Gaytán, profesor e investigador de Sociología de la Universidad La Salle, estos planes han venido implementándose desde los años 20. Y a pesar de esto, las últimas estadísticas señalan que los mexicanos siguen sin tener el gusto por leer.

“Me parece que la intención (del gobierno actual) es buena, pero en política pública, las intenciones buenas no sirven de nada si no hay una estrategia ni un objetivo claro. Si sólo se trata de aumentar el número de lectores y de inculcar valores como dijo el presidente, me parece que la táctica no es la correcta”, declaró Gaytán a Reporte Índigo.

La primera estrategia de lectura en México fue implementada por José Vasconcelos cuando éste fungió como primer secretario de Educación Pública. Un aspecto clave de su gestión fue la reconstrucción y construcción de edificios de uso público para la difusión de la lectura, como escuelas y bibliotecas.

Para los años 50, con un país ya en con otras condiciones, el gobierno determinó, en colaboración de Jaime Torres Bodet (quien fue director general de la UNESCO de 1948 a 1952), lanzar los libros de texto gratuitos. Para Gayán, esta estrategia fue una forma de impulsar la educación pública, sobre todo, por el tema de que no había tanta oferta editorial en el país.

A pesar de los múltiples programas de fomento a la lectura que se han aplicado en el país, de acuerdo con el Inegi, el año pasado disminuyó el número de lectores en toda la nación

Respecto a los planes más actuales, el investigador de La Salle mencionó proyectos como “Para leer en libertad” que lanzó el gobierno de la Ciudad de México en 2004 (entonces representada por López Obrador). El objetivo de esta estrategia era hacer más placentera la estancia del usuario en el Metro durante su viaje. La gente podía tomar un ejemplar de los 52 anaqueles colocados en diferentes líneas del transporte cuando ingresara a las instalaciones y devolverlo cuando saliera.

En su momento, Conaculta, ahora Secretaría de Cultura federal, se ha unido también en esta tarea con un programa nacional para abrir salas de lectura en bibliotecas, centros o, incluso, parques. Por su parte, en 2011, el Consejo de Comunicación lanzó la campaña “Diviértele Leyendo”, para fomentar la lectura de niños en México.

“Tenemos estos indicadores, y una prueba irrefutable que demuestra que no ha impactado la lectura en el país, ha sido durante el tiempo que se aplicaron las pruebas PISA, en comprensión de lectura, los mexicanos no salimos muy bien en eso; los niños y adolescentes particularmente, por una condición, sí se lee, pero de lo que leen no necesariamente todo lo comprenden”, destacó el sociólogo.

El Módulo sobre Lectura (Molec), del Inegi, registró que en 2018 disminuyó el número de lectores en todo el país, en comparación con hace tres años.

La población lectora de 18 y más años de edad se redujo de 84.4 por ciento en febrero de 2015 a 76.4 por ciento en el mismo mes, pero del año pasado.

Molec también registró que las razones más citadas por las que la población no lee son: falta de tiempo (45.6 por ciento), falta de interés (24.2 por ciento) y preferencia por realizar otras actividades (14.8 por ciento).

“Bajar el precio del libro y publicar títulos muy atractivos puede ser una opción, pero no ataca de fondo el problema que es el por qué no leemos los mexicanos”, finalizó Gaytán, respecto a dos de las estrategias que busca implementar el gobierno federal.

La estrategia en acción

El nuevo plan nacional se basa en tres ejes de acción: ¿Quién y cómo lee?, la disponibilidad y el atractivo por la lectura.

>El primer eje es de carácter formativo y se enfocará en reforzar durante la infancia y la adolescencia el hábito de la lectura como una práctica placentera que abre posibilidades de conocimiento.

>El objetivo del segundo punto es que las obras se encuentren a la mano, a costos asequibles y que la biblioteca no se asocie con el aburrimiento. En éste participan el Fondo de Cultura Económica (FCE) y diversas áreas de la Secretaría de Cultura, como Alas y Raíces.

>Por último, el tercer eje es de carácter comunicativo, por lo que habrá campañas en medios de promoción de lectura que lanzará el Gobierno de México a través de la Coordinación de Comunicación Social.

>Entre otras acciones, buscarán la disminución del costo de los libros y su transportación; la creación de 130 librerías y de la nueva colección Viento del Pueblo.

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