Luna mexicana en Austin
Los rumores decían que no se llenaría el “Teatro Paramount”, que era demasiado grande para la presentación de una película con enfoque latino. Sin embargo, poco a poco, conforme se acercaban las 6 de la tarde del lunes, la fila se hacía más y más larga, 900 personas, capacidad máxima del recinto, estaban ansiosas por entrar.
Ricardo Contrerashttps://www.youtube.com/watch?v=2pPCTInCvfo
Los rumores decían que no se llenaría el “Teatro Paramount”, que era demasiado grande para la presentación de una película con enfoque latino. Sin embargo, poco a poco, conforme se acercaban las 6 de la tarde del lunes, la fila se hacía más y más larga, 900 personas, capacidad máxima del recinto, estaban ansiosas por entrar.
La expectativa por presenciar el estreno mundial de la película biográfica: “César Chávez”, dirigida por el mexicano Diego Luna, era mucho más alta de lo que se pensaba. En la alfombra roja ya estaban listos medios norteamericanos, mexicanos y otros como la agencia EFE, para captar la entrada de Michael Peña, Rosario Dawson y América Ferrera, protagonistas de la cinta.
Con puntualidad sajona, las luces se apagaron segundos antes de las 6:00, entonces apareció frente al auditorio Janet Pierson, quien es directora del Festival de Cine de SXSW, quien a su vez introdujo a Diego Luna para que dirigiera unas palabras a los asistentes.
Luna agradeció al Festival SXSW2014, por “abrazar” su película y permitirle proyectarla por vez primera aquí, antes de retirarse lanzó un: “Sí se puede”, al que el público respondió con un cálido aplauso.
Por fin comenzó la proyección de “César Chávez”; el filme arranca con imágenes del activista social nacido en Yuma, Arizona, en el seno de una familia mexicoamericana, dedicada como casi todas a trabajar el campo, mientras intenta convencer a un grupo de trabajadores a unirse a la incipiente Asociación Nacional de Trabajadores del Campo (NFWA, por sus siglas en inglés).
La cinta deja ver a un César Chávez preocupado por la situación de miseria e ignorancia en la que viven miles de campesinos, muchos recién llegados de México, mientras sus patrones “gringos” se hacen ricos, con sus grandes viñedos californianos.
Además de las brutales condiciones laborales en las que mantienen a hombres, mujeres y niños por igual.
El punto de vista que presenta el también director del documental “JC Chávez”, comienza precisamente en el periodo en el que su protagonista decide irse a vivir a Delano, California, a mediados de los años 60, con su esposa y sus ocho hijos, para convencer a trabajadores mexicanos de unirse a la comunidad filipina en lo que será conocido como la “huelga de la uva”.
La complejidad del personaje de César Chávez, contrario a lo establecido por los clichés, es alta, pues es un mexicoamericano que, a pesar de haber dejado la escuela a temprana edad, leía a Gandhi, escuchaba jazz con John Coltrane, y fue guiado en su momento por Fred Ross, fundador de la Organización de Servicio Comunitario (CSO, por sus siglas en inglés), a la que el mismo Chávez perteneció hasta antes de dedicarse por completo a la creación de su propio movimiento.
La actuación de Michael Peña le viene extraordinaria a la película, pues admite que la psicología de su personaje es bastante parecida a la de su padre.
En conferencia de prensa, Peña asegura que representar a uno de los hombres que marcaron diferencia en la comunidad mexicana en Estados Unidos (EU) fue un reto y un honor.
Para Rosario Dawson, otra actriz con raíces latinas, representar en la cinta a Dolores Huerta fue un asunto “grande”, pues afirma que respeta y ama profundamente a la co fundadora de la NFWA, a quien conoce desde hace años, ya que ambas han participado en movimientos a favor de los latinos en Estados Unidos, entre ellos “Voto Latino”.
Ambos actores sostienen que se sienten afortunados de haber trabajado con Diego Luna, pues el mexicano sabe como crear un ambiente saludable en el set, y a pesar de ser exigente como director, los deja trabajar en plena libertad.
Para Luna, cuando habla de libertad en el plató se refiere creer en sus actores, permitirles crear situaciones que quizá no están escritas en el guión y no se le ocurrieron a él, pero les permite proponer y explorar caminos para llegar al objetivo de una escena.
En la sala, cada punto crítico que presenta la cinta y es resuelto por Chávez (Peña) o Helen (Ferrera) es aplaudido, la audiencia corea cada vez que alguno de los personajes resuelve un nudo de la historia.La mano de Luna se nota, el sello de la casa está impreso en esos detalles con humor negro que parecen gustarle al mexicano.
Al final de la proyección, actores y director suben al escenario para agradecer al público y a la prensa su visita. Los aplausos llueven cuando Diego comenta que “César Chávez” es un proyecto que tardó cuatro años en cocinarse, pero que al final del camino, todo valió la pena, pues es una historia que era necesario contar.
Y exhorta a la gente a conocer más acerca del movimiento que inició Chávez hace cuatro décadas, del cual afirma: “todavía hay mucho por aprender y por investigar”. Por supuesto, no pierde oportunidad de invitar a la audiencia a que acuda a una de las 600 salas donde será estrenada su película en EU el próximo 28 de marzo, tres días antes del cumpleaños del activista que murió en 1993.
Antes de bajar del escenario, Paul, hijo del activista, y la cofundadora de la asociación Dolores, aplauden y agradecen al mexicano por haber dado a conocer su historia, Diego responde con un “sí se puede”, frase emblemática de la asociación que creó Chávez.
Hoy, horas después del estreno mundial de la cinta, en los pasillos del festival de cine se sigue hablando de la noche en que Luna proyectó una noche mexicana en Austin.