Malas siendo malas

Entrar a Twitter el domingo por la noche trajo para quienes lo hicieron una consecuencia ineludible, pues Miley Cyrus y los Video Music Awards de MTV (VMA) ocuparon tantos de los Trending Topics que era imposible no caer ante la curiosidad. Después de todo, el show es famoso por sus interpretaciones controversiales. Y este año no fue la excepción y todo se debió a Cyrus (ni siquiera al diminuto vestuario de Lady Gaga).

Miley Cyrus también portó poca ropa –color piel–, y demostró que dio el siguiente paso de su muy publicitada declaración de madurez.

Después de algunos años de saber demasiado, el público extraña el factor sorpresa

Entrar a Twitter el domingo por la noche trajo para quienes lo hicieron una consecuencia ineludible, pues Miley Cyrus y los Video Music Awards de MTV (VMA) ocuparon tantos de los Trending Topics que era imposible no caer ante la curiosidad. Después de todo, el show es famoso por sus interpretaciones controversiales. Y este año no fue la excepción y todo se debió a Cyrus (ni siquiera al diminuto vestuario de Lady Gaga).

Miley Cyrus también portó poca ropa –color piel–, y demostró que dio el siguiente paso de su muy publicitada declaración de madurez.

Con un despliegue constante de lengua y moviendo la cadera (twerking) muy cercana a Robin Thicke durante su interpretación a dueto de “Blurred lines”, Miley fue el centro de atención… pero no de una manera admirable. 

Si su corte de pelo, el video de su más reciente sencillo “We can’t stop” y su nombramiento como la mujer más sexy según Maxim no habían sido suficientes para que Mickey Mouse entendiera el mensaje, este espectáculo sin duda lo fue.  Pero la hija de Billy Ray no está sola en el negocio –¿fallido?– de esforzarse demasiado.

En la última década, la fórmula de una estrella pop no ha cambiado mucho. Lo que sí lo ha hecho son las exigencias que se les imponen, pues el auge de las redes sociales y las posibilidades que estas brindan para conectar con su audiencia, han hecho de un proceso que solía ser sencillo algo muy complejo.

Estrategia ‘sin sorpresa’

Hace diez años, en el 2003, un beso entre Britney Spears, Madonna y Christina Aguilera fue suficiente para volver locas a las audiencias, que siguen hablando de ello. Sin embargo, recordar lo que sucedió el año pasado no es tan factible.

No es que nada haya pasado, sino que los fenómenos mediáticos de ese calibre palidecen en comparación a lo que las redes sociales dan acceso –y de lo que no permiten escapar– todos los días. 

La sobreexposición está de moda, pero como toda tendencia tiene un ciclo y parece haber comenzado a cansar al público. Solamente durante el evento, MTV ofreció a los espectadores la posibilidad de personalizar su experiencia a través de cámaras alternativas, creadores de GIF y un sinnúmero de oportunidades de aportar a través de las redes sociales. 

La estrategia fue un éxito para aparecer en cada rincón, y precisamente por ello se volvió el ejemplo perfecto del agotamiento de un modelo. 

Quizá después de algunos años de saber demasiado, el público –que tiene la última palabra– extraña el factor sorpresa.

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