La película Mano de obra muestra la informalidad del empleo en el rubro de la construcción en México.
En 2016, bajo el agua de la ducha, llegó la reflexión sobre dos realidades que se viven constantemente en México al cineasta David Zonana. Hay quienes pueden acceder al agua potable con sólo girar una llave y los ciudadanos que tienen que juntarla en tambos y suministrarla para evitar su escasez.
Este pensamiento asaltó a Zonana, quien comenzó a escribir un guión que retratara las realidades que suceden en una misma ciudad y lo injusto que es aspirar a tener los derechos laborales básicos.
Para el cineasta, trabajar en la industria de la construcción es casi igual a laborar en la opacidad, el desconocer que se puede aspirar a derechos como seguro o indemnizaciones en casos de accidente, lleva décadas en México, así que Zonana lo expuso en su cinta de ficción Mano de obra.
“La película gira en torno a los contrastes sociales, es un poco la semilla que me provocó querer contar una historia así, el ser testigo de la situación que atraviesa el país y el continente entero. Es un tema para mí que se tiene que hablar y siendo mi ópera prima quería tocar un tema personal que me sea urgente”, explica Zonana.
A través de cuestionarse su realidad, fue que el director escribió el guión de Mano de obra para pedir fondos federales y realizar el largometraje con 15 millones de pesos entre inversión privada y el Estímulo Fiscal a Proyectos de Inversión en la Producción y Distribución Cinematográfica Nacional (EFICINE).
“¿Quién construye estas cosas y qué se siente construir algo que jamás vas a poder utilizar o tener? Psicológicamente, ¿qué repercusiones tiene eso? Y es ahí donde dije ‘tengo que hablar de eso’. Empecé a escribir a finales de 2016 y a grabar en mayo de 2018”, recuerda.
Zonana dice que tanto los derechos laborales del sector de la construcción, como otros, están en completa incertidumbre en México, ya que aunque existe un marco legal para su protección, los empleadores se aprovechan de la ignorancia de sus trabajadores para evitar darles las prestaciones que marca la ley.
“Es una opresión sistemática que lleva años y años. No siento que sea nada más con los albañiles, ojalá fuera solamente ese mundo, es todo el sistema en sí, basta con dar un viaje al interior de la República para ver las dificultades que existen en todos sentidos. Ojalá que esta película despierte un poco de conciencia”, platica.
Mano de obra, que además fue producida por Michel Franco, comenzó su recorrido en festivales internacionales como San Sebastián y Toronto. La cinta se presentó en México en el marco del Festival Internacional de Cine de Morelia, donde ganó el Ojito a Mejor Actor de Largometraje Mexicano por la actuación de Luis Alberti.
Su director considera que el largometraje se pueda exhibir en salas nacionales para marzo próximo.
Mano de obra y El cine de las mayorías
Con la llegada de Roma, más películas han empezado a vislumbrar la vida de la gran mayoría de los mexicanos, la clase trabajadora, ejemplo de eso han sido La camarista, El ombligo de Guie’dani o Huachicolero. Zonana opina que es momento de exaltar el cine de la realidad.
“En películas internacionales también estamos viendo lo mismo, por ejemplo, si contemplas el cine italiano después de la Segunda Guerra Mundial, todos hablaban de la postguerra y del caos, porque era evidente, creo que ahora es igual de obvio que estos contrastes sociales son algo de lo que se tiene que hablar, pero también te puedes remontar hasta Buñuel, no es algo nuevo, no es algo que surgió hace cinco o 10 años”, precisa.
Para el director, lo primordial era evitar caer en la pornomiseria, exhibir o resaltar la precariedad en la que vive el bajo estrato social mexicano, por lo que se evocó a sólo retratar lo que encontró en su camino.
“No quería hacer una ficción en el sentido de pornomiseria, yo filmo donde la gente vive realmente, no voy a poner mi juicio en eso, así se vive, aquí ponemos la cámara y retratamos estas condiciones de vida, en contraste con El Pedregal, que es donde está la casa que ellos están construyendo. No me inventé nada”, afirma.
Cambios por venir
Zonana espera que más allá de la llamada cuarta transformación (4T), que se supone vela por el bien de los pobres y el pueblo de México, sea la sociedad misma la que se empodere para generar una transformación de pensamiento.
“Me cuesta trabajo creer que el cambio va a venir de una figura y no de todos nosotros, siento un poco que tenemos que dejar de pensar que el cambio va a llegar de una persona solamente. Debemos entender que nosotros somos los que tenemos que mantener este país y ser un poco más solidarios y empáticos con lo que pasa a nuestro alrededor”, afirma Zonana.
A un año del gobierno morenista, el director observa que la situación del país es la misma, aunque admite que es poco tiempo para lograr un progreso nacional. Considera que habrá que esperar a ver florecer el empoderamiento de la izquierda en México.
“Ojalá que el tiempo diga que el camino político que ha tomado el país es el ideal, en realidad se tan poco de política que no sé ni que esperar, ni voto ni tengo INE, para mí, la lucha es personal”, dice.
Actores de la construcción
Para Zonana era imperativo encontrar a personas que no fueran actores profesionales, fórmula que viene funcionando desde hace décadas en el cine mexicano, por lo que se adentró n este círculo social para encontrar a sus actores en la albañilería.
“La idea siempre fue tomar el riesgo de tener albañiles reales para darle una vida distinta a la película y dinámicas especiales que para mí iban a ser muy difíciles de recrear con actores. Nos adentramos en ese mundo, a un barrio que se llama Jalalpa, que está atrás de Santa Fe y poco a poco, primero fue generarles confianza a ellos”, cuenta.