Me casé con mi suegra

Conseguir que la Iglesia Católica anule un matrimonio puede ser complicado. Pero en la apertura anual del Tribunal Eclesiástico Regional en Roma, miembros de la institución mencionaron una posible causa para admitirlo: el apego extremo de uno de los miembros de la pareja a alguno de sus padres. 

“El matrimonio debe ser un acto de voluntad propia y conciencia”, mencionó recientemente el Cardenal Angelo Bagnasco, “si dependes de tus padres para cada paso, eso significa que el esposo no sabe cuál es su voluntad”.

Ana Paulina Valencia Ana Paulina Valencia Publicado el
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30 %
De los divorcios en Italia son ocasionados por suegros
Si un miembro de la pareja toma el lado de sus padres, el otro se siente rechazado y cree que ya no son un equipo
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Conseguir que la Iglesia Católica anule un matrimonio puede ser complicado. Pero en la apertura anual del Tribunal Eclesiástico Regional en Roma, miembros de la institución mencionaron una posible causa para admitirlo: el apego extremo de uno de los miembros de la pareja a alguno de sus padres. 

“El matrimonio debe ser un acto de voluntad propia y conciencia”, mencionó recientemente el Cardenal Angelo Bagnasco, “si dependes de tus padres para cada paso, eso significa que el esposo no sabe cuál es su voluntad”.

Al parecer, la “mamitis” es un fuerte problema en Italia. De hecho, según Gian Ettore Gassani, presidente de la asociación de abogados matrimoniales del país, las suegras demasiado involucradas causan en 30 por ciento de las separaciones. 

Según Gassani, en el caso de la península es más frecuente que las mujeres elijan separarse porque sus esposos se comportan de forma inmadura y dependen demasiado de sus madres. “Es un elemento muy perturbador para la relación”, explicó. 

Lynn Margolies, doctora en psicología, está de acuerdo con él. “Muchos problemas maritales son causados por la dificultad de poner límites entre madres e hijos”, señaló en PsychCentral, “esto eventualmente interfiere en la relación del hijo con su pareja”. 

Con frecuencia, afirmó, el miembro de la pareja con el padre conflictivo se siente en medio de sus dos amores, cuando en realidad “es el suegro el que se posiciona ahí, entre él y la pareja… y es una dinámica que inconscientemente propicia el propio hijo, al no establecer límites”.

Señales de alarma

Las situaciones problemáticas con un suegro entrometido han sido retratadas con frecuencia (y de manera exagerada, por supuesto) en el cine. 

Seguramente recuerdas  “Meet the parents”, del año 2000, (y su secuela “Meet the Fockers”, del 2004), en la que el personaje de Ben Stiller sufre intentando pasar las pruebas de su controlador suegro, interpretado por un comiquísimo Robert De Niro. 

Sin embargo, cuando el sabotaje –consciente o inconsciente– de una relación sucede en la realidad, es poco probable que parezca gracioso a cualquiera de los involucrados. 

Una de las formas más comunes de intromisión es en forma de consejos no solicitados. Aunque su intención sea ayudar, es difícil para los miembros de un matrimonio recibir sugerencias sobre cómo manejar aspectos de su vida, sobre todo cuando se trata de la crianza de los hijos.

En este caso, los esposos del hijo en cuestión identifican el intento de ayuda como que sus suegros piensan que no son capaces de tomar decisiones correctas por sí mismos. La situación empeora si los padres de la pareja alguna vez expresaron desacuerdo con el matrimonio.

Cuando las sugerencias se vuelven órdenes, o se utiliza chantaje sentimental para asegurarse de que los deseos del suegro problemático se cumplan, el conflicto entre los esposos es muy común.

Hacer visitas sin anunciarse o preguntar sobre temas que no son de su incumbencia son otra causa de problemas. 

En los casos más extremos, los padres incluso llegan a dormir en el lecho matrimonial o hacer cuestionamientos sobre la vida sexual de la pareja. 

El problema, en todos estos casos, suele ser que el esposo con los padres entrometidos no supo poner un límite desde el primer momento. 

De acuerdo con Margolies, “el manejo de la relación padre-hijo desde las primeras etapas de la formación de la nueva pareja crea patrones y da forma al futuro del matrimonio, sobre todo en términos de lealtad y seguridad emocional”. 

Esta última se pone en riesgo cuando el esposo o esposa “elige” defender al padre problemático. Entonces, su pareja siente que se rompió el equipo formado con el matrimonio. 

Sentirse traicionado por su pareja y ver que esta prefirió a sus padres que a su nueva familia, provoca un sentimiento de rechazo que se traduce en una actitud defensiva. Y las peleas son, con frecuencia, inevitables.  Por suerte, si se reconoce la causa del desacuerdo y la pareja se comunica eficientemente, la situación no es irremediable. 

Encontrar el balance

Cuando no se quiere herir los sentimientos de nadie, el tacto es esencial. Y el primer paso, según las recomendaciones de Margolies, es que el miembro de la pareja con el padre conflictivo reconozca su tendencia a defenderlo.

La psicóloga señala que esto puede deberse a que percibe a la pareja como más fuerte, y cree que esta superará el rechazo más fácilmente que el padre. 

Una vez que acepta que su comportamiento no es el ideal, debe encontrar valor para afrontar a su madre o padre y poner límites. Para ello, lo más importante es que comience a percibir a la pareja como un equipo.

La respuesta que dé a las solicitudes del progenitor a partir de ese momento son fundamentales. Margolies recomienda que no se tomen decisiones sin consultar al esposo o esposa, y que cuando se comuniquen se utilice el pronombre “nosotros”. 

Así, el suegro no puede asumir inmediatamente que el rechazo (o aprobación) es culpa de uno u otro miembro de la pareja, y comenzará a comprender que funcionan como un equipo.

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