Misoginia y violencia, temas que canta el mexicano
El género musical de banda pierde seguidores ante el reguetón; sin embargo, las letras de sus canciones hablan de lo mismo: sexualizar a la mujer. Investigadores opinan sobre la pertinencia de denunciar estos contenidos
Fernanda MuñozLos géneros musicales cambian con el paso del tiempo. En los años 90 e inicios de los 2000, los grupos de banda lideraban las listas de popularidad; sin embargo, casi 20 años después, el reguetón les arrebató el trono. Y aunque ambos tipos de música se diferencian por muchas razones, tienen algo en común: la violencia de sus letras.
“Todos te quieren probar, lo que no saben es que hoy yo te voy a buscar. Diles que tú eres mía, tú misma me lo decías cuando yo te lo hacía”, canta Bad Bunny. En 2018, el puertorriqueño fue nominado a un Latin Grammy en la categoría Canción Urbana por “Sensualidad”, y en 2017 por “Si tu novio te deja sola”.
Para el especialista en música Edgar Corona, una de las razones por las cuales el reguetón e s el género más popular actualmente es precisamente por sus letras. Explica que en las composiciones hay machismo y que de alguna manera la gente incorpora esa ideología en su vida cotidiana.
“Ha tenido más popularidad este tipo de género precisamente por eso, por los rasgos de machismo. La figura de la mujer está vista como un objeto, además de que hay temas sobre la traición y el desengaño, tópicos que también tocaban algunos grupos de banda”, dice Corona.
Para el experto egresado de la Universidad de Guadalajara, la popularidad del reguetón sobre la música de banda tiene que ver con que su discurso es más explícito, tanto en las letras como en el uso de imágenes. “Posiblemente esta parte sea algo de lo que el consumidor, la gente, el público, encuentra como novedad o como mayor atractivo”.
Prácticas aprendidas
María Gómez Escarda y Rubén Pérez Redondo, investigadores de la Universidad Rey Juan Carlos de España en su texto La violencia contra las mujeres en la música: Una aproximación metodológica, aseguran que la misoginia y la desigualdad son prácticas aprendidas en un proceso de socialización machista y violento, por lo que no son actos naturales en los hombres por su condición anatómica o genética.
De acuerdo con los sociólogos, la violencia contra las mujeres no es un problema individual o una cuestión privada, sino social.
La música no es ajena a este tipo de discursos, ya que proyecta estereotipos que sitúan al hombre y a la mujer en posiciones distintas, incluso, llegando a justificar y a potenciar la aparición de la misoginia.
Christian Nodal, cantante de música grupera, fue nominado en los Latin Grammys 2018 como Mejor Artista Nuevo. En la lista Billboard de las canciones más populares, la composición del mexicano “No te contaron mal” está situada como la número 11 de 50.
“No te contaron mal, sí estuve con alguien más. ¿Qué te hace daño si no fue en tu año? ¿Qué tienes que opinar? Si no fueron muchas, sólo una; si estaba borracho fue por culpa tuya, y al final de cuentas una no es ninguna”, dice la canción del cantautor mexicano.
Gómez Escarda y Pérez Redondo admiten que la música refleja el contexto social en el cual es creada y alude a sujetos que comparten este contexto, por lo que es una forma de acceder a la visión de la realidad de un grupo y del conocimiento de su entorno.
Juliana Guerrero, historiadora de la Universidad de Buenos Aires, afirma en su texto El género musical en la música popular: algunos problemas para su caracterización que los estilos son un conjunto de eventos (reales o posibles) cuyo desenvolvimiento está gobernado por reglas socialmente aceptadas.
Por su parte, César Rebolledo, doctor en Ciencias Sociales de la Universidad La Salle, sostiene que vivimos en un momento de censura, de nuevos tabúes y del regreso de algunos viejos. “Nos alarmamos al escuchar un lenguaje que en teoría ya debería estar superado”.
En entrevista con Reporte Índigo, el investigador argumenta que los grupos activistas han insistido una y otra vez en denunciar este tipo de contenidos porque afectan directamente sus intereses, convirtiéndose en una defensa legítima, en una que pareciera a todas luces congruente con una causa, pero por otro lado, y de manera muy paradójica, también son muestras de ciertas resistencias a la libertad de expresión.
Rebolledo asegura que el tema de la violencia en la música es un problema que no se puede solucionar con una simple discusión, porque implica muchas aristas, una de ellas es la de la industria comercial. “Finalmente lo que quizás es un juego espontáneo y reflexivo, se convierte en una fórmula de venta que se explota al por mayor”, opina el experto.
Los expertos concuerdan en que cada persona tiene el derecho de decidir qué artistas o grupos musicales desean escuchar; pero, dicen, deben ser consientes de su entorno y de los problemas que lo aquejan. Corona, además, indica que el periodo que dura la popularidad de un determinado género musical es cíclico, así que, para quienes no coincidan con el actual, no tendrán que batallar por mucho tiempo.