RoboBee es una mosca-robot hecha de fibra de carbono, cuyas alas pueden batirse hasta 120 veces por segundo.
Esta “mosca” ni siquiera pesa un gramo, mide apenas tres centímetros y fue creada por Robert Wood y su equipo de la Universidad de Harvard.
Este tipo de robots podrían ser de gran ayuda “en operaciones de búsqueda y rescate, para buscar sobrevivientes entre los escombros de un edificio o en otros contextos peligrosos”, comenta Kevin Ma, uno de los integrantes del equipo de Wood.
En un desastre o después de un terremoto, RoboBee podría entrar en los escombros y apoyar a los equipos de rescate.
También podrían funcionar en la polinización de cosechas, dicen los expertos a la BBC, “como las poblaciones de abejas, que ahora están en declive, y apoyan la agricultura mundial”.
Los creadores dijeron a la revista Science que no existe a la fecha un vehículo como RoboBee y resaltaron los retos que conlleva la miniaturización, es decir, elaborar un dispositivo del tamaño de un insecto.
El siguiente reto es que esta mosca-robot sea inalámbrico, ya que, por ahora, opera unido a una pequeña batería.