Mucho texting, poco amor
No hay duda de que la comunicación es fundamental en una relación de pareja. Pero intercambiar una gran cantidad de mensajes de texto no necesariamente es un indicio de que todo va “miel sobre hojuelas”.
Al menos no cuando es el hombre quien se la pasa enviando mensajes, según un estudio publicado en Journal of Couple and Relationship Therapy.
Eugenia RodríguezNo hay duda de que la comunicación es fundamental en una relación de pareja. Pero intercambiar una gran cantidad de mensajes de texto no necesariamente es un indicio de que todo va “miel sobre hojuelas”.
Al menos no cuando es el hombre quien se la pasa enviando mensajes, según un estudio publicado en Journal of Couple and Relationship Therapy.
De acuerdo a la investigación de Lori Schade, terapeuta de familia y matrimonio en la Universidad Brigham Young, conforme los hombres van perdiendo interés en la relación o se sienten menos satisfechos, aumentan el número de textos que envían, pues puede ser una estrategia para “marcar la raya” y tener que evitarse la interacción cara a cara con la pareja.
Lori y su equipo encuestaron a un grupo de 276 hombres y mujeres de entre 18 y 25 años, de los cuales 28 por ciento estaban en relaciones serias, 46 por ciento estaban comprometidos y 16 por ciento casados.
El experimento se llevó a cabo del 2009 al 2011.
Otro hallazgo fue que a diferencia de los hombres, las mujeres que enviaban muchos mensajes de texto a sus parejas reportaban una mayor satisfacción con su relación. Y la consideraban más estable.
La mayor parte del contenido de los mensajes que enviaban las mujeres tenía que ver con disculpas, toma de decisiones o intentos de dialogar cuando surgían diferencias o conflictos.
El problema es que los mensajes de texto pueden ser contraproducentes para “arreglar las cosas”, pues “cara a cara puedes alzar la voz”, explicó Schade a NPR. Y “la manera de hacer eso vía texto es ser utilizar un lenguaje más agresivo. Lo hacen rápido sin pensar mucho. Pero podría haber consecuencias no deseadas”.
Y es que los textos dejan huella, literalmente. La conversación queda grabada. Están al alcance para revivir en cualquier momento esas dolorosas palabras que una pareja intercambió vía texto al calor de una fuerte pelea.
Schade recomienda que las parejas intenten resolver un conflicto cara a cara. Y si ya comenzó la discusión a través del texting, entonces alguno de los dos tiene que dar el primer paso y decir que necesitan hablar con el otro más tarde en persona.