De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), en el mundo, una de cada tres mujeres ha experimentado algún tipo de violencia dentro de su relación de pareja. Y en México, la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) señala que 39 por ciento de las jóvenes mexicanas entre 15 y 24 años de edad ha sufrido este tipo de agresiones.
Durante la pandemia, además del complejo panorama de salud que se vive, también se ha manifestado un aumento de casos de violencia contra las mujeres, quienes, debido al encierro, deben permanecer más tiempo encerradas con sus parejas y familiares, lo que se refleja en un estudio del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), que en 2020 reportó que el 20 por ciento de las mujeres de 18 años o más percibía inseguridad dentro de su casa.
Sin embargo, en muchas ocasiones, este tipo de violencia comienza con agresiones psicológicas o emocionales durante el noviazgo.
Algunos ejemplos de estos actos son: negligencia, abandono, celotipia o celos patológicos, infidelidad, insultos, indiferencia, rechazo, humillación, amenazas y restricciones, lo que puede llevar a la víctima a padecer depresión, aislamiento o devaluación de su autoestima, cuyas últimas consecuencias pueden llevarla al suicidio.
Según el mismo estudio del INEGI, de enero a agosto de 2021, la principal violencia en los hogares fueron las ofensas y humillaciones, con un 4.9 por ciento de las mujeres que vivieron estas situaciones contra un 3.2 por ciento de los hombres. Tras estas violencias le siguen las agresiones físicas y sexuales.
Existen casos en los que las mujeres no son conscientes de que son víctimas de esta situación e, incluso, se culpan por las actitudes de sus parejas, no obstante, esto también es parte de la coerción ocasionada por la violencia.
De acuerdo con el Sistema Nacional de Protección de Niñas, Niños y Adolescentes, el círculo de violencia se presenta de forma cíclica y viciosa, atrapando a hombres y mujeres dentro de él, y suele comenzar con conductas de abuso psicológico que generan dependencia y aislamiento, pero estas son catalogadas al principio como muestras de afecto con las que se suele poner a la mujer en una situación de vulnerabilidad.
Para la víctima, en todo caso, es desolador pensar o aceptar el hecho de que el agresor es su pareja, una persona en la que ha depositado su plena confianza.
Para prevenir y atender esta situación es importante estar alertas a las “banderas rojas”, conocer las señales de violencia psicológica, y en caso de vivirla, estar al tanto de las redes de apoyo.
Redes de apoyo
Centro de Atención a la Violencia Intrafamiliar
(CAVI) – (55) 5345 5248
Programa Psicoterapéutico Vía Telefónica
Línea Mujeres (55) 5658 1111
Centros de Justicia para las Mujeres
(55) 5200 9280