Los sueños tienen el poder de despertar todo tipo de especulaciones. ¿Quién no ha hecho un tema de conversación de estas imágenes que van desde lo más inverosímil, extravagante y surrealista hasta lo más apegado a la realidad?
Y es que hay quienes sueñan de forma recurrente con los mismos personajes y/o escenarios a lo largo de meses o años. Otros viven esta experiencia con menor intensidad. Pero sueñan.
De hecho, la literatura científica indica que por lo general pasamos dos o más horas soñando cada noche.
Entre las explicaciones respecto al porqué de los sueños que se han arrojado a raíz de estudios en los últimos años está la llamada “hipótesis de la continuidad”, que plantea que aquello que más le importa a una persona en la vida despierta suele verse reflejado con mayor frecuencia en el contenido de sus sueños.
“Soñar puede ser el resultado de células del cerebro comunicándose entre sí acerca de la información recibida durante el día y decidiendo qué es y qué no es importante recordar”, dice en el diario británica The Guardian Mo Costandi, neurobiólogo y escritor científico.
Por décadas se ha realizado investigación científica sobre los sueños en aras de descifrar la misteriosa naturaleza de los mismos, que el Diccionario de Oxford define como “una serie de pensamientos, imágenes y sensaciones que ocurren en la mente de una persona durante el sueño”.
Sin embargo, hay quienes se resisten a creer la idea de que los sueños pueden tener una función.
Los conciben como algo insignificante, que no tiene peso alguno más que el que una persona le decide dar.
Y como indica Michael Rohde, investigador del sueño de la Universidad Lund, en Suecia, en la revista científica Dreaming: “las actitudes acerca de la función y el significado (contenido) de los sueños tienen una relación estrecha. Si piensas que los sueños son ‘productos basura de la mente’, es más probable que pienses que el contenido de tus sueños no guarda algún significado importante”.
Y Kelly Bulkeley, investigador del sueño y coautor del libro “Children’s dreams”, dice en un artículo publicado en The New York Times: “la ciencia, dicen, ha comprobado que los sueños son solo señales aleatorias enviadas desde regiones primitivas del cerebro, sin significado, y que la interpretación de los sueños es una especie de superstición”.
Pero Bulkeley afirma que “esta conclusión es prematura”. Sobre todo hoy que se cuenta con tecnologías de escáneres cerebrales, avances en herramientas digitales –algoritmos– y métodos estadísticos para identificar patrones en bases de datos que permitan predecir el contenido de los sueños.
Prueba de ello es el decodificador de imágenes realizado por un equipo de investigadores japoneses del Instituto Internacional de Investigación de Telecomunicaciones Avanzadas (ATR, por su siglas en inglés). Se trata de un reciente esfuerzo científico que se acerca a la posibilidad de “leer” el contenido de los sueños.
En una serie de experimentos, los expertos lograron predecir el contenido de los sueños de tres voluntarios con una precisión de entre 75 y 80 por ciento.
Los japoneses se valieron de una base de datos léxica, un algoritmo de computadora, así como de la actividad cerebral de los participantes analizada mediante imagen por resonancia magnética funcional (IRMf).
Jack Gallant, quien es profesor de neurociencia de la Universidad de California, en Berkeley, señala en The Guardian que los hallazgos reportados indican y demuestran que soñar involucra algunas de las mismas áreas del cerebro que están implicadas en el procesamiento de las imágenes visuales.
De animales y Alzheimer
La calidad del sueño incluso puede arrojar focos rojos de la salud mental de una persona. De hecho, en los últimos años se ha sumado evidencia de que las alteraciones del sueño están vinculadas con enfermedades neurodegenerativas.
Un estudio cuyos resultados fueron presentados el año pasado durante la reunión anual de la Sociedad para la Neurociencia, en Nueva Orleans, revelan que las perturbaciones del sueño, aunado al aumento de la somnolencia diurna y el consumo de fármacos para dormir pueden ser un signo de alarma de la aparición de la enfermedad del Alzheimer más adelante.
Incluso en las primeras etapas de Alzheimer, los pacientes toman siestas que pueden durar tres horas, reporta la revista Nature. Mientras que las personas sanas suelen dedicar 20 minutos a estos descansos diurnos.
Roxanne Sterniczuk, neurofisióloga de la Universidad Dalhousie, en Halifax, Canadá, y autora del estudio, dice en Nature que “al parecer los cambios sutiles en el ciclo de sueño-vigilia se llevan a cabo antes que cualquier patología de la enfermedad”.
Otro estudio realizado por investigadores del departamento de neurología del Hospital de Egas Moni, en Portugal, demuestra que el contenido de los sueños de un grupo de pacientes que se encontraba en las primeras etapas de la enfermedad de Parkinson estaba caracterizado por la presencia frecuente de animales y una mayor agresión física.
“Los trastornos del sueño, especialmente aquellos en los que las personas sueñan que intentan huir de animales salvajes, son signo de una neurodegeneración inminente”, señala la Parkinson Research Foundation.
Apps para ‘leer’ los sueños
El interés por conocer el significado de los sueños se ha traducido en el desarrollo de apps para smartphones, en las que convergen la psicología, las ciencias computacionales y los relatos personales de los usuarios sobre aquello que sueñan:
DreamBoard
Esta app funciona a manera de diario personal en línea en donde los usuarios llevan un registro de sus sueños. Fue desarrollada por Bruno Bara, profesor de psicología y director del Centro de Ciencia Cognitiva de la Universidad de Turín, en Italia.
DreamProfessor
Lanzada por Roger Harnishl, docente del Instituto de Tecnología de Rochester e investigador de los sueños por más de 30 años, esta app se vale de un algoritmo para analizar los sueños de los usuarios “mediante la búsqueda de patrones en base a la forma en la que trabaja la mente y la memoria de las personas”.
Dream:ON
Con esta app el usuario puede elegir lo que desee soñar. El sueño se altera gracias a un paisaje sonoro que se reproduce al dormir. Se registran los movimientos de la persona a lo largo de la noche y los datos se traducen en una gráfica visual. Fue desarrollada por el psicólogo Richard Wiseman, profesor de la Universidad Hertfordshire.
Shadow
Esta app-reloj alarma tiene el propósito de ayudar al usuario a grabar y a recordar sus sueños al poco tiempo de despertar. Es obra de los diseñadores Hunter Lee Soik y Jason Carval. Entre los expertos detrás de Shadow están Deirdre Barrett, profesora de psicología de la Universidad de Harvard y ex Presidenta de la Asociación Internacional para el Estudio de Sueños.