No son metros, son spornos

Los metrosexuales ya son el pasado. Para sobrevivir en la jungla urbana –y su versión digital, también conocida como Instagram– vestirse bien y exfoliarse el rostro de vez en cuando ya no es suficiente. 

Es la era de los spornosexuales, o por lo menos eso dice el hombre responsable de acuñar el término “metrosexual”, Mark Simpson.

Hace 20 años, en 1994, el periodista dijo casi como una profecía que llegarían los metrosexuales, pues los hombres perderían la pena y aceptarían su vanidad.

Ana Paulina Valencia Ana Paulina Valencia Publicado el
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Esta nueva ola le agrega lo sexual a lo metrosexual. Y los sporno presumen su mejor accesorio en redes sociales: su cuerpo
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Los metrosexuales ya son el pasado. Para sobrevivir en la jungla urbana –y su versión digital, también conocida como Instagram– vestirse bien y exfoliarse el rostro de vez en cuando ya no es suficiente. 

Es la era de los spornosexuales, o por lo menos eso dice el hombre responsable de acuñar el término “metrosexual”, Mark Simpson.

Hace 20 años, en 1994, el periodista dijo casi como una profecía que llegarían los metrosexuales, pues los hombres perderían la pena y aceptarían su vanidad.

Seguramente te has topado con uno. Es el ahora clásico hombre que le toma fotos a sus marcados abdominales en el espejo del gimnasio, el que es más devoto al crossfit que a su pareja. 

Parecía ser una subespecie de los metrosexuales que mostraba más interés por su belleza y menos por la ropa, pero Mark Simpson asegura que son un grupo distinto, y los llamó spornosexuales. 

Antes y después de las selfies

Simpson escribió sobre este nueva clase de hombres en un artículo para The Telegraph, y afirmó que para los “sporno” el mejor accesorio es su propio cuerpo.

“Lo comparten y comparan en el ‘mercado’ de las redes sociales”, explicó. “Esta nueva ola pone lo sexual al metrosexual”. 

Una de las diferencias entre los dos grupos, es que en un principio los metrosexuales tenían un difícil camino por delante. Su vanidad era interpretaba como volverse femeninos, pues es un atributo comúnmente relacionado con las mujeres, y a muchos se les señaló como homosexuales. 

Para que la gente comprendiera el concepto, Simpson lo ilustró con el metrosexual más célebre. 

“David Beckham, el futbolista inglés de clase media que se volvió famoso por sus cortes de pelo que llamaban la atención, su belleza y su deseo de ser deseado por más que solo su talento para el futbol”, expresó Simpson. 

Y agregó que “toda la negación se transformó una conversación sobre los metrosexuales y el ‘arreglo masculino’ (cuando mencioné su nombre)”. 

Sin embargo, Mark subrayó que todavía no se comprendía lo que estaba pasando con los hombres, y que la aceptación de su vanidad no significaba volverse femeninos o afeminados.

“Se trata de que los hombres se están convirtiendo en todo, como las mujeres han sido empujadas a ser durante mucho tiempo”, señaló. 

Gracias a la aceptación de la metrosexualidad, de la que Simpson tiene gran parte del crédito, los hombres ya no solo tienen que ser trabajadores o fuertes, ahora también pueden ser hermosos.

Pero las generaciones más jóvenes, que crecieron con este “permiso”, se sienten cómodas llevando su vanidad un paso más allá, y compartirla sin problemas a través de sus redes sociales. 

El ejemplo contemporáneo sería el portugués Cristiano Ronaldo. Aunque el futbolista no comparte imágenes de su abdomen en el gimnasio –ya que sus redes sociales son manejadas por otras personas– sabe bien que su imagen es uno de sus atributos más llamativos. 

Expuestos a ejemplos de este calibre, las expectativas para los usuarios de redes sociales aumentaron, por lo menos según los “sporno”.  

Y los jóvenes están dispuestos a pasar horas en el gimnasio (y frente al espejo) para probar pueden cumplir con lo que creen que se espera de ellos.

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