Cuando US Food and Drug Administration le preguntó a las personas con autismo y a sus cuidadores qué medicamentos les serían más útiles, el resultado principal fue: algo que ayude con las conductas de comunicación y socialización.
Lo anterior es porque algunas personas con esta condición toman fármacos para el TDAH y mejoran la atención, o antipsicóticos para ayudar con la agresión, pero no uno que ayude con las dificultades sociales.
Los niños que recibieron vasopresina mostraron una mayor mejoría en sus habilidades sociales con respecto a los que recibieron el placebo, según lo evaluaron los médicos.
La hormona en spray nasal también redujo los síntomas de ansiedad, un efecto que se magnificó en los niños con niveles más altos de vasopresina antes del estudio.
Aún no está claro por qué pasó eso, asegura Karen Parker, de la Universidad de Stanford y quien dirigió el estudio. Podría ser que las personas con los niveles naturales más bajos de vasopresina no se beneficiaron tanto porque necesitarían una dosis más alta, explica la investigadora estadounidense.
Por su parte, Paulo Fontoura, de la firma farmacéutica Roche, y sus colegas trabajaron en el segundo estudio con 223 hombres adultos con autismo, que tomaron un placebo o una dosis baja, media o alta de un medicamento llamado balovaptán todos los días durante 12 semanas.
Cuando los participantes fueron calificados en la misma escala utilizada para evaluar las habilidades sociales de los niños, no hubo signos de una mejora. Sin embargo, cuando el equipo usó una prueba diferente que evalúa las habilidades de la vida diaria, su análisis sugirió que hubo algunos avances en la comunicación y en las habilidades sociales.
Estos son pequeños estudios iniciales, por lo que los expertos no saben si la orientación de las vías de vasopresina tendrá efectos significativos o duraderos. Además, una pregunta sin respuesta es ¿por qué tanto aumentar y bloquear la señalización de la vasopresina parece tener efectos benéficos?
“La mejor forma de reconciliarme es que exista un funcionamiento óptimo de la vasopresina, y no querrá desviarse demasiado de ella”, dice Parker.
Fontoura enfatiza que el fármaco que suprime la vasopresina no tiene la intención de ser una “cura” para el autismo.
También puedes leer: Autismo, ver la vida diferente