En Oaxaca y el Estado de México la actividad principal a la que sus pobladores se dedican es a hornear pan y totopos. San Miguel Tecomatlán, localidad en Tenancingo, Estado de México, tiene una tradición panadera desde el siglo XVII.
Actualmente, este poblado se dedica a la producción de Pan de Tecomotlán o el Pan de “Teco”, considerado como Patrimonio Cultural.
Kilómetros lejanos, está Juchitán. Uno de los municipios en Oaxaca cuyo sustento económico son los hornos para cocer totopos, un tipo de tortilla crujiente famoso para acompañar con comidas.
Pero los sismos del 7 de septiembre y el del 19 de septiembre afectaron a ambas localidades de manera severa, que provocaron que muchas viviendas que contaban con sus hornos propios sean inservibles. No solo se quedaron sin un techo, sino también sin la actividad económica con la que se sostenían ambos poblados.
Pero no todo está perdido, porque iniciativas diferentes plantean reconstruir los hornos de los habitantes de San Miguel Tecomatlán y de Juchitán.
Propuesta:
Las propuestas iniciales son el consumo y conocimiento de estos productos, tanto del pan de Teco como de los Totopos istmeños para ampliar sus mercados.
En Donadora propusieron la recaudación de un millón 200 mil pesos porque las autoridades en Teco no difunden estas labores, a pesar de considerarse un Patrimonio Cultura y de gran legado.
Es importante que los habitantes en Tenancigo vuelvan a su actividad, pues la demanda aumenta durante la temporada de Día de Muertos y es prácticamente lo que venden lo que les ayuda a subsistir el resto del año.
Para Juchitán, proponen aportar donaciones o “adoptar un horno” al Comité Meledré que ayudará para comprar ollas y a construir hornos, de manera que empiece la producción de más totopos.
La actividad también aporta a otras comunidades afectadas por los sismos como San Blas Atempa y Unión Hidalgo.