Parteaguas fuera y dentro de la TV

¿Por qué “Breaking bad” fue un fenómeno de la TV, Internet y las redes sociales? ¿Por qué su furor cambió la dinámica de las series que emigran de la televisión a las plataformas de streaming en línea y viceversa?  ¿Por qué esta emisión dejó un legado que tiene en alerta a los laboratorios y las autoridades de Estados Unidos? Porque cambió y jamás se detuvo.

María Alesandra Pámanes María Alesandra Pámanes Publicado el
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‘Breaking bad’ utilizó la fórmula del cambio fuera y dentro de la pantalla. Un factor clave en el fenómeno que causó
http://www.youtube.com/watch?v=KKj7bAAuc7M

¿Por qué “Breaking bad” fue un fenómeno de la TV, Internet y las redes sociales? ¿Por qué su furor cambió la dinámica de las series que emigran de la televisión a las plataformas de streaming en línea y viceversa?  ¿Por qué esta emisión dejó un legado que tiene en alerta a los laboratorios y las autoridades de Estados Unidos? Porque cambió y jamás se detuvo.

A lo largo de los años, ya han existido emisiones que han marcado generaciones y épocas (también batido récords en audiencia). Series como “Lost” mantuvieron al tanto al público durante las seis temporadas que estuvo al aire (aunque para algunos todavía hay dudas y cabos sueltos, tres años después de que salió del aire). Y “Los Soprano”, cuya familia protagónica cambió la televisión, según los expertos.

Pero el caso de “Breaking bad” es distinto, pese a las similitudes que tiene con otras series que han mantenido a los espectadores al pie del sillón.

Fanáticos y curiosos dejaron en claro su tristeza porque la serie se acercaba a su final, cuando habían pasado días de haberse llevado el Emmy a Mejor Serie Dramática. 

Memes, .gifs, y millones de hashtags inundaron los medios, las redes y las cuentas de Internet durante el gran final, la noche del domingo.

La cadena AMC, por la que se transmitía, reportó que más de 10 millones de personas vieron el episodio final. La cifra triplicó la cantidad de espectadores que registró el final de la temporada anterior. Y cada comercial publicitario (de 30 segundos) costó 250 mil dólares.

Su transmisión tanto en la TV, como en la Web (a través de Netflix), combinó ambas plataformas y a sus respectivas audiencias, dando pie a una reacción favorecedora con el público.

A su vez, la interacción constante con la respuesta y opinión del público (la mejor estrategia después de los ya no tan efectivos grupos de enfoque). Y, por último, la construcción de personajes con los que se puede identificar cualquiera.

La trama se centra en Walter “Heisenberg” White –interpretado por Bryan Cranston–, un profesor de química que, tras ser diagnosticado con cáncer de pulmón, se convierte en un productor y traficante de drogas. Su objetivo es dejar a su familia sin problemas económicos.

Pero, aunque su meta permaneció, la transformación de White fue determinante para que esta serie triunfara y registrara niveles altos de audiencia. La serie completa mostró el proceso de muerte –y el renacimiento– de una persona, que permite que entre el mal su vida, para hacer el bien.

Cuando un paciente de cáncer como Walter opta por no “apagarse” poco a poco y permanece en movimiento constante (como la química), se siente vivo y Cranston transmitió esa vitalidad a través de su transformación de Walter a “Heisenberg”.

Su vida y la de su familia podría ser la de cualquier ciudadano norteamericano. No en vano Cranston declaró en alguna ocasión que “todos pueden ser ‘Heisenberg’”.

Sin contar que, al igual que en la trama, hay varios “entusiastas” en Estados Unidos, creando su propia fórmula para elaborar metanfetaminas caseras (de alta demanda actualmente). De hecho, la policía de Estados Unidos ya está a la caza de productores de metanfetaminas en Texas que, aunque no la producen con el 99 por ciento de pureza como la de White, sí la venden con el mismo éxito que el personaje.

Laboratorios y las autoridades de ese país temen que esta cultura de drogas DIY (Do It Youself o Hágalo usted mismo), también incluya la producción casera de cocaína (fuera del crack), heroína u otro tipo de sustancia.

Y es que en “Breaking…” –y en la vida misma–, la química fue sinónimo de cambio, cada personaje demostró que podía cambiar dependiendo de las situaciones que enfrentó, con una credibilidad indiscutible. La serie en sí se mantuvo en movimiento, un detalle que también la distingue de las miles de emisiones que han capturado la preferencia de la audiencia.

Antes y después de la TV online

El Internet ha cambiado la manera en la que se ve la televisión. Si eres parte de la ola de espectadores que están inmersos en la trama de la serie del momento, también formarás parte de la marea digital que conforma a los fanáticos que discuten su perspectiva de cada capítulo, en redes sociales.

La producción de “Breaking bad”  supo aprovechar al máximo esa interacción casi en tiempo real. Si no eras fanático, te hacías. Si no la veías y te llamaba la atención un tuit sobre el capítulo que se transmitió ese fin de semana, llegarías a tu casa a comenzar a verla desde el piloto. Y de ahí no podrías parar.

La producción logró hacer suyo tanto al público amante de la televisión, como al que prefiere el streaming por Internet.

Bryan Cranston señaló que “Breaking…” era una serie “única en la historia de la televisión” y sin exageración, tiene razón. No por su producción, su éxito o sus actuaciones, sino por las fórmulas y reacciones que se utilizaron casi como en un laboratorio en el que se combinaron elementos para formar creaciones nuevas.

Cranston agregó que “la estructura de las series siempre se basa en personajes que nunca cambian.  ‘Breaking bad’ es la única serie que se basa en el cambio (…) mi personaje cambió por completo”, y así lo demostró hasta el capítulo final, titulado “FeLiNa” (“Fe”, hierro; “Li”, litio, y “Na”, sodio). Que también significa sangre (fierro), metanfetaminas (litio), y lágrimas (sodio).

Otro elemento de su ‘fórmula perfecta’

Romper las barreras entre el público y el contenido que aparece en la televisión fue parte de esa fórmula de movimiento y cambio constante, no solo para medir el rating y el fenómeno que causó en la Red, sino para saber hacia donde se debía dirigir ese cambio.

El público formó parte de la reacción a cada sustancia que surgía capítulo a capítulo.

Al grado que las escenas que se escribieron para “FeLiNa” fueron determinadas por los deseos de uno de sus más grandes seguidores. Se trataba de Kevin Cordasco, un joven de 16 años que fue diagnosticado con un tipo de cáncer cerebral no muy común. Cuando el creador de la serie Vince Gilligan –y parte del cast–, visitó a Cordasco en Calabasas, California, se dio cuenta de que tenía enfrente a un joven inteligente y lleno de vida, dos características fundamentales en la construcción y evolución de Walter/ “Heisenberg”.

Kevin convivió con el elenco y hasta pudo dar sus ideas para lo que sería el guión del capítulo final, pero el joven falleció el 11 de marzo de este año sin poder ver “FeLiNa”, pero con la satisfacción de que fue “el catalizador de la última batalla de Walter White”, según publicó Forbes.

La fórmula de ‘Breaking bad’

La serie supo combinar factores cruciales para que una emisión se vuelva un fenómeno a nivel masivo. Desde un guión que evolucionó a la par de la esencia de cada personaje, sobre todo de Walter White, el principal, hasta transmisión multiplataforma. El cambio constante y la interacción con el público en redes sociales, no solo fue el focus group perfecto, también logró que las sustancias se combinaran y batieran récord en ratings en la TV y en la Web. A su vez, los personajes que podrían ser cualquiera y la transformación que sufrió White para convertirse en “Heisenberg”, fue el elemento estrella de ese laboratorio de entretenimiento.

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