Hay ninfómanos y hay pervertidos que siempre se salen con la suya porque la impunidad reina en los casos de acoso y abuso sexual.
En un país como México, el 91 por ciento de los casos de acoso sexual no se denuncia, según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI).
Sin embargo, aunado al gran problema que representa la falta de denuncia (y la impunidad), atacar este tipo de problemáticas desde el origen hace que la ciencia y los expertos en psicología y psiquiatría se pregunten: ¿Por qué lo hacen?
Acosar a una mujer –o a un hombre– va mucho más allá de una calentura o un impulso natural y biológico hacia el contacto sexual.
Según el psicólogo y sexólogo Christian Martínez, antes de llegar cometer un abuso o acto violento y sexual, los acosadores tratan de persuadir a sus víctimas, por medio de tocamientos, miradas lascivas y hasta insinuaciones verbales (comúnmente ofensivas).
Martínez señala que se considera acoso cuando a alguna de las partes le molesta, incomoda u ofende la situación, “por ejemplo, el sexting puede ser un acuerdo, pero basta que uno se sienta incómodo para que sea acoso sexual…o si una persona que trabaja con su cuerpo se siente indebidamente tocada”.
Pero esa persuación no tiene el carácter ni la finalidad de conseguir meramente un ligue, sino de hacer sentir vulnerable, atractiva y deseada a la víctima.
“Hay una construcción de virilidad en el que silbarle a una chica puede parecer normal. Una idea de masculinidad en el que el hombre es viril y debe demostrar su capacidad de conquista y sexualidad. Se normaliza el acoso”, puntualiza Martínez, “un acosador puede ser un potencial violador”.
‘Entendiendo’ al agresor
Como dice Sherry Hamby, editora de Psychology of Violence, “si no comprendes realmente a los perpetradores, jamás entenderás la violencia sexual”. Mientras que Heather Murphy, indica en su artículo en The New York Times que “esto podría estar relacionado en parte con una tendencia a considerar el abuso sexual como un problema femenino, aun cuando son los hombres quienes cometen el delito”.
Murphy añade que “las similitudes más notorias tienen poca relación con las categorías demográficas tradicionales como raza, clase social y estado civil. Por el contrario, surgieron otro tipo de patrones: estos hombres comienzan temprano, según los estudios. Pueden asociarse con otros que también cometen abuso sexual. Por lo general niegan que han violado mujeres, incluso a pesar de admitir que se trató de sexo no consensuado”.
Los hombres que cometen delitos como violación suelen empezar con este tipo de conductas desde que son jóvenes, cuando se encuentran en preparatoria o en la universidad, de acuerdo a los estudios de Neil Malamuth, quien es psicólogo de la Universidad de California.
Murphy comenta que “algunos de estos hombres cometen un abuso sexual o dos y luego se detienen. Otros —aún no sabemos en qué porcentaje— mantienen esta conducta o incluso aceleran el paso. Existe un debate acalorado entre los expertos sobre si hay algún punto en el que el abuso sexual se convierte en una conducta arraigada y qué porcentaje de los abusos sexuales son cometidos por depredadores en serie”.
Y agrega que “un alto consumo de alcohol, la presión social para tener sexo y la creencia en los ‘mitos de violación’ —como la idea de que ‘no’ significa ‘sí’— son factores de riesgo entre los hombres que han cometido abuso sexual. Otro factor es tener un grupo de amigos que utilicen lenguaje hostil para describir a las mujeres”. Mientras que el narcisismo, según Heather, causa lo contrario, aumentando la probabilidad de que los hombres violen o cometan abusos sexuales. La mayor parte de los sujetos que participaron en los estudios de Malamuth reconocieron libremente “que han tenido sexo no consensuado, pero eso no significa que lo consideren una verdadera violación. Los investigadores se han encontrado con esta contradicción una y otra vez”, dice.
Y tú también
A través de la campaña digital (#MeToo, en inglés), mujeres de todo el mundo han dado a conocer en redes sociales que fueron acosadas por lo menos una vez en su vida.
La actriz neoyorquina Alyssa Milano fue quien impulsó este movimiento y dijo que con esta iniciativa se podrá dimensionar el grave problema
El acoso es…
Al acoso sexual no necesariamente es acorralar a una persona, tampoco tiene que haber precisamente un tocamiento o una propuesta indecorosa. Según TeensHealth de Nemours, el acoso sexual puede ser del tipo verbal (como hacer comentarios groseros sobre alguien), “pero no tiene necesariamente que decirse de palabra. Los acosadores pueden utilizar aparatos tecnológicos para acosar sexualmente a alguien (como enviarles mensajes de texto o videos inapropiados). A veces el acoso sexual puede llegar a ser de tipo físico. Y engloba cualquier comentario, gesto, acto o atención de carácter sexual cuyo objetivo consiste en hacer daño, ofender o intimidar a otra persona. El acoso sexual se centra en cosas como el aspecto de la persona, las partes de su cuerpo o su orientación sexual. El acoso sexual también abarca la difusión de rumores o cotilleos de carácter sexual sobre otras personas”.