Para muchos, el regreso a clases –independientemente del nivel escolar– es sinónimo de pesadilla. Ya que la sensación de incertidumbre ante lo que depara un nuevo año escolar, el miedo a lo desconocido tanto en lo académico como en lo social y la consecuente ansiedad, no hace distinción de edad.
Algunos jóvenes están por vivir la transición de la preparatoria a la vida universitaria. Y, más allá de angustiarse por todo lo que acarrea la nueva experiencia, lo que en realidad les quita el sueño, desafortunadamente, es cumplir con las expectativas de sus padres.
“Es un momento agridulce”, dijo a The New York Times Susan Buchman, consejera escolar en Byram Hills High School, en Armonk, Nueva York, refiriéndose a una etapa clave en la que los jóvenes experimentan una serie de sentimientos encontrados: el proceso de admisión a las universidades.
“Algunos niños están eufóricos por haber entrado a la escuela de su primera elección, y luego están las decepciones. Te encuentras con padres muy molestos. Estaban esperando que su hijo entrara a cierta escuela para que pudieran poner la calcomanía en su auto”, agregó Susan.
O, simplemente, a los hijos les inquieta tomar conciencia de la presión y las exigencias a las que serán sometidos una vez que pisen las aulas. Ellos creen que su desempeño académico debe ser igual o mejor que el del año anterior.
Como dijo al sitio de divulgación médica WebMD el doctor Richard L. Hall, quien tiene décadas de experiencia en la docencia en nivel de preparatoria: “los padres suelen estar muy preocupados por ver que sus hijos tienen éxito y no toleran nada que no sea la excelencia”.
Para los hijos, enfatizó, “puede ser abrumador. A los estudiantes se les pone en una posición en la que sienten que simplemente no deben detenerse. No se les da una sensación de apoyo. Se les pone en un ambiente donde no son aceptados por ellos mismos, sino solo por lo que van a lograr. Todo esto contribuye al estrés”.
También están los niños en edad preescolar que sufren ansiedad por la separación de sus padres. Sus dificultades para desprenderse de la madre los lleva a negarse a ir a la escuela.
Y es que los expertos coinciden en que los niños son sumamente sensibles a lo que dicen los padres.
Los más pequeños absorben la información “como esponjas”, por lo que los papás deben prestar especial atención a la manera en la que manejan su propia ansiedad.
El pago de la colegiatura, cómo se adaptará el niño a una nueva escuela, un año académico más riguroso, lidiar con situaciones sociales más complejas, nuevos compañeros de clase y maestros, son algunos de los factores que detonan estrés en los miembros de la familia, menciona el sitio oficial de la Asociación Americana de Psicología (APA, por sus siglas en inglés).
Incluso el hecho de anticiparse al momento en el que tengan que decir adiós a sus hijos.
Por ello, Edward Christopherson, psicólogo clínico infantil en Kansas, recomendó al medio educativo estadounidense PBS que los padres mantengan una actitud positiva respecto al fin del verano. “Si estás nervioso por el inicio de clases, entonces tu niño seguramente va a estar nervioso por el inicio de clases”.
Toma nota
Estos son algunos tips que expertos recomiendan a los padres para que el regreso a clases sea más ameno:
1. Regularizar las horas de sueño y practicar en casa la rutina que involucra el primer día de clases
2. Cuida lo que le dices a tus hijos y la manera en que manejas tus emociones
3. Involucra a los niños en actividades dinámicas que estimulen su cerebro
4. Sé un modelo a seguir positivo
5. Sé empático con los sentimientos de tus hijos y contribuye a que los mismos enfrenten sus propios miedos