Después de luchar durante poco más de dos años con la pandemia de COVID-19, el mundo se pregunta ¿estamos preparados para la viruela del mono? Además de cuestionarse qué tanto riesgo corremos ante esta enfermedad, dependiendo de nuestro grupo demográfico.
Durante la mañana de este sábado, el subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud, Hugo López-Gatell, informó que el primer caso de viruela del mono fue detectado en el país.
El paciente, un hombre de 50 años que probablemente se contagió en Holanda, es atendido en la Ciudad de México.
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Aunque se trata de un caso importado, pues el sujeto es residente de la ciudad de Nueva York, en Estados Unidos, personas de todas las edades se mantienen en vilo, esperando a saber si pueden o no ser propensos a contagiarse de esta enfermedad.
Este padecimiento no se transmite de persona a persona por contacto directo y tampoco se propaga por medio del aire, sin embargo, algunos grupos de personas son más propensos al contagio.
¿Quienes se encuentran en riesgo de padecer viruela del mono?
Hay dos grupos demográficos que se encuentran con mayor posibilidad de contagiarse y desarrollar un cuadro grave de viruela del mono.
El primero de ellos es el conformado por los bebés menores de 6 meses de edad, cuyo sistema inmunitario está en formación y, por lo tanto, es débil.
El otro se trata de los adultos mayores, en quienes el riesgo es aún más latente, aunque se encuentran con una especie de protección parcial debido a las vacunas de viruela aplicadas hace algunas décadas.
Los adultos mayores vacunados podrían infectarse, pero es probable que escapen tan solo con síntomas leves.
“En resumidas cuentas, incluso quienes fueron vacunados hace muchas décadas mantienen un nivel muy, pero muy alto de anticuerpos y la capacidad de neutralizar el virus”, comentó Luigi Ferrucci, director científico del Instituto Nacional sobre el Envejecimiento.
De acuerdo con el doctor Ferucci, aunque estas personas se hayan vacunado hace 50 años, la protección debería seguir vigente.
En Estados Unidos, la vacunación rutinaria contra viruela dejó de aplicarse en 1972, mientras que para miembros del Ejército, ésta paró en 1991.
Sin embargo, no hay evidencia concluyente de que vacunas contra la viruela aplicadas hace varios años aún protejan a quienes están inmunizados.
Los adultos y niños con un sistema inmunitario sano, podrían esquivar un cuadro grave de viruela del mono.
La mayoría de las personas se recuperan en un plazo de dos a cuatro semanas sin necesidad de ser hospitalizadas. La viruela símica puede ser mortal para hasta el 6 por ciento de los casos y se cree que es más grave en los niños.
Es una enfermedad rara, pero no es nueva. Los primeros casos se detectaron en 1970. #viruelasimica #ViruelaDelMono pic.twitter.com/NXT1xJH2yS
— Dra. Delia De Ycaza (@DraDeliaDeYcaza) May 28, 2022
¿Cómo se contagia la viruela del mono?
La viruela símica o viruela del mono es un virus que se origina en animales salvajes como roedores y primates, y de vez en cuando pasa a las personas. Pertenece a la misma familia de virus que la viruela humana.
A lo largo de los años, la mayoría de los casos humanos se han dado en África central y occidental, y los brotes han sido relativamente limitados.
Aunque entes de salud alrededor del mundo siguen investigando al respecto, un asesor de alto rango de la Organización Mundial de la Salud (OMS) indicó que el actual bote de viruela del mono se propagó, después de dos fiestas masivas en las que sus asistentes tuvieron intercambio sexual.
David Heymann, que preside el grupo asesor de expertos de la OMS sobre riesgos infecciosos, dijo que la viruela símica puede propagarse cuando hay un contacto estrecho con alguien ya infectado, y que “parece que el contacto sexual ha amplificado ahora esa transmisión.”
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Las autoridades de países como Gran Bretaña, España, Alemania y Portugal afirman que la mayoría de los casos conocidos en Europa se han producido entre hombres que mantienen relaciones sexuales con otros hombres.
Sin embargo, los expertos señalan que cualquiera puede infectarse por contacto estrecho con una persona enferma, o con su ropa y ropa de cama.
La mayoría de los pacientes solamente experimentan fiebre, dolores corporales, escalofríos y fatiga. Las personas que resultan afectadas con mayor gravedad pueden desarrollar erupciones y lesiones en cara y manos que pueden extenderse a otras partes del cuerpo.
