Regalo a la medida

Si todavía no has comprado tus regalos de Navidad, no te estreses ni te quiebres la cabeza en buscar el “mejor” obsequio para tus seres queridos. Porque, al menos desde un punto de vista psicológico, elegir regalos puede ser más fácil de lo que te imaginas. 

Eugenia Rodríguez Eugenia Rodríguez Publicado el
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Si todavía no has comprado tus regalos de Navidad, no te estreses ni te quiebres la cabeza en buscar el “mejor” obsequio para tus seres queridos. Porque, al menos desde un punto de vista psicológico, elegir regalos puede ser más fácil de lo que te imaginas. 

No se trata de regalar algo que a ti te parezca extraordinario. Ni de esforzarte por encontrar ese rareza u obsequio que “nadie más tiene” y que, a tu parecer, sorprenderá y encantará al destinatario. Se trata, pues, de darle a ese alguien, sea amigo, novio, esposo o colega, nada más ni nada menos que lo que él o ella quiere. 

Al menos esta fue la conclusión de cinco estudios encabezados por los doctores Francesca Gino, docente de Administración de Negocios de la Escuela de Negocios de Harvard, e investigadora de la conducta y la toma de decisiones de las personas, y Francis J. Flynn, docente de Comportamiento Organizacional de la Escuela de Posgrado de Negocios de Stanford.

“En el intercambio de regalos, aquellos que dan pueden dejar de prestar mucha atención a lo que el receptor pide directamente”, escriben los autores en el estudio cuyos resultados fueron publicados en 2011 en Journal of Experimental Social Psychology.

“En cambio, pueden creer que comprar un artículo que no se les pidió demostrará que existe una preocupación genuina por el destinatario, por el esfuerzo que hicieron para identificar un regalo aparentemente adecuado, haciendo que el obsequio luzca más personal y meditado”, agregan.

“Sin embargo, los destinatarios pueden frustrarse cuando los dadores no toman nota de sus sugerencias explícitas”, advierten los investigadores. 

Y al contrario de los que muchos creen, recibir regalo bajo pedido refleja que las necesidades del que lo solicitó fueron consideradas, pues “indican que el dador es atento y receptivo”. 

Por ejemplo, en uno de los estudios se demostró que resulta mejor apegarse a una lista de regalos de bodas que aventurarse a dar un obsequio alternativo, pero los dadores consideran que ambos tipos de regalos serán igualmente apreciados. 

Los investigadores incluso sugieren que cualquier persona que tenga interés en fortalecer un vínculo social mediante la compra de un regalo a otra persona debe estar al tanto de las preferencias y los deseos del destinatario. 

Menos es más

Seguramente te ha tocado dar o recibir uno de esos regalos que incluyen un “bono”, es decir, un “detallito” adicional que suele acompañar al obsequio principal o más costoso: un reloj con unos chocolates como anexo, por mencionar un ejemplo. 

Si sueles valerte de este maridaje de regalos ante la necesidad de “agregar algo más”, quizá no estaría de más considerar la llamada “Paradoja del regalo” que arrojó un estudio realizado por un equipo de docentes de psicología y mercadotecnia estadounidenses. 

La investigación, cuyos resultados fueron publicados en 2012 en la revista científica Journal of Consumer Research, involucró una serie de experimentos con diferentes productos y demostró que los dadores y receptores de regalos no comparten las mismas perspectivas. 

Los primeros siguen la lógica “más es mejor”, mientras que los segundos hacen una evaluación del paquete de regalo, señala un comunicado.

El documento pone como ejemplo una opción de regalo que incluye un suéter de lujo de cashemere, y una tarjeta de regalo de 10 dólares. A diferencia de lo que el dador creería, la persona que recibe el regalo “combo” suele percibir la prenda por sí sola como un regalo más generoso que la combinación del suéter con la tarjeta de regalo. 

“El que regala no anticipa esta diferencia de perspectivas y solo ha abaratado el paquete de regalo por 10 dólares más de gasto”, explica Kimberlee Weaver, profesora de mercadotecnia del Colegio Pamplin de Negocios de la Universidad Virginia Tech.  

“El suéter de lujo representa un regalo generoso y ‘grande’. Agregar un regalo ‘pequeño’  hace que el paquete completo luzca menos grande”, precisa.

Y la “Paradoja del regalo” aplica en cualquier contexto en donde se deba dar a conocer cierta información.

Como dijo Weaver: “sea un experto en relaciones públicas que piensa sobre las reseñas que incluirá en la solapa de un libro, el productor de música que considera qué canciones incluir en el álbum de música o el equipo legal que construye los argumentos para un caso, todos enfrentan la importante tarea de tomar la decisión de qué información incluir en sus presentaciones”. 

No dejes de agradecer

Nadie está exento de fallar al elegir un obsequio para un ser querido. Es probable que en más de una ocasión hayas recibido un regalo que no ha sido de tu agrado o que simple y sencillamente nunca utilizas, ni utilizarías. Y quizá hayas experimentado momentos en los que tú has sido el dador de dichos presentes malos, aburridos o sin chiste.

Pero lo mejor que puedes hacer ante tan común situación no es dar una sonrisa (falsa), ni fingir expresando lo “mucho” que te ha gustado el regalo o inventar toda una historia sobre la utilidad que tendrá para ti. 

Lo mejor que puedes hacer es, sencillamente, dar las gracias a quien te hizo el obsequio.

Recibir un regalo que no te interesa ni cumple con tus expectativas no está peleado con ser humano, y educado. 

En un estudio publicado en 2006 en Psychology & Marketing, Catherine Roster, docente de mercadotecnia de la Universidad de Nuevo México, encontró que no eran las muecas ni las sonrisas falsas –de los que recibieron un regalo que no les gustó– o el hecho de no volver a ver el obsequio que se dio lo que podría perjudicar las relaciones interpersonales en un futuro, sino la falta de agradecimiento. 

“Ella pudo haber hecho lo que toda la familia hace cuando abre regalos -actuar de una forma desagradablemente amable y olvidarse de ello”, respondió una de las cerca de 190 participantes a las que Roster les pidió que recordaran alguna ocasión en la que haya sido evidente que el obsequio dado no fue del agrado del receptor. 

“En general, los regalos fallidos tienen un mayor impacto en intercambios futuros que en la calidad de la relación”, concluye Roster. 

“Sin embargo, la falta de apreciación del regalo puede tener un efecto significativo en las relaciones”, aclara. “Los fracasos de regalos entre amigos, colegas y familia política son más susceptibles a dañar una relación que aquellos que involucran a parientes cercanos, como padres, cónyuges e hijos”. 

¡No lo tires!

¿Crees que esa blusa nueva que te regaló tu tía tiene todo el estilo de tu prima? No dudes en regarla, ni tampoco de tu persona. Según la doctora Gabrielle Adams, docente de Comportamiento Organizacional de la Escuela de Negocios de Londres, “reciclar un regalo no está mal. De hecho, es una manera de asegurar que los regalos se entreguen a aquellos que realmente los disfrutan. Las personas no deberían de tener miedo a dar un regalo que han recibido a alguien más”.

 

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