Nadie es inmune a la vergüenza. Para algunos, esta sensación de timidez no solo despierta el deseo silencioso de ser “tragado por la tierra”, sino les provoca un sonrojo facial que hace evidente la ansiedad que ésta le genera.
Hay en quienes el enrojecimiento facial puede llegar a aparecer de forma repentina e intensa ante el menor estímulo de una situación social que le pueda parecer vergonzosa.
Se trata de un rubor facial que se experimenta de forma súbita y representa una vergüenza extrema para quien lo sufre, al grado de provocarle un “bloqueo” mental que se traduce en un temor a quedar expuesto ante los demás.
Esto los lleva a adoptar conductas evasivas (taparse la cara con las manos o con alguna bufanda, por ejemplo), que lo único que logran es hacer la condición aún más evidente, agravando el enrojecimiento y esclavizándolos así a un círculo vicioso.
Un círculo vicioso que los orilla a la disfunción social, en donde incluso su calidad de vida se ve seriamente deteriorada.
Es a partir de esta disfunción social y el sufrimiento psicológico que la manifestación de este enrojecimiento intenso –que también puede aparecer en cuello, parte superior del tórax y orejas– les genera una condición clínica que se conoce como “eritrofobia”, o enrojecimiento patológico.
¿Por qué la piel se ‘tiñe’ de rojo?
Según José Humberto Nicolini, doctor en ciencias médicas por la Facultad de Medicina de la UNAM, tanto la sudoración como el enrojecimiento responden a una súbita descarga adrenérgica o liberación excesiva de sustancias neurotransmisoras como la norepinefrina, que favorece la dilatación de los vasos sanguíneos (vasodilatación).
“Y esa misma vasodilatación es la que propicia el enrojecimiento facial, la sudoración y la sensación de calor interno”, dice el también miembro del comité editorial de Annals of Clinical Psychiatry, CNS Spectrums y el International Journal of Psychiatry, en entrevista para Reporte Indigo.
Pero no es el único mecanismo, aclara, “otros sistemas de neurotransmisión también participan, como es el caso de la serotonina (…), que (además) tiene importantes vínculos con los problemas de ansiedad”.
Según Nicolini, un gran número de circunstancias que generan ansiedad “detonan este tipo de síntomas de sudoración y enrojecimiento facial”.
“Incluso muchas personas además llegan a sentir molestias gastrointestinales, el estómago inestable, náusea o urgencia de acudir al baño”, agrega.
¿Recurrir al bisturí?
A la fecha, existen casos de pacientes cuya eritrofobia se ha convertido en una pesadilla que provoca un grado de perturbación psicológica tal, que se someten a intervención quirúrgica. Se trata de una cirugía conocida como “simpatectomía torácica endoscópica”, con poco más de 20 años desde que se dio a conocer por un equipo de cirujanos suecos, pioneros en realizar intervenciones exitosas en pacientes con hiperhidrosis o sudoración excesiva, que también compartían el síntoma de rubor facial.
Una operación cuyo propósito no es estético, sino terminar este pesar psicológico que provoca la eritrofobia.
Esto se logra al realizar una incisión debajo de la axila, para eliminar el nervio del sistema nervioso simpático que provoca la sudoración y el enrojecimiento cuando es estimulado; el nervio abarca desde el ombligo hasta el cuello, pero la manera más sencilla de llegar a él es realizando un corte debajo de la axila.
La operación es mínimamente invasiva, breve e implica hospitalización máxima de 24 horas.
Nicolini advierte que la intervención no debe ser el tratamiento de (primera) elección.
Opinión del especialista
En la entrevista, José Humberto Nicolini, doctor en ciencias médicas por la Facultad de Medicina de la UNAM, dice que la eritrofobia en realidad es un síntoma característico del Trastorno de Ansiedad Social (TAS), también conocido como fobia social que se estima afecta al 15 por ciento de la población general.