Salud, dinero y amor ‘millennial’

Los millennials, esa generación que tanto ha dado de qué hablar y que lo seguirá haciendo mientras dominen las tendencias laborales y sociales. Están más informados y su paso por la Web es efímero, eficaz, casi fugaz. Su vida personal y profesional está determinada en gran parte a su dimensión en línea, así como sus prioridades.

María Alesandra Pámanes María Alesandra Pámanes Publicado el
Comparte esta nota

20
minutos de pausa tras usar gadgets, recomienda la OMS para cuidar la vista
El testimonio de una pareja que comenzó con el método de la era digital y avanzó con la nostalgia de una relación convencional
Con 50 millones de usuarios y más de un billón de Likes y Nopes, Tinder “mató” el romanticismo de los ligues
"El sexting es el precursor de una vida sexual activa"
Jeff TempleProfesor de la Universidad de Texas
https://www.youtube.com/watch?v=4C4DiFVoy5M

Los millennials, esa generación que tanto ha dado de qué hablar y que lo seguirá haciendo mientras dominen las tendencias laborales y sociales. Están más informados y su paso por la Web es efímero, eficaz, casi fugaz. Su vida personal y profesional está determinada en gran parte a su dimensión en línea, así como sus prioridades.

Podrán tener un dispositivo móvil las 24 horas del día, pero anhelan los encuentros “cara a cara”, tienen acceso a la información sobre salud y bienestar a un click de distancia, pero siguen buscando remedios caseros. Con su generación llegaron males desconocidos o poco comunes debido a la alta exposición a la pantalla de los celulares, tabletas y computadoras, por mencionar un ejemplo.

El mercado laboral se ha adaptado a sus características demográficas, y las tendencias al futuro profesional se reformaron respecto a la mentalidad de la generación del milenio.

Además, podrán ser más abiertos al sexo prematrimonial, pero tienen menos parejas sexuales que sus progenitores. El sexting ha cambiado su manera de interactuar y relacionarse con intereses amorosos, pero eso no descarta que busquen vivir historias románticas “a la antigüita”, aunque esa antigua involucre citas aún más tradicionales que las que tuvieron sus padres.

SALUD

Informados, pero igual de enfermos

el millennial sabrá exactamente todos los detalles de sus padecimientos con solo consultarse con el “Dr. Google”, tendrá también un reloj o pulsera de tecnología portable que le indicará cuánto le falta caminar en el día, y le informará sobre su ritmo cardiaco… pero con esta generación llegó la costumbre y uso de gadgets durante las 24 horas del día y con ello se generaron males y nuevos padecimientos.

Los problemas asociados al uso de smartphones, computadoras, notebooks, tablets y televisión también son un problema de salud pública. 

Las afecciones derivadas de nuestra excesiva “vida online” aparecen con más frecuencia y se empiezan a tratar en los hospitales, donde han aumentado las consultas en las áreas de oftalmología, traumatología y salud mental a causa del uso excesivo de aparatos digitales que están poniendo nuestra salud en riesgo. 

Si eres uno de los más de mil millones de millennials en el mundo, esto podría interesarte, ya que el 84 por ciento de los millennials posee un dispositivo móvil, y cuatro de cada 10 pasan al menos nueve horas diarias frente a una pantalla. 

De acuerdo a un estudio publicado por Vision Council, “el 68 por ciento de los millennials sufre los estragos del denominado ‘digital eye strain’”, una de las numerosas enfermedades del siglo 21 que está afectando principalmente a los jóvenes y adultos de entre 14 y 35 años.

Además de que el 80 por ciento de la información que recibe nuestro cerebro entra a través de los ojos, el 95 por ciento de las personas cree que la vista es el sentido más valioso y el 77 por ciento afirma que la visión es la primera de las capacidades físicas que teme perder.

Por ello es importante saber que la constante exposición a la luz azul emitida por los aparatos digitales, conocida como luz HEV, está dañando enormemente las células de la retina. 

Las dos consecuencias más comunes de mirar fijo a la pantalla son la resequedad en los ojos, que ocasiona alteraciones en el parpadeo y el enrojecimiento por falta de hidratación. Esto puede causar desde dolor de cabeza hasta diplopía (visión borrosa). 

También se desarrolla la tensión ocular por el aumento de presión en el ojo al ver demasiado tiempo un monitor, lo que puede llevar al glaucoma ocular que es la segunda causa de ceguera en el mundo. 

Y no solo eso, los malos hábitos producto de la inevitable costumbre de hacer uso de la tecnología, no solo provoca el “digital eye strain”, también dañan física y psicológicamente a través de dolores que se manifiestan en los huesos, a causa de pasar largas horas frente a la computadora y dolorosas contracturas en el cuello y columna vertebral por tener una mala postura o mirar demasiado tiempo el celular. 

Este comportamiento, también causa problemas de adicción y ansiedad por la constante necesidad de mirar el aparato, además de insomnio por estar al pendiente del teléfono al dormir. 

A su vez, se desarrolla una leve o permanente sordera por escuchar música con el volumen alto, y el dolor en codos, muñecas y hombros por repetir movimientos durante horas.

Por el cuidado de la vista

Uno de cada cuatro niños pasa más de tres horas al día usando algún dispositivo digital, y más del 15 por ciento no es limitado por sus padres. Y únicamente un 22 por ciento de los padres dice estar “muy preocupado” por el daño potencial en los ojos de sus hijos, asegura Visual Council en su reporte.

Según el Instituto Nacional de Estadísticas y Geografía (INEGI), la segunda discapacidad en México es la visual; la primera es la motriz. 

Según un censo del 2010 había más de 112 millones de habitantes, de los cuales el 43.24 por ciento requería de servicios médicos relacionados con la vista. 

En la edad escolar el 20 por ciento presenta problemas visuales. Y ya que el 80 por ciento de la información ingresa por los ojos, tres de cada cuatro fracasos escolares están relacionados con visión deficiente. 

De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), el 80 por ciento del total mundial de casos de discapacidad visual se pueden evitar o curar. Por ello recomienda medidas preventivas para niños, jóvenes y adultos de no exponer la vista durante largas horas frente a pantallas, realizar pausas cada 20 minutos mirando a un punto lejano y mantener una distancia mayor a 30 centímetros entre el rostro y la pantalla o evitar llevar el celular a la cama, así como desactivar el Wi-Fi al dormir. 

AMOR

Romance en la era digital

los millennials aman las redes sociales, la interacción y el intercambio de experiencias con otros como ellos. 

Su generación está readaptando la era de la revolución sexual iniciada por sus padres para fomentar conexiones casuales y relaciones de “amigos con beneficios”. Pero aunque estos medios no son los convencionales, después de todo, las recientes estadísticas ayudan a la mala fama de estas prácticas. 

Según un estudio realizado en 2013 por Pew Research, el 59 por ciento de los usuarios dice que las citas online son una buena manera de conocer gente en comparación con el 41 por ciento que afirmó lo mismo en 2005. 

Además, el estudio encontró que el 32 por ciento de las personas de edades entre 18-34, ha utilizado aplicaciones o sitios Web de citas con éxito.

La rapidez con la que bombardea la información por los diferentes medios de comunicación y la inmediatez con la que se accesa a todo tipo de universos digitales, hace que queramos consumir más, en el menor tiempo posible. 

Este impulso de consumo de información y acceso fácil ha cambiado por completo la manera en que la actual generación de jóvenes adultos concibe el mundo heredado de sus padres (instituciones, paradigmas, prácticas y costumbres). 

Y la esencia de esta noción de rapidez en el consumo, se refleja no solamente en las ganas de información, sino también en la manera en que se asimila la religión, la política, el arte, el trabajo, o las instituciones familiares como el matrimonio. 

Siendo éste último un aspecto particularmente cuestionado, pues la manera en que se entiende la construcción de relaciones de cualquier tipo, además de poderlas cimentar a largo plazo, se determina por la sensación de fácil adquisición brindada por la tecnología.

Ésta hace de las relaciones un producto fácil de crear, esporádico, desechable y desapegado. Así como vienen, también se van.

Este es sin duda un síntoma de la revolución tecnológica que no tuvieron nuestros padres y abuelos, pero la replanteación de los valores establecidos y las prácticas que las acompañan, no fue cosa de los millennials, ya que una gran mayoría de los jóvenes adultos de hoy fue criada por la Generación X (los nacidos entre los años 60 y 80), que no solo iniciaron la revolución sexual, sino que tampoco creían en que el matrimonio fuera para siempre. Nuestras madres trabajaron y nuestros padres se fueron. O talvez, al revés. 

De cualquier manera, el divorcio fue el factor que más utilizó la Generación X. 

Con ello, los millennials fueron criados por padres divorciados (el divorcio tuvo su punto más alto a finales de los 80, cuando se estima que empezó la generación Millennial), y crecieron con una desconfianza total hacia el matrimonio.

Esto ha llevado a muchos a evitar directamente el casarse para empezar a vivir en “unión libre”, o incluso a negociar los términos de la monogamia con “relaciones abiertas”, con prácticas que apuntan más a la disolución de vínculos sólidos y que se ven especialmente favorecidas cuando entran en juego el uso de aplicaciones como Tinder, Grinder, OkCupid o Match.com.

Quizá los Baby Boomers y la Generación X puedan prescindir de ellas, pero los millennials –y los que ya nacieron en la era digital, la Generación Z– están tentados (casi obligados) a conciliar entre la realidad física y las posibilidades de la realidad virtual, a la que también han dotado de esencia, de personalidad, de estilo de vida que construimos con Likes, posts, comentarios y fotos, de la cual resulta más difícil deshacernos, que estar remodelando constantemente. 

Las formas de ligar muchas veces se reducen al sexting.  “El sexting es el precursor de una vida sexual activa”, afirmó el Dr. Jeff Temple, profesor adjunto del área de Ginecología de la Universidad de Texas. 

“En otras palabras, los adolescentes que hicieron sexting tienen una mayor tendencia a ser sexualmente activos un año después. Sin importar su historial sexual, raza, género o edad”, añadió Temple en The Daily Beast.

Desde hace tres años que Tinder fue lanzado, la aplicación ha procesado más de un billón de desplazamientos en su plataforma y ha creado match en más de 12 millones de personas.

La compañía declaró “que en promedio, la gente entra a la app 11 veces al día. Las mujeres pasan cerca de 8.5 minutos ‘hojeando’ de derecha a izquierda durante una sola sesión, mientras que los 

hombres pasan 7.2 minutos. De todo esto resulta un total de 90 minutos al día navegando en Tinder”, informó The New Tork Times.

Mientras que los sitios de citas online han existido desde hace tiempo, ninguna había alcanzado la popularidad de Tinder. Científicos y especialistas en relaciones que han estudiado el comportamiento de estas practicas o sitios, apuntaron que “no es lo que Tinder está haciendo bien, sino lo que las otros sitios han hecho mal”.

Expertos en relaciones afirmaron que al principio de las relaciones, lo que en realidad importa es la apariencia física, hecho que negarán todas las aplicación de citas, que más bien prometen “amor verdadero”.

Conquista entre desconocidos

Lo que sucede en Tinder es más complejo que solo apariencias. En esta app la interacción no se inicia por otro solo porque le gustas a una persona, tampoco hay una previa discusión sobre tu libro favorito, tu signo del zodiaco, o tu posición sexual preferida. Simplemente vas a tu perfil de Facebook.

Escoges de una a cinco fotos, las que “mejor” te describan y empiezas a tinderear los perfiles de los que estén más cerca de ti, y disponibles. La novedad recae en que la interacción con otro usuario se abrirá, única y exclusivamente, si ambos se dieron Like. 

Lo que sucedió después de un estudio realizado por la especialista en relaciones Jessica Carbino, que forma parte del equipo de Tinder fue que, como normalmente pensamos que es, esta vez no fueron los más guapos los que obtuvieron más Likes.

Los resultados dicen que cuando la gente está evaluando las fotos de otros, están buscando una compatibilidad, no solo a nivel físico, sino también intelectual. “Ellos están tratando de entender, ‘tengo algo en común con esta persona?’” indicó Carbino, que asesora a la compañía en su investigación sobre citas, relaciones sentimentales, y qué es lo que hace que hombres y mujeres evalúen a su pareja.

En esta misma encuesta pidieron a las mujeres tinderear con una serie de fotos de modelos masculinos. En casi cada caso las mujeres “hojeaban” al izquierdo, es decir, los descartaban. “Cuando preguntamos por qué, las mujeres dijeron que los hombres parecían demasiado llenos de sí mismos o crueles”.

Pero, ¿qué es lo que lleva a internautas a creer en completos desconocidos?

Jason Tanz, editor de Wired, señaló que la exposición diaria a la distribución de datos personales en redes sociales “normaliza el proceso de intercambiar la información y crea una cultura de familiaridad que hace que los millennials pasen alrededor de cinco horas al día buscando contenido de otros usuarios como ellos, desde fotos en Pinterest, una reseña en Yelp, noticias en YouTube o Twitter. Y el 50 por ciento confía más en esta clase de datos aportados por otros usuarios como ellos que en otras fuentes como la televisión o los periódicos”. 

Y así, la misma lógica podría aplicar en su actitud hacia el romance en la era digital.

Con un estimado de 50 millones de usuarios y más de un billón de Likes y Nopes es normal decir que Tinder mató todo el romanticismo de los ligues. 

Actualmente todo es sobre el conocerse rápido, fácil y ocasional. Intercambiar números en un café y el nervio desgarrador de la llamada para acordar una hora y un lugar, son cosas del pasado, y claramente no forman parte de la cultura de los millennials. 

Pero también es cierto que aplicaciones de citas como esta alivia el miedo al rechazo, mediante la creación de un entorno que permite a los jóvenes adultos (y también a los no tan jóvenes) a conectar digitalmente y llegar a conocerse antes de la primera cita que es siempre muy torpe.

Generación menos sexual

Los millennials empiezan su vida sexual más jóvenes, en comparación con la generación de sus padres, pero tienen menos parejas que éstos. 

Y es que de acuerdo a una investigación publicada recientemente en la revista científica Archives of Sexual Behavior, para esta generación el sexo prematrimonial no es cosa de otro mundo. 

O al menos así lo consideró el 58 por ciento de las personas encuestadas en ese estudio, es decir más de 33 mil personas.

La investigación comprobó que la aceptación al sexo sin compromiso ha ido en aumento. En 1972 se consentía en un 28 por ciento, en 1978 fue de 38 por ciento y en 1982 subió a 41 por ciento.

Pero tener esa perspectiva y actitud liberal en cuanto al sexo y matrimonio no ha provocado que la generación Millennial tenga más parejas sexuales. Los Baby Boomers y la Generación X (nacidos entre 1950 y 1960), tenían relaciones sexuales con 11 parejas o más.

En comparativa, los millennials (nacidos entre 1980 y 1990), apenas y llegan a un promedio de ocho parejas sexuales.

¿Será que el sexting ha suplido momentos y tiempo de encuentros sexuales? ¿La cerveza después del trabajo causa tanto sueño como para tener relaciones sexuales en martes?

Jean Twenge, autora de la investigación, señaló que a pesar de que la generación del milenio es más tolerante con estos comportamientos, “no está tomando la licencia a divertirse”.

De acuerdo a Twenge, una de las razones por las que los millennials tienen menos parejas sexuales que sus padres podría ser la conciencia sobre enfermedades de transmisión sexual, tales como el VIH.

Jean agregó que “lo que se puede ver cuando la generación del milenio discute estos temas con sus padres, es que los millennials son más permisivos con la sexualidad (…) pero los padres podrían tener que cerrar la boca al hablar del número de sus parejas sexuales”. 

Tinder ‘a la antigüita’

El 1 de enero empecé a chatear con alguien que conocí en Tinder. Ese era mi primer ‘tinder’ después de haber cortado hacía casi seis meses con mi anterior relación. Así fue como encontré a Isabela, ese día hablamos por horas, le expliqué que venía saliendo de una relación y ella me dijo lo mismo. Yo no buscaba algo serio pero me dio curiosidad la aplicación. 

Sentía como ir al supermercado y escoger al mejor producto de manera anónima, eso me dio curiosidad, sobre todo porque es una forma fácil y rápida de conocer gente, si no quieres estar saliendo con la gente de tu mismo círculo y que tengan amigos en común. 

Tenía ganas de olvidar a una pésima ex novia y no quería conocer a nadie de ese mismo entorno. Estaba deprimido por mi anterior relación y este tipo de sitios, al final de cuentas siempre te levantan el ego, cosa que no encuentras fácilmente en la vida real. 

Al principio le di Like porque había notado en su perfil, que además de estar guapa y ser todo mi tipo, le gustaba más o menos la misma música que a mi. 

Y yo también le gusté a ella. Hablamos por horas sobre música, nuestros viajes, y por qué estábamos viviendo en Francia. Yo estaba haciendo el máster y ella era de Marsella pero vivía y trabajaba en París. Al tercer día nos pasamos a WhatsApp porque era mucho más fácil la comunicación desde ahí, pues Tinder no es nada cómodo para largas conversaciones. 

Al cuarto día el coqueteó fue inevitable y empezó el sexting. 

En nuestras fantasías poníamos todo tipo de escenario y situación, y había una en especial con la que nos gustaba: conocernos en un avión o tren como dos desconocidos que se seducen en un viaje express. 

Finalmente acordamos vernos para tomarnos un drink y conocernos. Platicamos sobre todo tipo de tema durante casi 15 días antes de su llegada a París. 

Cuando la fecha se acercó, le propuse que en vez de conocernos en un bar como cualquier otra cita de Internet, ¿por qué mejor no nos conocíamos en un tren? Y ponerle un poquito de sabor al encuentro y cumplir así una fantasía sobre la que habíamos imaginado días antes y que ambos encontrábamos romántica y excitante a la vez. 

Le pareció excelente la idea, empezamos a planear el viaje en tren, evidentemente no podía ser ni metro ni Tramway, entonces debía ser un viaje mediano cerca de París. Acordamos entonces tomar el tren a Reims, la capital de Champagne, que está a una hora y media de París y que además de estar cerca de la ciudad, le daba un toque romántico al encuentro con los viñedos y la catedral. 

Así, de empezar en Tinder, cambiamos a ser desconocidos que se conocían “a la antigua”, en un tren.

El día del encuentro llegó, así ella tomó su avión de Marsella a París. Y la cita sería a las 17:30 en la estación de Saint Lazare, con destino a Reims, cabina 1st class del vagón 12”.

De lo digital a lo tradicional

Javier de 30 e Isabela de 27, nombres que se cambiaron para la publicación, siguen saliendo, y aseguran mantener una relación abierta. Ambos afirman ser exclusivos en esta relación por propia elección, y no por “compromiso”, pues el hecho de mantenerla abierta, “ha hecho que su comunicación con respecto al tema sexual y sentimental sea más sano y para que ambos puedan exponer sus propias necesidades sin temor al rompimiento, sino con libertad, siempre y cuando se hable de ello con el otro”.

Mientras que la mayoría de los matrimonios hoy en día todavía provienen de parejas que se conocieron offline, quizás no sea el caso de nuestros hijos, pues aplicaciones como Tinder han abierto el camino para una nueva generación de jóvenes amantes.

DINERO

El mercado se adapta a ellos

Aunque se puede considerar que el millennial vive “como adolescente” casi hasta los 30 años, y que está catalogado como narcisista y flojo por los Baby Boomers, lo cierto es que el millennial trabaja igual que las generaciones pasadas, de acuerdo a datos de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE) y la consultora Ernst and Young (EY) . 

Sin embargo, la generación del milenio tiene distintas prioridades y preocupaciones en cuanto al mercado laboral se refiere.

De hecho, el 75 por ciento de los millennials desea horarios flexibles, así como espacio para actividades alternas durante su jornada, sin dejar la oportunidad de un aumento y de superación.

El millennial solo quiere comodidad, no menos trabajo o responsabilidad. 

La mayoría vive aún con sus padres y no tiene los mismos gastos que éstos tenían a su edad.

Eso el mercado lo entiende. Ejemplo de ello es la decisión de la cadena estadounidense Whole Foods, que inaugurará una cadena alterna de tiendas diseñadas exclusivamente para el consumidor millennial.

La revista Harvard Business Review indicó que, en palabras del CEO de Whole Foods, Walter Robb, “estas tiendas del futuro ofrecerán un diseño racionalizado y moderno, tecnología innovadora y una selección curada de productos orgánicos y naturales, a precios bajos y razonables”.

Esta segregación demográfica es un arma de doble filo, ya que la generación millennial no siempre pensará y se comportará como un adolescente (aunque su estilo de vida diga lo contrario). 

Show Player
Síguenos en Google News para estar al día
Salir de la versión móvil