Síntomas ‘inocentes’
Cuando somos víctimas de una infección viral traducida en un resfriado común, asociamos la causa de nuestro malestar a ninguna otra cosa más que a esos síntomas clásicos del mismo resfriado, como el dolor de garganta y el estornudo.
Pero, según un estudio publicado en el journal Brain, Behavior and Immunity, el estado de ánimo decaído y los sentimientos de malestar que acompañan a un resfriado pueden responder a ciertos cambios registrados en el cerebro, y no necesariamente a los síntomas de esta enfermedad infecciosa.
Eugenia RodríguezCuando somos víctimas de una infección viral traducida en un resfriado común, asociamos la causa de nuestro malestar a ninguna otra cosa más que a esos síntomas clásicos del mismo resfriado, como el dolor de garganta y el estornudo.
Pero, según un estudio publicado en el journal Brain, Behavior and Immunity, el estado de ánimo decaído y los sentimientos de malestar que acompañan a un resfriado pueden responder a ciertos cambios registrados en el cerebro, y no necesariamente a los síntomas de esta enfermedad infecciosa.
De hecho, no hace falta la presencia de síntomas para ver afectadas las funciones cognitivas cuando la enfermedad viral se ha instalado en nuestro cuerpo, como la atención y memoria, por ejemplo.
En el estudio, encabezado por el docente Andrew P. Smith, de la Escuela de Psicología de la Universidad de Cardiff en Reino Unido, un grupo de 189 mujeres y hombres fueron evaluados a través de pruebas que medían el estado de ánimo, el razonamiento verbal, los tiempos de respuesta y la memoria.
Esta evaluación fue realizada cuando las personas se encontraban sanas, para volver a aplicar las pruebas dentro de las 24 a 96 horas de evolución de la enfermedad en los 48 sujetos que desarrollaron la misma.
Los 141 restantes que no sufrieron de un resfriado, también fueron evaluados de nueva cuenta poco más de un mes después.
Tras hacer la comparativa entre los sujetos sanos y enfermos, se encontró que aquellos con resfriado común reportaron un estado de ánimo más negativo, menor lucidez y un deterioro en la velocidad de la memoria, así como lentitud psicomotora y en la codificación de nueva información.