Sobrevivir a la vida
A 70 años de la liberación del campo de concentración Auschwitz-Birkenau, en Polonia, muchos sobrevivientes del Holocausto en Israel viven en condiciones de pobreza.
De acuerdo con un reporte de la Fundación para el Beneficio de las Víctimas del Holocausto en Israel publicado en 2014, de los 193 mil sobrevivientes del Holocausto que residen en dicho país, 50 mil viven bajo la línea de la pobreza.
Cada mes, alrededor de mil de las víctimas de la era nazi pierden la vida.
Eugenia RodríguezA 70 años de la liberación del campo de concentración Auschwitz-Birkenau, en Polonia, muchos sobrevivientes del Holocausto en Israel viven en condiciones de pobreza.
De acuerdo con un reporte de la Fundación para el Beneficio de las Víctimas del Holocausto en Israel publicado en 2014, de los 193 mil sobrevivientes del Holocausto que residen en dicho país, 50 mil viven bajo la línea de la pobreza.
Cada mes, alrededor de mil de las víctimas de la era nazi pierden la vida.
Y todo responde al trato que les da el gobierno israelí. Tamara Moore, directora de la Asociación para Ayuda Inmediata para los Sobrevivientes del Holocausto, dijo a Quartz que el gobierno israelí, que ha destinado 4.5 mil millones de dólares para brindar apoyo, no está haciendo lo suficiente.
Aquellos sobrevivientes con quienes Moore realiza su trabajo social requieren ayuda con “todo” en un país donde el costo de vida es alto, desde necesidades básicas como la alimentación, hasta la instalación del clima acondicionado durante el verano y compañía durante la quimioterapia.
De hecho, 45 por ciento de los sobrevivientes del horror que fueron encuestados dijeron sentirse “solos” y uno de cada cinco reportó haber sido obligados a elegir entre alimento y otras necesidades durante los últimos dos años debido a la inseguridad financiera, reportó The Jerusalem Post.
Moore pone el ejemplo de un sobreviviente que padece ceguera y depende de una silla de ruedas luego de haber sufrido un derrame cerebral.
El hombre vive con su esposa con una pensión del seguro social equivalente a mil dólares al mes, que no permite cubrir las necesidades básicas, por lo que, por ejemplo, obtienen el papel higiénico de servilletas que consiguen en restaurantes de la localidad.
Mientras que Chaya Kujikaro, una sobreviviente de Rumania de 76 años de edad, vive con su esposo de 90 años, quien sufre de problemas del corazón y está atado a una silla de ruedas.
Ambos “se ven obligados a gastar miles de nuevos sheqalim –moneda israelí– cada mes en medicamentos y tratamientos médicos, y su apartamento es demasiado pequeño para que la silla de ruedas para caber en el baño y la ducha”, narra el diario israelí.
“Es muy difícil para nosotros, y no veo ninguna salida de esto (situación)”, expresó Kujikaro. “A veces solo queremos poner fin a nuestras vidas, pero esta no es la forma en la que queremos (morir)”.