El nombre George Lucas remite de manera irremediable a naves espaciales, batallas interestelares, sables láser y seres que dominan antiguos poderes, sin embargo, en la vida del cineasta tuvo lugar primero ‘American Graffiti’, una cinta icónica de la cultura estadounidense.
En 1973, cuatro años antes del lanzamiento de la primer cinta de Star Wars (es decir, la cuarta), el director californiano conquistó al público y la crítica con un retrato fílmico de la sociedad norteamericana de principios de los 60.
Lucas llevó a la pantalla grande la última etapa del rock and roll clásico y el punto de madurez de la generación nacida tras la Segunda Guerra Mundial. La cinta narra la historia de varios jóvenes la noche antes de partir a la universidad o enfrentar una vida como obreros en un pequeño pueblo.
Este trabajo es un placer para la mirada de los coleccionistas de automóviles clásicos, así como para los melómanos que gustan de Bill Haley & the Comets, Frankie Lymon & the Teenagers, The Crickets, The Beach Boys, Chuck Berry, The Platters, Buddy Holly y Fats Domino, entre otros.
Aunque la cinta es en cierta manera autobiográfica, Lucas logró sacudir la nostalgia de millones de estadounidenses, quienes vieron representada su etapa de juventud en la cinta; lo cual le ganó dos Globos de Oro y una nominación al Oscar.
Otro dato curioso es que la obra significó el primer encuentro entre Lucas y el futuro Han Solo, es decir, Harrison Ford, quien por aquel entonces se dedicaba a la carpintería y en la película interpretó al rebelde Bob Falfa.
Esta pieza cinematográfica ha tenido tal impacto que, durante 1995, la Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos consideró que era cultural, histórica o estéticamente significata para ser resguardada como testimonio histórico.
Este 14 de mayo, en el cumpleaños número 74 de Lucas, vale la pena echar una mirada a una cinta que probablemente dice más de él que la propia saga de Star Wars.