¿Para qué aprender a programar? Así como al intentar resolver el Cubo de Rubik ejercitas el cerebro y te percatas de que eres más paciente de lo que creías, aprender el lenguaje de programación te permite desarrollar habilidades para la vida diaria.
Esas habilidades obtenidas te ayudarán no solo para tu día a día, también te darán un valor añadido a nivel profesional, lo que te hará más competitivo en el futuro.
También podrías despertar ese ser analítico que habías mantenido dormido durante una buena parte de tu vida.
“Te voy a hacer referencia a una frase de Steve Jobs: ‘Todos deberíamos aprender cómo programar una computadora’, porque verdaderamente te enseña a pensar”, dice en entrevista para Reporte Indigo Jakeline Marcos, docente de la carrera de Ingeniería en Tecnologías Computacionales (ITC) del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey (ITESM), Campus Monterrey.
Independientemente de la profesión que tengas, “aprender a programar te da una estructura, un orden, una estructura de pensamiento que te va a servir en la vida real”, agrega la también ingeniera en sistemas computacionales.
“Detrás de una solución de programación (…) siempre hay una parte de análisis y de estructurar la solución en un procedimiento o algoritmo. Ese orden de ideas te va a ayudar cuando tengas un problema”.
“No significa que necesariamente lo tengas que resolver con programación, sino que tú te vas a hacer más analítico y vas a ordenar en prioridades, ordenar en ideas, y vas a tratar de ver por dónde resolver el problema”, aclara Marcos. “Es una de las competencias que te da la programación”.
Para Elda Quiroga, directora de la carrera de ITC, lo más importante que está detrás de la habilidad de programación es el “proceso de raciocinio. El poder establecer un procedimiento para resolver un problema que te ayude, independientemente de que estés haciendo programación en particular o no”, explica la Ing. Quiroga.
“Simplemente para generar una playlist de la música” que desees “hay que seguir un proceso”, ejemplifica.
Y es que “lo ideal es que pudieras tener al menos ese tipo de racionamiento. Aunque sea de una manera básica, aunque sea solamente un lenguaje, (la programación) sí nos ayuda inclusive hasta si queremos poder llevar un control más o menos básico de nuestras finanzas personales. Y ponemos un Excel con cuánto gasto, cuánto me pagan, todo eso. Pudiéramos hacer algo interesante si tuviéramos nociones de programación”, dice Quiroga.
Y ni qué decir del mundo digital, donde siempre podrás sacar provecho de estas habilidades, aunque no seas del área de ciencias computacionales.
Te lo dice un desarrollador Web a quien le “gusta la idea de que todos en algún momento de la vida aprendan a programar”, señala en entrevista un programador cuyo nombre pidió fuera omitido.
“Esto porque te ayuda muchísimo en lo que es resolución de problemas. Te da más confianza (digitalmente hablando), es decir, quizás en algún momento alguna aplicación no hace lo que tú esperas o como te gustaría y terminas haciendo herramientas para ti que son útiles para otros”.
De hecho, Jakeline Marcos ha sido testigo de que “aunque no seas del área de tecnologías, a mucha gente le interesa saber cómo programar aplicaciones en iPad (…). Todo mundo quiere ahora aprender a hacer apps”.
Como expresa el desarrollador en entrevista, aprender a programar “también te permite entender mejor el mundo. No porque estas cosas sean hechas por otros quiere decir que son hechas por personas más inteligentes, ¡sino por meros mortales como cualquiera! Y eso es lo divertido, es algo que todos tenemos a nuestra disposición ahí”.
Código para todos
La Ing. Elda Quiroga señala que todas las carreras en el Tec de Monterrey llevan al menos un curso de computación. “No podríamos decir que de programación” —aún.
“Todavía para muchas profesiones es (llevar cursos de programación) es un plus. No debe tardar mucho el momento en que sea un must, y no un plus”, dice.
A los que estudian Ciencias de la Comunicación se les imparte el curso de fundamentos de programación, por ejemplo. Lo mismo aplica para las carreras de ingenierías que no son de tecnologías, como Ingeniero Mecánico Administrador (IMA), cuenta la profesora Jakeline Marcos.
Y enfatiza que “cada vez más son las carreras en las que al menos un curso de programación sí les damos”.
Programar para sobrevivir
Comunicóloga de profesión, Nelly Martínez pone el ejemplo de cómo es la misma necesidad –aunado al interés, claro– la que te va llevando de la mano para aprender a programar de forma autodidacta.
Aprendió a diseñar interfaces en la maestría de diseño gráfico –con especialidad en mercaelectrónica– en la Universidad de Monterrey (UDEM), pero durante sus estudios se percató de una “gran limitante”: dependía de un programador para ver las mismas funcionar.
Así que aprendió a programar por su propia cuenta en el lugar más apropiado para ello: Internet, donde hay “mil maneras de aprender html y todo lo que lo complementa: CSS, Javascript…”, dice Martínez.
Porque “aunque tú digas, ‘soy diseñador’, el mundo no espera que tú solamente sepas líneas y colores. Esperan que sepas, mínimo, html, CSS, Javascript”.
Fue en la vida profesional que Martínez se dio cuenta “de que, oye lo ocupas porque lo ocupas, entonces ponte a aprenderle a como puedas porque hasta eso me resultó más fácil: aprender a hacerlo yo, que conseguir a alguien. Y hasta la fecha eso me funciona más”.
De foquitos a touch
A sus 29 años, Nelly se encuentra en medio de un colosal proyecto industrial pionero en México en el que su función será diseñar la interfaz de un tablero touch conocido como SLATE –marca Honeywell– que, “controla equipos industriales como calderas y tanques”, explica.
Su hermano, ingeniero mecatrónico, será el responsable de programar dicha interfaz.
“Es la nueva tecnología en control industrial”, dice la diseñadora de interfaces, quien actualmente trabaja en una empresa de servicio industrial para equipos de tratamiento de agua.
“Lo que antes era en la fábrica un tablero de switches y foquitos, de palanquitas, ahora va a ser un display inalámbrico, prácticamente un iPad.
“Haz de cuenta pasar del cambio de la cámara de rollo a la cámara digital”.
Y no se trata de hacer una interfaz y listo.
“Para lograr una interfaz exitosa, más que ser visualmente atractiva, tiene que ser funcional”, enfatiza Martínez. “Y para que sea funcional, debe tener bien estructurada una serie de elementos que nacen de combinar las necesidades del usuario con lo que el sitio, la app y empresa ofrecen”.
¿Su aprendizaje? “En mi caso como diseñadora, acercarme a la programación me ha servido como un plus tremendo no sólo para supervisar y coordinarme mejor con los desarrolladores, sino para entrar al mundo industrial por una puerta aún muy exclusiva e innovadora: Interfaces para el cuarto de máquinas.
No pierdas el tiempo buscando una escuela que te enseñe a escribir código—y te cobre por ello. En Internet abundan cursos, tutoriales y diplomados que, como dice el joven programador anteriormente citado, te permiten aprender “a tu ritmo y desde la comodidad de tu casa”.
Por experiencia propia, Nelly Martínez afirma que tomar cursos de forma presencial “nomás no. Aparte pues sí es un estorbo en la agenda”.
Code.org tiene una iniciativa conocida como “Hour of Code” (“Hora del Código”), “un movimiento global que llega a 10 millones de estudiantes en más de 180 países”, señala el sitio Web oficial. “Cualquier persona, en cualquier lugar puede organizar un evento de Hora del Código. Tutoriales de una hora están disponibles en más de 30 lenguajes”. Y no se requiere experiencia. El próximo evento se llevará a cabo del 7 al 13 de diciembre del presente año.
Estos son algunos de los sitios más recomendados para comenzar a hacer tus pininos en programación sin gastar ni un solo peso:
> Code.org
> Udacity