Uno de los proyectos más ambiciosos de la Secretaría de Cultura federal, Tengo un sueño, del programa Cultura Comunitaria, por fin se presentó al público la noche de ayer en el Auditorio Nacional, mostrándole a los espectadores cómo los niños, niñas y jóvenes de la República Mexicana dedicaron su tiempo libre por casi un año.
En el concierto con duración de poco más de dos horas se reflejaron las actividades dancísticas, poéticas, teatrales y musicales que diferentes niños y jóvenes mexicanos aprendieron gracias a las maestras y maestros inscritos en Semilleros Creativos, donde el objetivo principal fue apoyar a los pequeños artistas a hacer la actividad que quisieran, incentivándolos a no ver la violencia como opción de vida.
Arriba del escenario estuvieron presentes un total de 600 niñas, niños y jóvenes de todo el país, en representación de los más de 12 mil 400 que participan diariamente en los Semilleros Creativos de 252 municipios de México.
También se contó con la presencia de artesanos y artesanas de Guerrero y Oaxaca que se dedicaron a decorar el escenario del Auditorio con mantas representativas de sus comunidades indígenas.
Presentes las lenguas originarias en Tengo un Sueño
Durante todo el espectáculo cultural, algunas de las lenguas originarias, como la maya, el náhuatl, el mixe y el tolteca, fueron escuchadas a través de las voces de niños y niñas que interpretaron cuentos y leyendas, así como popurrís inspirados en sus comunidades.
“Nos enorgullece ser hijos del sol, de la alegría de nuestros pueblos, de mujeres que nos abren el camino y de hombres que nos hacen crecer”, cantaron los niños que integraban al semillero creativo de escritura en mixe, de San Simón, Oaxaca.
Tanto los bailarines como los cantantes estuvieron acompañados de la Orquesta Escuela Carlos Chávez, del Ensamble Escénico Vocal y el Coro Sinfónico Comunitario, las tres agrupaciones adscritas al Sistema Nacional de Fomento Musical.