¿Qué sientes cuando se te pierde el celular? ¿Cuando se le acabó la batería y estás en una situación en la que te necesitas comunicar? ¿Cuando no encuentras tu smartphone en casa, tienes prisa y te percatas que no será fácil de encontrarlo porque al mismo se le agotó la batería?
Probablemente experimentes ansiedad, estrés, desesperación e impotencia.
O lo que investigadores de la Universidad de Iowa llaman “nomophobia”, término en inglés que resume la frase “no mobile phone phobia” o “fobia por no tener el celular”, en un nuevo estudio cuyos resultados serán publicados en la edición de agosto de Computers in Human Behavior.
El estudio incluye un cuestionario o listado para “diagnosticar” la nomophobia, descrita como “una fobia de la edad moderna introducida a nuestras vidas como un subproducto de la interacción entre las personas y la información móvil y las tecnologías de la comunicación, especialmente smartphones”.
El cuestionario está constituido por preguntas del tipo “Si estuviera por agotar el crédito o llegar al límite de mis datos mensuales, ¿entraría en pánico?”, “Si no pudiera checar mi smartphone por un rato, ¿sentiría un deseo de hacerlo?” o “me gusta tener la información a mi alcance, si no tuviera la respuesta de algo, quiero saber de inmediato (…) Si no pudiera (…) eso me haría sentir incómoda”. Nada realmente ajeno a la realidad.
Otro elemento del checklist: “si no tuviera mi teléfono inteligente conmigo, estaría muy ansioso porque no podría mantener el contacto con mi familia y/o amigos”.
Luego de realizar entrevistas a profundidad a cerca de 300 estudiantes universitarios que se identificaron como asiduos usuarios de sus celulares, los investigadores Caglar Yildirim y Ana-Paula Correia identificaron cuatro dimensiones o “signos” de la nomophobia: no poder comunicarse, perder conectividad, no ser capaz de tener acceso a información y renunciar a la conveniencia.
Dependientes, no adictos
Los hallazgos nada tienen de peso para justificar que la nomofobia se considere un trastorno clínico real que deba preocupar a quienes andan por la vida acompañados de su smartphone.
Como dijo a The Washington Post Robert Weiss, reconocido especialista en trastornos compulsivos y la relación entre la tecnología y sexualidad humana: “es un insulto para las personas que tienen verdaderas adicciones y verdaderas fobias que necesitan de ayuda profunda que solo porque pierden algo en lo que dependen, entonces son fóbicos”.
El problema viene cuando la (pseudo) fobia de no tener el smartphone en tus manos no te permite llevar una vida funcional.
En otro artículo publicado en The Huffington Post, Weiss dice que probablemente es “nomofóbico”, pues cumple con las cuatro dimensiones de este “trastorno”, como seguramente lo hace la mayoría.
Pero “no me quedo despierto en la noche por preocuparme de que si me quedo dormido me perderé de un mensaje de texto importante. Ni como de forma impulsiva para distraerme de esa extremadamente importante llamada que no ha entrado. Y cuando voy a las películas, de hecho apago mi celular en lugar de ponerlo en silencio (porque el modo de silencio nunca es completamente silencioso), y esto no me molesta en absoluto”.
Apego inevitable
Esta semana, la analista de Internet Mary Meeker, de la firma de capital riesgo Kleiner Perkins Caufield & Byers (KPCB) presentó el reporte anual Internet Trends (Tendencias de Internet) 2015, en el que reveló que existen 2.8 mil millones de usuarios de Internet a nivel global, un aumento de 8 por ciento con respecto a 2014, y 2.1 mil millones de usuarios de smartphones. Una cifra 23 por ciento mayor que el año pasado.
Entre los hallazgos, el informe da cuenta del uso de teléfonoes inteligentes, específicamente entre los jóvenes estadounidenses de entre 12 a 24 años, quienes son un claro ejemplo de esas cuatro dimensiones o signos de la nomophobia que fueron identificadas por los investigadores de la Universidad de Iowa: incapacidad para comunicarse y tener acceso a información, pérdida de conveniencia y conectividad.
Esta audiencia es, a su vez, una muestra de “consumidores que cada vez más esperan poder obtener lo que quieren cuando lo quieren”, dijo Meeker durante la presentación del reporte en la Code Conference del sitio de tecnología Re/code, que se llevó a cabo esta semana en Rancho Palos Verdes, en California.
Se encontró, por ejemplo, que 80 y 87 por ciento de los jóvenes aseguró que cuando me despierta, “lo primero que hago es tomar mi smartphone” y que su celular nunca se va de su lado, respectivamente.
Mientras que 78 por ciento de los encuestados reportó pasar “más de dos horas al día” utilizando su teléfono inteligente, y 60 por ciento considera que en los siguientes cinco años “(…) todo se realizará en los dispositivos móviles”.
De hecho, el uso del smartphone como guía de navegación paso a paso al conducir y para el seguimiento de noticias de último minuto forman parte de la información “justo a tiempo” que los jóvenes consultan con mayor frecuencia en sus teléfonos inteligentes.
¿Tienes nomofobia?
Estos son cinco de los 20 signos que forman parte del cuestionario realizado por Caglar Yildirim y Ana-Paula Correia para medir la nomophobia de las personas:
1. Me sentiría incómodo sin acceso constante a información a través de mi smartphone
2. Me daría miedo que mi teléfono inteligente se quede sin batería
3. Me molestaría si no pudiera usar mi smartphone y/o sus funciones cuando así lo quisiera
4. Si no pudiera usar mi celular, tendría miedo de quedarme varado en alguna parte
5. Si no tengo mi smartphone conmigo, me sentiría preocupado porque mi familia y/o amigos no me podrían contactar