Tal vez te suene que para hacerle frente a las frías temperaturas, lo necesario es mantenerse abrigado. Pero aunado a ello, es sumamente importante tomar ciertas medidas, sobre todo para proteger a los niños y bebés, que son los grupos más vulnerables al descenso de la temperatura.
Durante el otoño y con mayor ímpetu en el invierno, la alimentación es clave para reforzar las defensas, por ello los niños deben comer porciones extra de verduras y frutas.
La Secretaría de Salud (SS) señala que la población debe evitar tocarse los ojos, la nariz y la boca, pues son las vías principales por las que entran virus y bacterias al organismo.
La SS también recomienda que si la persona presenta síntomas comunes de enfermedades se quede en casa para eliminar la probabilidad de contagio.
Además de influenza, alergias y gripe, durante el invierno proliferan enfermedades como bronquitis, norovirus, herpes labial e infecciones de oído, así como asma, EPOC (Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica) y neumonía.
Se recomienda que, en casa, la temperatura ambiente no sobrepase los 22 grados centígrados. A su vez, se aconseja contar con un humidificador o un sistema de humidificación ambiental.
Protección para la piel
Los cambios drásticos de temperatura afectan directamente la piel, deteriorando la llamada capa hidrolipídica, exponiéndola a agresiones e infecciones. Esto también puede provocar deshidratación.
Algunos síntomas que se presentan son sequedad, descamación y heridas no graves o profundas.
Procura
>> Ingesta de líquidos y alimentos con alto contenido de vitamina C
>> Abrigarse y evitar cambios bruscos de temperatura
>> Lavarse las manos con frecuencia
>> No tocarse ojos, nariz y boca con las manos sucias
>> Limpiar la casa y el área de trabajo
> No salir si se presenta alguna enfermedad del tipo respiratorio