Una buena dosis de mascota

Cuando mis tías decían que tener un perro era la solución a todas las alergias (sobre todo si era de la raza Chihuahua), creía que solamente era una leyenda urbana.

Esa “leyenda” se sabe desde hace muchos años, pero esta semana se publicó un estudio en Pediatrics que dice que cuando un niño está rodeado de un perro al aire libre, durante su primer año de vida, se fortalece su sistema inmunológico.

Algunas de las infecciones que se pueden evitar están relacionadas a problemas en los oídos y respiratorios.

María Alesandra Pámanes María Alesandra Pámanes Publicado el
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Cuando mis tías decían que tener un perro era la solución a todas las alergias (sobre todo si era de la raza Chihuahua), creía que solamente era una leyenda urbana.

Esa “leyenda” se sabe desde hace muchos años, pero esta semana se publicó un estudio en Pediatrics que dice que cuando un niño está rodeado de un perro al aire libre, durante su primer año de vida, se fortalece su sistema inmunológico.

Algunas de las infecciones que se pueden evitar están relacionadas a problemas en los oídos y respiratorios.

El 30 por ciento de los niños que conviven con un perro o un gato son menos propensos a padecer fiebre, tos y rinitis.

Un gato como mascota también puede contribuir a fortalecer su sistema inmunológico, pero el resultado es mayor con un perro.

El estudio se llevó a cabo en Finlandia y constó de llevar, durante un año, a 397 niños para que se analizara su estado de salud. Los niños tenían entre nueve y 52 semanas de edad.

Especialistas del Hospital Kuopio, en ese país, afirman que los niños del estudio que convivieron con perros o gatos durante ese año resultaron muchísimo más sanos que los que no.

El estudio señala que esto se puede deber al fortalecimiento de su sistema inmunológico: de contraer una enfermedad, los niños que conviven con mascotas la superarían significativamente más rápido.

De hecho, algunos de los niños que participaron tenían padres con asma y otros no habían sido amamantados y aún así, sus resultados fueron los mismos.

Para contrarrestar otras posturas que señalan que no hace diferencia el hecho de tener un perro o un gato en casa, los especialistas finlandeses dicen que se deben tomar en cuenta dos factores determinantes de la investigación. Por ejemplo, el estudio se realizó durante su primer año de vida y no se involucró la presencia de otros niños.

Las infecciones en el tracto respiratorio aparecen, por lo general, en los primeros 12 meses de vida de un niño. La falta de leche materna, convivencia con hermanos y estancia en guarderías puede influir para que capte alguna infección de ese tipo, sin embargo, tener un perro en casa, disminuye la probabilidad de que el bebé se contagie.

Consulta el PDF del estudio en línea

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