Para muchos, el infierno es un horno de fuego inextinguible, un lugar de tormento eterno, donde su habitantes son martirizados por el tipo de vida que llevaron. Siempre se describe este lugar desde una visión religiosa. Transformar y jugar con esa idea es parte del objetivo de Ten cuidado con lo que deseas, montaje dancístico creado por Francisco Córdova, bailarín y director artístico.
“Es una interpretación personal del infierno, una propuesta que expresa y habita la arquitectura de un infierno contemporáneo. La idea es generar y hacer emblemáticos paisajes abismales, paisajes no terribles, sino más bien claustrofóbicos, encontrando la belleza en esos espacios que se van generando. Realmente es una pieza con la que estamos intentando desfocalizar el sentido de lo que el infierno es para todos”, explica en entrevista Córdova.
El artista pretende desarticular el pensamiento que se tiene del infierno que normalmente es generado desde una mirada religiosa y, en su lugar, hacer más amplio el imaginario del espectador para que entienda que hay otras muchas posibilidades
“En escena el público verá diversos paisajes construidos a través de muros como metáforas, como miedos, muros que generan fronteras, espacios diminutos y amplios donde realmente estamos. Este infierno que se propone no es un infierno más que en el que vivimos, es un infierno muy actual, muy presencial”, indica el bailarín.
Toda la música de la obra es original. Los paisajes sonoros que acompañan la pieza son creados y dirigidos específicamente para el montaje por el maestro Manuel Estrella, dos veces ganador como mejor compositor de música contemporánea para danza INBA-UAM.
Córdova cuenta que el proceso creativo de Ten cuidado con lo que deseas inició desde la elección de su equipo de trabajo porque desea compartir y dialogar desde el plano artístico y humano.
“Ensayos maratónicos en la búsqueda continua de símbolos y acciones que nos conectaran con el tema de la obra, el infierno. Decisiones escenográficas con objetivos de gran formato que dirigieron el sentido y dramaturgia de la propuesta. Han sido decisiones muy difíciles, pero al mismo tiempo, valiosas”, describe el director artístico.
La obra cuenta con amplias referencias literarias que ayudaron a focalizar y descubrir el infierno, desde una mirada arquitectónica. Dante, William Blake, Otilio Flores, Hans Urs Von Balthasar e Italo Calvino fueron clave para encontrar los paisajes de los cuales querían hablar.
“Ha sido un proceso donde el cuerpo ha necesitado entrenamientos rigurosos; donde la convivencia ha sido dirigida en su totalidad, en habitar un universo complejo. Un proceso complicado para el equipo de producción en solucionar los detalles más visibles, hasta el más homogéneo. Feliz de construir una historia con un equipo de creadores y llevarlo a escena”, narra Córdova al hablar de todo lo que hay detrás.
Después de su investigación, el bailarín afirma que comenzó a imaginar su propio infierno y se dio cuenta que no sería tan terrible. “Me interesa germinar la idea desde una perspectiva arquitectónica de cómo es ese lugar. Siempre he tenido la necesidad de encontrar las poéticas y la belleza de lo amargo, lo crudo”.
Su inspiración
En esta frase del libro Las ciudades invisibles, de Italo Calvino, encontró el creador la médula y eje creativo de la propuesta:
El infierno de los vivos no es algo que será; hay uno, es aquel que existe ya aquí, el infierno que habitamos todos los días, que formamos estando juntos. Dos maneras hay de no sufrirlo. La primera es fácil para muchos: aceptar el infierno y volverse parte de él hasta el punto de no verlo más. La segunda es peligrosa y exige atención y aprendizajes Continuos: buscar y saber reconocer quien y qué, en medio del infierno, no es infierno, y hacerlo durar y darle espacio.
Italo Calvino