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Una mirada a la psique bélica

Dentro del mundo del cine bélico existen íconos que marcan generaciones de cinéfilos y público aficionado a las armas, explosiones y demás adrenalina que ofrecen las producciones ambientadas en épocas de conflicto.

Dentro del mundo del cine bélico existen íconos que marcan generaciones de cinéfilos y público aficionado a las armas, explosiones y demás adrenalina que ofrecen las producciones ambientadas en épocas de conflicto.

Ejemplos memorables como “La delgada línea roja” de Terrence Malick en 1998, “Rescatando al soldado Ryan” del mismo año y dirigida por Steven Spielberg, ambas ambientadas y haciendo alusión a la Segunda Guerra Mundial, “Apocalipsis ahora” (1979) de Francis Ford Coppola, “Cara de guerra” (1987) de Stanley Kubrick, y un año después “Pelotón” de Oliver Stone, trilogía indispensable que muestra el infierno de la Guerra de Vietnam son solo algunos ejemplos cumbre en quienes siguen de cerca este tipo de cine.

Aunque hay que admitir que su manufactura es de un logro impecable, pocas cintas de guerra se enfocan en una pregunta clave: ¿Qué pasa con los veteranos que vuelven a casa y quieren tener una vida normal? 

“Francotirador” expone esa realidad de manera cruda en la pantalla grande.

Clint Eastwood desempolva su mirada de vaquero de los spaguetti westerns que fueran dirigidos por Sergio Leone y aplica la tensión dramática para los momentos más cruciales en esta película que tiene como escenario el Medio Oriente y la Guerra de Afganistán contra Osama Bin Laden.

Todo desde la óptica de Chris Kyle (interpretado por Bradley Cooper), que seguimos de manera omnipresente en cada momento del filme. Lo que inicia como un trabajo se convierte en una adicción, ya que al volver a casa para descansar, Kyle vive una paranoia constante y se siente fuera de lugar, volviendo al campo de batalla en varias ocasiones pareciendo que su familia fuera el pelotón de soldados, en lugar de su esposa e hijos.

Este estado de shock es bien sabido entre los veteranos que han regresado de conflictos bélicos, sin embargo en esta ocasión se retrata de manera directa y sin escapatoria para el espectador.

Este año Bradley Cooper cumple su tercera nominación consecutiva a los Premios de la Academia, ya que en 2013 contendió por “Los juegos del destino”, en 2014 “Escándalo americano” le dio su segunda nominación y este año compite tanto en Mejor Actor como por Mejor Película, pues es productor de la cinta, crédito que comparte con el director Clint Eastwood. 

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