Una ofrenda única

Investigadores del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) hallaron un colmillo de mamut que data de aproximadamente hace 10 mil años antes de nuestra era, que fue usado en la época prehispánica como ofrenda para consagrar el inicio de una construcción, señaló un comunicado del INAH. 

La defensa de mamut fue encontrada en el Cerro de los Magueyes, en el municipio de Metepec, Estado de México, durante labores de salvamento arqueológico realizadas por el mencionado instituto.

Eugenia Rodríguez Eugenia Rodríguez Publicado el
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Investigadores del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) hallaron un colmillo de mamut que data de aproximadamente hace 10 mil años antes de nuestra era, que fue usado en la época prehispánica como ofrenda para consagrar el inicio de una construcción, señaló un comunicado del INAH. 

La defensa de mamut fue encontrada en el Cerro de los Magueyes, en el municipio de Metepec, Estado de México, durante labores de salvamento arqueológico realizadas por el mencionado instituto.

Los investigadores infieren que el resto del animal extinto se trató de una ofrenda depositada, antes de construir, por habitantes de influencia Olmeca durante el periodo Preclásico Medio (1000 – 400 a.C.), debido a que el mismo estaba colocado en un sedimento de tepetate, cubierta con fragmentos de cerámica y restos de cenizas, carbón y algunas semillas carbonizadas.

“Encima de esta ofrenda, los pobladores desplantaron sus pisos y muros para edificar. 

En el Valle de Toluca se han hallado restos de mamut, incluso en el municipio de Metepec, pero no se habían descubierto en una ofrenda como ésta, es la primera en su tipo en la región”, comentó la arqueóloga María del Carmen Carbajal Correa, responsable del rescate.

El INAH destaca que lo importante del hallazgo es que para dicho tributo, los habitantes tuvieron que extraer el colmillo del mamut de la parte baja del valle, pues el hábitat de los mamuts no correspondía a las zonas altas. 

La arqueóloga María del Carmen Carbajal explicó que “con casi tres metros de largo, la pieza ósea fue llevada al cerro desde la zona lacustre. La apropiación de este elemento debió de haber sido pensada por ritualidad, puesto que le otorgaron un valor simbólico de la naturaleza y lo utilizaron en la ofrenda”. 

Se trató “(…) de un tributo muy temprano para ser de índole constructiva, ya que se está hablando del periodo Preclásico Medio”, citó el organismo a la arqueóloga Paz Granados Reyes, quien también formó parte de las labores de salvamento. 

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