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En 1991 debutó un joven director mexicano que hoy no solo es uno de los realizadores más sensibles y prometedores de su generación, sino que a lo largo de 20 años se ha convertido en un narrador de historias reconocido, respetado y admirado a nivel nacional e internacional.
Ese es Alfonso Cuarón Orozco, nacido en la Ciudad de México el 28 de noviembre de 1961, quien la noche del domingo se convirtió en el primer realizador mexicano que se lleva el Globo de Oro a Mejor Director, por su aclamada cinta “Gravity”. Esto aumenta la expectativa y las grandes esperanzas hacia su posibles nominaciones (y triunfos) en la próxima entrega del Oscar.
Guionista, productor y director, Alfonso Cuarón en la niñez soñaba con ser astronauta. En 1969, año en que el mundo entero fijó su mirada en el televisor para ver al hombre pisar la Luna por primera vez, Alfonso era un niño de tan solo ocho años, pero no uno cualquiera, pues mientras la mayoría de los pequeños presenciaron los pasos de Neil Armstrong a través de la pantalla de la TV, Alfonso salió corriendo de casa de su abuela para ver la Luna desde la terraza.
Y es que Cuarón se distingue por ser un observador nato, es un hombre que cuenta historias y comunica sentimientos inclusive con la mirada. Cuando está tras las cámaras, las emociones que solo él puede evocar, las plasma en cada escena que escribe y dirige.
Cuando tenía 12 años, le regalaron su primera cámara y de inmediato comenzó a filmar y retratar como solo él puede hacerlo. Vivió y creció en una casa muy cerca de los Estudios Churubusco… con el ambiente del séptimo arte a su alrededor.
Es hermano del también escritor y director Carlos Cuarón y cursó sus estudios en el Centro Universitario de Estudios Cinematográficos (CUEC), en donde conoció a Mariana Elizondo, con quien estuvo casado de 1980 a 1993. Su único hijo, Jonás, es producto de ese matrimonio.
En dicha institución también conoció a Emmanuel “El chivo” Lubezki, su gran amigo y mancuerna cinematográfica. Han colaborado en cinco películas y el trabajo que han realizado es poesía audiovisual pura.
Aunque se dice que lo expulsaron del CUEC porque su cortometraje “Vengeance is mine” estaba en inglés, lo cierto es que el director mexicano abandonó el lugar porque no pudo comercializar la mencionada producción.
Fue conserje en el Museo Nacional del Arte y asistente de director en algunas cintas. Fungió como director en ciertos episodios de “La hora marcada”, serie producida por Televisa.
En aquella época conoció a otro prodigio del cine mexicano de su generación, Guillermo del Toro. La amistad surgió tras una crítica que le hice Del Toro sobre uno de los episodios.
Y al llegar 1991, después de que se cancelara la producción de una película, el Instituto Mexicano del Cine (IMCINE) le ofreció dirigir una historia que Cuarón había escrito con su hermano Carlos, “Solo con tu pareja”.
La cinta fue patrocinada por Conasida (organismo del gobierno que estudia y apoya a las personas que padecen SIDA), y fue la primera colaboración entre Cuarón y Lubezki.
El cineasta obtuvo el premio Ariel por este largometraje.
Además, este filme se convirtió en la catapulta de Alfonso Cuarón, primero a Hollywood, después al mundo. Depositando su trabajo en el corazón de la historia del cine mexicano e internacional.
Verde que te quiero verde
La película por la que el mundo entero reconoce a Cuarón dentro de Hollywood es sin duda “La princesita” que, además de “Solo con tu pareja”, es una muestra de la exquisitez con la que dirige y de su boleto al cine comercialmente exitoso.
La mayoría recordará un rasgo particular de esa historia: el color verde.
Esta película es el primer largometraje de Cuarón para uno de los grandes estudios, Warner Bros.
Alfonso considera que es su película “más personal” y sin titubear se podría decir que es, de toda su filmografía, la cinta que demuestra de principio a fin su sello, capacidad y pasión por lo que hace.
Desde su estreno en 1995, niños y adultos se olvidaron de la versión que hizo Shirley Temple en 1939.
La tonalidad de color verde que predomina en la película entera la convierte en una experiencia visual mágica, con abundante drama. Y una encantadora fotografía a cargo de “El chivo” Lubezki.
Cuarón combina elementos que hacen vibrar el alma de un adulto, junto con la fantasía que enaltece la imaginación de los niños.
Y el uso del color verde se repite en “Grandes esperanzas”, cinta en la que no solo vuelve a trabajar con Emmanuel Lubezki en la fotografía, sino que también vuelve la batuta de Patrick Doyle en la banda sonora.
La adaptación de Cuarón del clásico de Charles Dickens es narrativa, poesía y sensualidad en cada fotograma. Además, refleja su personalidad como director. Todo bajo el encanto del color verde, el tono de la esperanza.
Y es que Alfonso Cuarón se dedica a hacer obras de arte que además son entretenimiento en su esplendor.
Aunque para muchos destrozó el clásico de la literatura inglesa al llevarlo a una época moderna, lo cierto es que se trata de una obra maestra que termina por enloquecer las emociones del espectador con actuaciones memorables y una espléndida dirección.
Aunado a la ambientación y las locaciones que son la cereza del pastel en este paraíso de color esmeralda.
Un maestro de las emociones
En el 2001 llegó “Y tú mamá también”, cinta que le valió una nominación a los Premios de la Academia por Mejor Guión Original. Esta historia protagonizada por Diego Luna, Gael García Bernal y Maribel Verdú está considerada un ícono del cine mexicano contemporáneo.
En el 2004, Cuarón lanzó a la pantalla grande su quinto largometraje en Hollywood, “Harry Potter y el prisionero de Azkaban”.
La tercera entrega de la saga de Potter destaca porque con cada escena, Cuarón hace hervir diferentes emociones. La misma J.K. Rowling, autora de la franquicia literaria del mago inglés, declaró que esta era su favorita de la serie cuando la vio por primera vez y confesó haber estado satisfecha con el resultado.
Rowling también dijo que sin tener información, Cuarón dio pistas clave a futuros libros de Potter (la saga está compuesta por siete entregas en total).
El mexicano fue fiel a su estilo y aunque para muchos fans eso rompió con el mundo del mago de las primeras dos películas, la tercera cinta es, como de costumbre, un filme personal, que resalta la genialidad que tiene Alfonso Cuarón cuando está tras las cámaras.
Para Peter Travers, de Rolling Stone, esta película no solo es “la mejor y más emocionante de las tres películas de ‘Harry Potter’ hasta la fecha, es también un film que puedes ver incluso si nunca has oído hablar de la autora J.K. Rowling y de su joven héroe mago”.
Y aunque no hay Quidditch y uno que otro elemento de los libros, “Harry Potter y el prisionero de Azkaban” ofrece “lo que ninguna de sus predecesoras tenía: realmente magia”, según Steven Rea de The Philadelphia Inquirer.
Los símbolos y las emociones están hasta en la técnica que utilizó Cuarón. Un ejemplo claro es la tonalidad oscura que predomina en la cinta y los movimientos de alejamiento y acercamiento en los planos contendientes, tal como en la escena en que Harry se enfrenta por primera vez a un dementor en el tren rumbo a Hogwarts: se refleja la tensión y lucha entre fuerzas contrarias.
Aún sin tener conocimientos profundos de cine, el subconsciente de los espectadores logra captar todos y cada uno de los detalles que solo Cuarón puede confabular, gracias a la transmisión y recepciones de sensaciones y emociones en sus películas.
Su forma de narrar una historia siempre es visualmente deslumbrante y artísticamente deleitante. Prueba de ello es su sexto largometraje, “Niños del hombre”.
En este, “El chivo” Lubezki vuelve a regalarle al público una fotografía sublime, claro de la mano de una fantástica dirección de Cuarón, quien le apuesta a la ciencia ficción y a una distopía como ingrediente principal.
Para la mayoría de los amantes del cine esta es la mejor película de Alfonso, ya que con sus planos secuencia muestra la crudeza con la que se puede terminar un planeta con las garras del ser humano.
Esta cinta es exhaustiva para todo espectador, pues absorbe por completo las emociones del mismo.
‘Cuando termino una película, no la vuelvo a ver’
A pesar de que en alguna ocasión soñó con ser un astronauta, desde niño siempre quiso hacer películas. De hecho, su familia siempre lo apoyó en ese aspecto.
En el Festival de Cine de Morelia 2013, Cuarón señaló que el apoyo siempre lo tuvo, sobre todo el de su madre (a quien le agradeció en español en los Globos de Oro).
Y contó que durante su infancia, su mamá le platicó sobre grandes realizadores como Steven Spielberg y Francis Ford Coppola.
Cuarón dijo alguna vez que dejó México “para sobrevivir artísticamente hablando. Si me hubiera quedado, Hubiera sido forzado por el gobierno, que controla la industria del cine, para dirigir programas de TV o comerciales o infomerciales sobre el gobierno”. Y “lo que no se hereda, se hurta”, ya que su hijo Jonás también es escritor y director. Ambos colaboraron juntos en el guión de “Gravity”.
A esta experiencia con su hijo, Cuarón la describió como aprendizaje y de nostalgia, pues dice que el joven le recordó la manera en la que se hace el cine sin prejuicios, ni temores, “un cine de entretenimiento, porque el entretenimiento puro es parte del valor (…)”.
“Gravity” ha sido catalogada por directores como Quentin Tarantino y James Cameron, como la mejor película que se ha hecho sobre el espacio. Además, fue el mejor estreno de la temporada de otoño en el 2013 y estuvo en la mira de todo el público cinéfilo durante las varias semanas que tuvo de exhibición en la cartelera a nivel mundial.
Los aplausos de la crítica y el público se enfocaron en los efectos visuales de la cinta, que son impresionantes.
Neil deGrasse Tyson, astrofísico reconocido, resaltó algunos detalles sobre su validez científica y la describió como “hipnotizante”.
Con o sin errores, la nominen a los Oscares o no, lo cierto es que la cinta de Alfonso Cuarón es un deleite visual para la mayor parte de la crítica y el público.
El conocido astronauta Chris Hadfield puntualizó que “los (efectos) visuales son espectacularmente buenos. No sé cómo lo hizo (Cuarón)”. Y John Frosch, de The Atlantic, subrayó en octubre de 2013 que “(…) los efectos especiales ponen en ridículo a los estrenos de Hollywood recientes”.
Alfonso Cuarón desafió las leyes de la gravedad y del séptimo arte… algo que la Academia de Hollywood seguramente no ignorará.