Hablar más de una lengua mejora nuestra carta de presentación. Independientemente del número de idiomas que dominemos aparte de la materna, el cuello se ve alzado, se suma bagaje cultural y se obtienen ventajas competitivas que van más allá de factores socioeconómicos.
Por años se creía que el aprendizaje de un segundo idioma entorpecía el desarrollo del primero, trayendo consigo retrasos en el habla en los niños y/o confusión respecto a qué lengua utilizar.
Sin embargo, los hallazgos arrojados de una ola creciente de investigaciones han comenzado a demostrar que el supuesto obstáculo de esta actividad simultánea, lejos de perjudicar o deteriorar las capacidades cognitivas, las mejora, las fortalece.
Esto se atribuye al hecho de que quienes hacen un uso regular de dos idiomas, se deben dar a la tarea de inhibir, por ejemplo, el idioma español, al tiempo que realizan el cambio o un “switch” al francés que necesitan emplear según la situación en la que se encuentren.
Y esta clasificación de dos lenguajes es responsabilidad de lo que la neurocientífica cognitiva y experta en bilingüismo Ellen Bialystok, de la Universidad de York, en Toronto, llama “sistema de control ejecutivo”, el que nos permite cambiar la atención de un asunto a otro, enfocándonos en lo que es relevante en un momento preciso, ignorando el resto de las distracciones.
El poder de un cerebro bilingüe
“El uso habitual de este sistema de control ejecutivo para el procesamiento del lenguaje común, tiene el efecto de configurar nuevamente tanto la lengua como las redes del cerebro”, dice Bialystok en entrevista vía correo electrónico para Reporte Indigo.
Aquellas personas bilingües –considerando los que usen ambos idiomas de forma frecuente, no solo ocasionalmente– realizan una mayor “gimnasia” mental, haciendo más eficiente el control ejecutivo del cerebro que aquellos que dominan un solo idioma.
Un beneficio del que incluso gozan los bebés de meses, criados en un hogar bilingüe.
En un estudio de 2009 encabezado por la psicóloga Ágnes Kovács, de la Escuela Internacional para Estudios Avanzados, en Trieste, Italia, se evaluó qué tan rápido un grupo de bebés de siete meses lograba adaptarse al cambio de reglas, luego de aprender que al escuchar un patrón de sonido vocal, aparecería, sin falta, un muñeco en una misma ubicación de la pantalla de una computadora.
Entre los bebés participantes estaban aquellos que habían sido criados en un hogar bilingüe y aquellos expuestos a un solo idioma.
Tanto los bebés bilingües como los monolingües respondieron por igual en la primera serie de pruebas, poniendo en práctica de forma exitosa el aprendizaje de anticipar la aparición del muñeco, dirigiendo la mirada al lugar indicado de la pantalla.
Pero cuando los investigadores alteraron la secuencia, moviendo la posición del muñeco al lado opuesto de la pantalla, los infantes bilingües se adaptaron rápidamente al cambio, dirigiendo la mirada de anticipación a la nueva ubicación.
Por el contrario, los bebés monolingües no lograron “salir” del patrón de aprendizaje previamente adquirido, manteniendo la mirada fija hacia la misma dirección.
Esta capacidad de las personas bilingües de negociar entre idiomas de forma “limpia” y simultánea, libre de confusiones e interferencias, es lo que la docente en psicología de la Universidad Estatal de Pensilvania Judith Kroll, denomina como “malabares mentales”, lo que, demostró en un estudio reciente, los lleva a tener mejor desempeño que los monolingües en las tareas multitask.
Si bien los estudios de actividad cerebral en niños bilingües y monolingües demuestran que las áreas del cerebro involucradas en el lenguaje se desarrollan de forma similar en ambos grupos, sí se han observado diferencias en regiones específicas asociadas a la producción del habla y a las habilidades del pensamiento –como la corteza frontal inferior–, siendo el de los bilingües el que registra mayor actividad.
Independientemente de la edad, para gozar verdaderamente del tónico que el bilingüismo produce en el cerebro, no basta con asistir a un curso sabatino: es necesario realizar “malabares mentales” entre ambos idiomas durante toda la vida; hacer un uso constante de las dos lenguas.
Así lo demostró un estudio reciente liderado por Anat Prior, de la Universidad de Haifa, en Israel, publicado en el Journal of the International Neuropsychological Society, quien se valió de un test visual para comparar el desempeño de personas bilingües que hablaban mandarín-inglés, español-inglés y participantes que solo dominaban el idioma inglés, todos residentes de San Diego, California.
A diferencia de los hablantes de mandarín-inglés, quienes hacían un uso más limitado del lenguaje, sin realizar el “switch” entre ambos idiomas de forma regular, las personas bilingües que dominaban el inglés-español hacían del cambio entre un idioma y otro una constante en su estilo de vida.
Cuando los tres grupos se sometieron a una prueba que consistía en clasificar imágenes en base a color o forma, Anat y colegas observaron que ante un cambio drástico de categoría, quienes mostraron ventaja fueron solo aquellos participantes que alternaban una y otra vez el inglés y español; los bilingües de mandarín-inglés obtuvieron el mismo resultado que los monolingües en esta última fase de la prueba.
Pero el bilingüismo tampoco es una panacea para mantener el cerebro ágil.
Y es que “el bilingüismo”, apunta Bialystok, es “solo una manera de aumentar la estimulación del cerebro y de la mente (…). Hay muchas opciones — cualquier cosa que hagamos para mantenernos activos, comprometidos y alertas, es favorable para el cerebro”.
Bilingüismo en cerebro senil
Los beneficios también se pueden extender a la edad avanzada, retrasando la aparición de los síntomas de la enfermedad neurodegenerativa de Alzheimer en personas bilingües. Así lo demostró la más reciente investigación de Bialystok, publicada en la revista Neurology. Esta ventaja reside en el régimen de entrenamiento mental al que se somete el cerebro, producto de la coordinación simultánea y sin tregua entre dos idiomas.
Acepta el reto
Nunca es tarde para convertirnos en parlanchines bilingües o políglotas, para los más ambiciosos. Ahora menos con las herramientas de aprendizaje en línea.
Basta con ver la propuesta de Memrise, sitio Web de aprendizaje de idiomas fundado por el campeón de memoria británico Ed Cooke y el neurocientífico de la Universidad de Princeton, Greg Detre, de cuya eficiente metodología se valió el periodista científico estadounidense Joshua Foer para aprender, en 22 horas, el lingala, lengua hablada en el noreste de la República Democrática del Congo.
Comunidad Memrise
Aprende idiomas de manera divertida
Cerebro bilingüe
Estudio en PDF (en inglés)