Una extremidad enorme cubre la pantalla de cine, el sonido retumba en las bocinas y tu corazón comienza a palpitar cada vez más rápido. Las grandes producciones de Hollywood, sobre todo si hay un monstruo en cuestión, se distinguen por jugar con el espectador, y coquetear durante un promedio de dos horas, en una montaña rusa de emociones.
La banda sonora es clave para lograr que los espectadores sucumban ante los trucos de los directores de las megaproducciones. Y si se habla de monstruos o criaturas como la de “Tiburón”, “King Kong” o “Godzilla”, ese juego se convierte en la fórmula básica para una franquicia taquillera (y palomera).
La cinta del momento, el reboot de “Godzilla”, domina la taquilla desde este fin de semana, cuando se estrenó a nivel mundial. Y, como toda megaproducción, el público entero está a la espera de ver las dimensiones de la imagen hecha por computadora, con el fin de estremecerse y caer ante el sonido Dolby, pese a que no es una película de terror.
Sin embargo, en este caso, los efectos especiales logran atraer, la historia es como cualquiera se la pudo haber imaginado, pero su estrella no es la titánica criatura, ya que esta se ha convertido en un personaje secundario.
El “truco” del director, Gareth Edwards, está considerado un clásico del cine del siglo 21, enseñar una extremidad, luego otra parte de su cuerpo y así sucesivamente, hasta llegar a un clímax visual, en donde las imágenes CGI (hechas por computadora), logran recordar por qué seguimos acudiendo al cine, en lugar de quedarnos en casa, acompañados de Netflix.
Pero en este remake, ese “truco” logró que la estrella apareciera 60 minutos después de que ha dado inicio la película. Inclusive algunos espectadores inclinaron su cabeza (y lo reconocieron en redes sociales), con tal de alcanzar a ver más de la criatura mientras se mostraba tan solo una probadita, en medio de explosiones y destrozos que suplen, en cierto modo, al elenco conformado por humanos.
Kyle Buchanan, de la revista Vulture, dice que “la audiencia, en la actualidad, está más acostumbrada a espectáculos orgásmicos que a juegos preliminares”. Por lo que ese coqueteo resulta desesperante, en lugar de seductor.
Y Forrest Wickman, de Slate, comenta que la cinta “es un retorno radical a este tipo de restricción de presentar a la criatura, a la antigua”.
Por su parte, Christopher Orr, de The Atlantic, subraya que “(Gareth) Edwards introduce al monstruo gradualmente, un vistazo aquí, un vistazo allá, como lo hizo Toshiro Honda con el Godzilla original, hace 60 años”.
De hecho, el propio Edwards denominó este recurso como “cinematic foreplay” (o juego preliminar cinematográfico).
Para lograr confabular las fórmulas clásicas, con las imágenes y los efectos actuales, el balance será el éxito pero, la pregunta es: ¿Cómo satisfacer a la audiencia contemporánea con tan solo una probadita antes de que se “aburra” y saque su celular en plena sala para tuitearlo?
Todo con medida
La diferencia entre la aparición triunfal del Godzilla original, en la cinta homónima de 1954, es que esta se dio tan solo 22 minutos después de que inició la cinta. Lo que fue aumentando conforme se realizaban remakes. En 1956, la enorme “lagartija” apareció a los 40 minutos, en 1998 a los casi 50 minutos y en la de este año, pasada la hora.
No es algo nuevo, pero la fórmula debe ser aplicada con mucho más cuidado que antes, a pesar de contar con las mejores criaturas de CGI.
Basta recordar otro ejemplo icónico: “King Kong”. En la cinta original, que llegó a la pantalla grande en 1933, el gorila mantuvo en una espera “agonizante a los espectadores durante 47 minutos antes de salir de entre los árboles”, dice Wickman de Slate.
Al igual que con “Godzilla”, en los reboots de “King Kong”, de 1976 y 2005, la criatura fue tardando cada vez más en aparecer. Casi una hora en 1976 y poco más de 60 minutos en la del 2005, del director Peter Jackson.
Y qué decir de “Jurassic Park” (1993), en donde el famoso T-Rex aparece de cuerpo completo a los 64 minutos. Mismo caso de “Alien” (1979), cuyo monstruo sorprendió al público pasada la hora.
Dan O’Bannon, guionista de esta última, dijo que “(…) la subexposición es siempre más eficaz que la sobreexposición cuando usted está tratando de asustar a la gente”. Pero la película se estrenó a finales de la década de los 70, con una audiencia que no estaba tan acostumbrada a lo inmediato, rápido y efímero.
Aunque la narrativa es distinta, en la televisión sucede algo similar con los melodramas, los espectadores podemos disfrutar de manera agonizante el hecho de que una pareja luche por consumar su amor y los pocos segundos, minutos o escenas en los que están juntos, antes de separarse de nuevo, son una dulce tortura.
Y cuando llega el final feliz, las emociones caen de tajo, terminando el recorrido de la montaña rusa emocional.
A todos nos gusta el jugueteo y coqueteo, el vaivén de las emociones, e inclusive se disfruta la impaciencia que genera la antesala de un clímax.
Sin embargo, es un arma de dos filos, sobre todo en el séptimo arte, en el que la atención de una sala repleta, con más de 100 espectadores, puede perderse en un abrir y cerrar de ojos.
¿Cuánto se tarda en aparecer el monstruo?
> “King Kong” (1933): 47 minutos
> “Godzilla” (1954): 22 minutos
> “Jaws” (1975): 62 minutos
> “King Kong” (1976): 50 minutos
> “Alien” (1979): 67 minutos
> “Jurassic Park” (1993): 64 minutos
> “Super 8” (2011): 80 minutos
> “Godzilla” (2014): 60 minutos