Yuri Knórozov, el soldado de Ucrania que descifró la escritura maya sin conocer México

Yuri Knórozov logró descifrar lo que siglos antes había escrito el fray Diego de Landa, ya que le dio un enfoque lingüístico y no arqueológico
Indigo Staff Indigo Staff Publicado el
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Ucrania, y las personas que lo habitan, son mucho más que una zona en conflicto y guerras, ya que de esta nación han surgido mentes brillantes que revolucionan la comprensión del mundo, tal como Yuri Knórozov, un soldado ucraniano, que logró descifrar la escritura maya, sin venir a México.

Antes de él, nadie más pudo saber qué significaban los códices mayas, por este motivo en la entrada principal del Centro de Convenciones en Mérida se levanta una figura en bronce de Yuri Knórozov, un hombre de cara afilada que lleva entre sus brazos a un gato.

Además, debajo de él lleva la frase “en mi corazón siempre seré mexicano”, dicha por el soldado. ¿Conoces esta historia que une a México y Ucrania?

Diego de Landa: el primero en tratar de descifrar

Mucho tiempo antes del ucraniano Yuri Knórozov, el misionero franciscano Diego de Landa intentó descifrar la escritura maya, luego de que mandar a asesinar a miles de indígenas mayas, ya que de otra forma lo acusarían de herejía, de acuerdo con la Revista de la Universidad de México.

No obstante, el fray no quemó todos los objetos de culto y códices mayas, pues conservó algunos y escribió la ‘Relación de las cosas de Yucatán’, en donde se puede encontrar un apartado llamado ‘Alfabeto maya’, que sirvió de base para el desciframiento de los glifos.

¿Cómo llegaron los códices a Yuri Knórozov?

Aunque la obra del fray Diego de Landa y Yuri Knórozov estaban en contextos y lugares muy diferentes, la historia los unió, ya que el ucraniano, un asiduo lector de las aventuras de Sherlock Holmes, con una curiosidad nata y amante del conocimiento, dejó su tranquila vida para participar como soldado en la gran guerra.

Así, comenzó a luchar en contra de los alemanes hasta 1945 cuando entró junto con el Ejército Rojo a la ciudad de Berlín. Fue en este lugar en donde se encontró con cajas llenas de libros, pues una biblioteca estaba siendo evacuada; así que eligió dos para llevarlos consigo: ‘La relación de las cosas de Yucatán’ y un facsimilar de los Códices mayas.

De esta forma, cuando acabó la guerra y volvió a Ucrania comenzó a estudiar etnografía y lingüística en la Universidad de Moscú, donde se entusiasmó con la egiptología y con el chamanismo de algunas culturas de Asia Central e incluso participó en expediciones arqueológicas.

Además, él tenía una filosofía para sus estudios, pues indicaba que: “Cualquier sistema o código elaborado por un ser humano puede ser resuelto por cualquier otro ser humano”. Lo cual motivó a su profesor a encomendarle una tarea muy difícil: descifrar los escritos mayas.

“Si crees que cualquier sistema de escritura producido por seres humanos pueden leerlo otros seres humanos, ¿por qué no tratas de leer los glifos mayas?”, le dijo su profesor. Knórozov aceptó el desafío que terminó por materializarse en su tesis doctoral en ciencias históricas en 1955.

¿Cómo descifró la escritura maya?

Para descifrar lo indescifrable Yuri Knórozov utilizó una óptica distinta a la que todos los demás habían usado, pues su enfoque no fue desde la antropología, ya que utilizó sus conocimientos en lingüística para saber qué es lo que decían los mayas en sus escritos, de acuerdo con la Revista de la Universidad de México.

De esta forma, comenzó por aprender a hablar español; además, aprendió todo lo que pudo sobre México y Yucatán a través de libros, ya que, al estar en un contexto de la Guerra Fría, le fue imposible venir a nuestro país.

Así, su investigación la realizó completamente dentro de las cuatro paredes de su oficina en Leningrado; sin embargo, esto no fue un obstáculo, pues desde ahí descubrió el código fonético de la escritura jeroglífica maya.

La clave, fue que los estudiosos del mundo maya sostenían que la escritura maya se basaba en logogramas: cada símbolo correspondería a una palabra completa, lo cual hacía imposible saber qué significaba la escritura maya, ya que en realidad esta no se realizaba solamente con sílabas, era una combinación de ellas y glifos; además, tenía 355 signos.

Lo anterior fue descubierto por Yuri Knórozov quien llegó a la conclusión de que el “alfabeto jeroglífico” contenido en la obra de fray Diego de Landa era, sin más, un silabario, descifrando así la escritura maya.

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A pesar de ello y el enorme descubrimiento, su trabajo no fue aceptado, ya que Yuri Knórozov fue estigmatizado por pertenecer a un país comunista, por lo que lo descalificaron en numerosas ocasiones.

El descubrimiento de Knórozov fue aceptado mundialmente hasta la década de 1970; además pudo viajar a México en 1995 y su interpretación del alfabeto de fray Diego de Landa ha sido equiparada al descubrimiento de la piedra Rosetta que facilitó la clave para descifrar los jeroglíficos egipcios, explica la Revista de la Universidad de México.

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