El 2 de marzo de 2006, tuvo lugar uno de los casos más violentos que haya conmocionado a la sociedad de Nuevo León: el asesinato de los hermanos Erik y María Fernanda Peña Coss, a manos de Diego Santoy Riveroll, de entonces 21 años.
Los pequeños Erik y María eran los hermanos de la ex novia de Diego, Erika Peña Coss.
Erik y María fueron asesinados en su propia casa; Erika también resultó herida, así como una trabajadora doméstica de la familia fue secuestrada.
Por el crimen, Diego había sentenciado a 137 años de prisión, pero logró reducir su condena a 71; sin embargo, la legislación indica que Diego no puede pasar más de 40 años tras las rejas… ¿podrá “El Asesino de Cumbres” vivir su senectud en libertad?
Aunque Diego paga por los crímenes, la sociedad sigue dividida por el caso.
De acuerdo con algunas versiones, el caso fue manipulado por Erika, hermana mayor de las víctimas mortales. Hay quienes consideran que ella, incluso, pudo haber sido cómplice de la muerte violenta de sus hermanos.
Una celebridad
El caso de “El Asesino de Cumbres” adquirió gran notoriedad en los medios de comunicación del país.
Tras la difusión del caso, en Nuevo León surgió un grupo de jóvenes mujeres que se dijeron encantadas por la ‘belleza’ de Diego Santoy.
Las seguidoras de Diego formaron un club de fans; el líder del grupo era Lety, quien creó el grupo en 2009… y ahora es la esposa de Diego; juntos tuvieron un hijo.
La historia de Diego también llegó al cine.
En 2014 se estrenó la cinta “Cumbres”, inspirada en los crímenes y realizada por Gabriel Nuncio.
En la historia, dos hermanas escapan, luego de que una comete un crimen… en 2006; así lo hizo Diego, quien intentó darse a la fuga junto con su hermano.
¿Y Erika?
Según la información más reciente sobre el caso, Erika, hermana de los niños asesinados, se mudo a Guanajuato, donde contrajo matrimonio años más tarde.
Sobre la madre de los pequeños, Teresa Coss, ex conductora de televisión, lo único que sabe es que vendió la casa en la que se cometieron los homicidios.
A sus 33 años, Diego Santoy es “residente” del penal de Cadereyta, centro penitenciario que, en muchas ocasiones, ha atraído los reflectores por las quejas de los internos sobre las condiciones de seguridad.
Quienes conviven con Diego aseguran que el muchacho sigue estudiando y que, incluso, se encarga de ayudar a otro reos.
Testigos afirman que Diego, por ejemplo, da clases de computación a sus compañeros.