Árbitro ¿vendido?
El juego electoral está por comenzar y se antoja complicado, no solo para los protagonistas, sino también para los encargados de impartir la justicia.
En uno de los procesos electorales más complejos de la historia, la falta de herramientas para tomar decisiones certeras, ponen al Instituto Nacional Electoral (INE) y sus consejeros en medio del campo, donde está en juego su prestigio como árbitros de la contienda.
El proceso electoral de este año promete ser de los más judicializados de la historia.
Imelda Garcíahttps://www.youtube.com/watch?v=IKVwx4oIP54
El juego electoral está por comenzar y se antoja complicado, no solo para los protagonistas, sino también para los encargados de impartir la justicia.
En uno de los procesos electorales más complejos de la historia, la falta de herramientas para tomar decisiones certeras, ponen al Instituto Nacional Electoral (INE) y sus consejeros en medio del campo, donde está en juego su prestigio como árbitros de la contienda.
El proceso electoral de este año promete ser de los más judicializados de la historia.
La introducción de nuevas causales de nulidad, como el rebase de los topes de campaña o la compra de espacios en radio y televisión, traerá una oleada de quejas que deberán ser resueltas por el órgano electoral.
A esto se suman las nuevas reglas de fiscalización que posibilitan que un candidato pueda perder, incluso su registro, y quedar descalificado.
En la vorágine de las campañas políticas con estas nuevas condiciones, y señalados por los reflectores de todo el país, los consejeros electorales han tomado decisiones que han resultado polémicas; algunas por su dureza, otras por su laxitud.
Lo que a los ojos de varios actores parece común es la práctica de los consejeros del INE de tomar decisiones basados en interpretaciones y –aparentemente- no cobijados en un marco legal estricto.
El problema es de origen. La conformación del árbitro electoral de esta contienda estuvo marcado por el reparto de cuotas partidistas y hoy los propios partidos están pagando esa factura.
A esta condición se suma la escasez de herramientas legales que permitan a los consejeros tomar decisiones más certeras.
Ocurre así, por ejemplo, en el nuevo esquema de fiscalización, con el que solo se puede hacer rendir cuentas sobre una parte de los recursos, ya que se dejó fuera de la ley la vigilancia de otros mecanismos que benefician a los candidatos o los partidos.
La cancha está lista para la polémica, que apenas comienza.
Problema de origen
Con la aprobación de la reforma político electoral del 2013-2014, en la que se crearon las normas que rigen la actual elección, llegó la transformación del Instituto Federal Electoral (IFE) en Instituto Nacional Electoral (INE).
Con el cambio, llegaron también las negociaciones sobre cómo se llevaría a cabo el nombramiento de los 11 consejeros electorales.
A principios del 2014, en la Cámara de Diputados las bancadas comenzaron los jaloneos. Se instaló una mesa de expertos externos para hacer la evaluación de los perfiles de candidatos a consejeros y obtener así a los mejores.
Ya en el interior de la Junta de Coordinación Política se llevó a cabo el reparto de cuotas y se decidió a qué consejeros del extinto IFE se apoyaría para permanecer en el nuevo órgano.
Ricardo Monreal, entonces coordinador de la bancada de Movimiento Ciudadano –hoy candidato de Morena a la jefatura delegacional de Cuauhtémoc-, denunció que la conformación del nuevo INE era un asunto de cuotas partidarias.
Reveló la forma en que los partidos se habían “repartido” el INE: cinco consejeros para el PRI, tres para el PAN y tres para el PRD.
Así, el primer Consejo General del INE quedó constituido por consejeros impulsados por los tres principales partidos políticos.
Para Pablo Xavier Becerra, catedrático de la Universidad Autónoma Metropolitana, esta génesis es el problema de fondo del INE.
Su origen partidista lo coloca como un órgano viciado desde su nacimiento, en el que salen a relucir las filias y fobias de sus integrantes, por encima de la ley electoral.
“Son los partidos los que deciden finalmente quiénes entran y quiénes no. Y eso evidentemente le da un sesgo desde un principio, que se nota de hecho en la mayoría de las decisiones.
“Se nota la formación de bloques cercanos a los partidos y eso genera una tensión muy nociva para el INE, porque en lugar de que las decisiones y las discusiones estén guiadas por el conocimiento de la materia electoral, por la valoración de la ley y de lo que se está discutiendo, en lo fundamental se toman en buena medida por el partido que propuso a los consejeros, por cercanía con esos partidos”, consideró Becerra, en entrevista.
El problema de este tipo de conformación del órgano electoral no termina en el INE.
Al ser una nueva facultad de los consejeros el nombramiento de los integrantes de los Organismos Públicos Locales (OPLES), el modelo de partidos se trasladó a los estados, con lo que las decisiones del árbitro electoral de cada entidad también se han visto tocadas por los partidos.
“Y lo que ahora tenemos son conflictos interminables en los institutos electorales no por posiciones específicas de conocimiento o del tema electoral, sino en buena medida por adscripción a tales o cuales posiciones de los partidos políticos”, sentenció Becerra.
El académico señala que después de este proceso electoral será necesario revisar la forma en que se conformará más adelante el INE para evitar la partidización del árbitro.
“Hay un problema en el que ahora está metido el sistema electoral mexicano. Tenemos un problema central de un modelo de árbitro electoral fuertemente sesgado hacia los partidos por la forma de nombramiento, y tenemos un problema de competidores que saben que pueden violar la ley (…) tal parece que estamos en un círculo vicioso”, afirmó.
¿Filias y fobias?
Por la mesa del Consejo General del INE han pasado asuntos que desataron las críticas de representantes de los partidos políticos en diversos sentidos. Los ataques siempre se centraron en las filias o fobias de los consejeros hacia tal o cual instituto político.
La primer crisis ocurrió en febrero pasado, cuando representantes de siete de los 10 partidos políticos sentados a la mesa del INE se levantaron de las discusiones.
La discusión surgió por el retiro de dos temas del orden del día, relacionados con la suspensión de programas gubernamentales en la temporada electoral.
El retiro de los temas provocó una andanada de acusaciones contra el bloque de consejeros que votaron a favor de la suspensión de la discusión por favorecer al Gobierno federal y al PRI.
“Me sorprende formalmente, pero no me sorprende políticamente, que el consejero (Marco) Baños, fiel defensor de quien lo puso aquí en este Consejo, de su partido, el Revolucionario Institucional, hoy quiera bajar estos temas. Pensé que no se atrevería, pero sí se atreve, por lo menos tiene valor de defender bien a su partido”, lanzó en esa sesión Horacio Duarte, representante de Morena ante el INE.
En sentido contrario, la semana pasada, los representantes del PRI acusaron a los consejeros del INE de convertirse en verdugos del PVEM por las constantes multas que le han impuesto a ese partido.
“A mí me parece que están a punto de agarrar la pelota y patearla, el árbitro, y ya meterse a la cancha y también hacer jugadas. Y aguas porque esa no es la función. Ustedes son consejeros que, al final de cuentas, lo que garantizan es la ciudadanización de este órgano colegiado. Y al final de cuentas lo que ustedes representan es para preservar estos derechos.
“No son, perdónenme, pero no son verdugos de nadie. ¿Quién los ha erigido a ustedes como verdugos? Con todo respeto lo digo, ¿quién les ha dado esa facultad? (…) Falta de consistencia en sus decisiones he visto, desde que llegamos acreditados aquí, que de repente ustedes se van de un extremo a otro, en casos similares”, acusó José Luis Flores, consejero Poder Legislativo del PRI.
Como ocurre con todos los árbitros, las decisiones o indecisiones del INE han sido polémicas y han despertado las suspicacias de algunos.
En el caso del PVEM, por ejemplo, una de las múltiples multas que le fue impuesta, correspondió a la contratación de vallas en el estadio de futbol donde se jugaba el partido Chivas-América porque se consideró que se trataba de una trampa para salir en televisión.
Jorge Herrera, representante del PVEM ante el INE, aseguró que su partido presentó una queja porque el PAN también había contratado vallas en el mismo juego de futbol y la petición fue rechazada por los consejeros del INE.
Para Arturo Escobar, coordinador de la bancada del PVEM en la Cámara de Diputados, este tipo de decisiones tan disímiles no están basadas en la ley electoral, sino se trata de una actuación por convicciones.
“Creo que hace mella en ellos (los consejeros) cuando un círculo rojo identificado genera presión, son poco consistentes en sus resoluciones, asumen posiciones muy legalistas con algunos –como con nosotros- y con algunos partidos políticos pueden pasar 200 días con quejas presentadas y no se integran los expedientes.
“Es un tipo de consejero un tanto rencoroso, es un tipo de consejero que llega con corajes al Consejo General y asume posiciones a priori en contra de partidos políticos y se justifican bajo el escudo de la ley y cuando les debates la ley, se desvían por asuntos laterales”, comentó Escobar en entrevista.
Uno de los asuntos que el PVEM considera importante y que ha sido rechazado son sus quejas contra Andrés Manuel López Obrador, por lo que piensan son actos anticipados de campaña rumbo al proceso electoral del 2018.
Para el PAN, en cambio, la actuación de los consejeros del INE se debe a que se están ajustando al nuevo marco legal y a que han ido corrigiendo el rumbo para tomar sus determinaciones.
José Isabel Trejo, secretario general del PAN, sostuvo que aunque al principio se veía un sesgo partidista a favor del partido oficial, esto ha ido cambiando.
“Tenemos que darle la oportunidad al INE de tener el margen de aplicación de esta ley que es nueva, que es tan amplia y tan compleja, en un entorno muy difícil en donde hay miles de candidatos (…)yo pienso que el Consejo General del INE debe tener la oportunidad de demostrar que va a hacer bien las cosas.
“Por el momento, salvo las grandes controversias que se han tenido respecto a la construcción de los organismos locales, en donde se ha visto un sesgo de algunos consejeros tendientes hacia el PRI para imponer autoridades del INE en los estados.
“…y este tema que había sido en su momento un sesgo a favor del Verde se ha corregido; yo creo que sí necesita el INE el voto de confianza de los mexicanos para que desarrolle el proceso electoral del 2015”, afirmó Trejo en entrevista.
Trejo indicó que el PAN está preparando una demanda también por actos anticipados de Andrés Manuel López Obrador y espera que el INE tome una decisión apegada a la ley.
Fiscalización, batalla que viene
Las decisiones más polémicas que deberá tomar el INE estarán en la temporada postelectoral, pues será ahí donde se definan las sanciones por violar la ley en cuanto a topes de campaña y otras conductas legales.
A esto se suma la imposibilidad que tendrá el Instituto de comprobar el uso de recursos públicos, aunque estos se vean a simple vista.
A pesar de que el sistema de fiscalización es nuevo, no contiene todas las medidas necesarias para evitar que los candidatos y los partidos puedan beneficiarse de conductas indebidas.
Luis Carlos Ugalde, director de la consultora Integralia y exconsejero presidente del IFE, consideró que el de ahora es un mejor proceso de fiscalización, pero no termina con las zonas de riesgo.
“Tenemos más luz pero sobre una porción mínima sobre los gastos de campaña (…) El INE está haciendo un buen proceso de fiscalización con una lámpara que diseñaron los legisladores pero que apunta sobre la mesa, y hay que tener una lámpara más grandota que apunte debajo de la mesa. Ese es el tema.
“Buena parte de los gastos de campaña no se ven, no se reportan, son en efectivo, no se fiscalizan, y ese es el gran problema de la corrupción del financiamiento de las campañas”, expuso.
Para el experto, la fiscalización ocurre sobre lo que los partidos reportan al INE y, aunque tiene un complemento con el que el órgano electoral puede fiscalizar a través de auditorías independientes, la mayoría del recurso pasará desapercibido por la autoridad, por lo que las decisiones del Instituto serán muy controvertidas.
“En la parte formal, los candidatos cuidarán de no rebasar el tope de campaña, aunque en realidad lo hagan en el día a día. Pero a pesar de que se cuiden, muchos no lo harán, y entonces el INE detectará el rebase de topes de campaña y anulará algunas elecciones. Habrá muchas denuncias para anular las elecciones.
“Pero habrá pocos medios de prueba porque muchos de estos gastos son en efectivo, no son comprobables; entonces habrá mucho ruido y pocas nueces”, previó Ugalde.
Francisco Guerrero, catedrático de la Universidad Anáhuac y exconsejero electoral del IFE, dijo que el proceso electoral del 2015 y todo su esquema de fiscalización es un experimento que tendrá su punto clave después de la elección.
“Yo esperaría que en este primer laboratorio electoral del 2015, el INE actúe con un sentido de prudencia y de que los estándares de prueba sean suficientes para evitar que lo que se gane en las urnas se pierda en la mesa de los abogados”, sostuvo el catedrático de la UA.
El gran reto del Instituto será tomar determinaciones que terminen con las múltiples controversias que presentarán los partidos políticos y que pondrán al INE en el ojo del huracán.
“Sabemos muy bien que en México hay una gran deslealtad democrática donde los partidos políticos nunca pierden, nunca hay derrotados. Siempre los partidos, así pierdan por 20 puntos, si pueden tratar de anular la elección por razones de gasto o por razones de tiempo en radio y televisión lo van a intentar, de eso no hay que tener duda”, sentenció Guerrero.