La economía de 173 comunidades indígenas de Michoacán, que depende de la actividad artesanal, se encuentra en vilo.
Cerca de 11 mil 500 familias que en las últimas tres generaciones han vivido de la manufacturas típicas, han comenzado a abandonar la actividad ante la baja venta de sus productos.
Paradójicamente, la escasa comercialización que se registran en las artesanías del estado no se debe a la falta de demanda o interés del turismo, sino a la presencia de productos piratas de origen chino, que están causando una competencia desleal, al ingresar al país en forma de contrabando.
Las artesanías chinas que se comercializan en Michoacán, simulando ser productos de manufactura local, copiados fielmente de la tradición indígena, entran al país en forma ilegal. La mayor parte de los ingresos documentados de esos productos ocurre con la complicidad de autoridades aduanales en la zona de Lázaro Cárdenas, en esta misma entidad.
Debido a que la prioridad de la autoridad aduanal de la SHCP en el puerto de Lázaro Cárdenas -principal destino mexicano de las embarcaciones asiáticas- es la búsqueda de contenedores con drogas, precursores químicos o armas, no se pone mayor atención al ingreso de productos manufacturados, los que en su mayoría llegan mediante pedimentos alterados y bajo el registro de “material de donación para fortalecer la presencia cultural de China en México”.
La mayor parte de las manufacturas chinas que llegan a México por el puerto de Lázaro Cárdenas se distribuyen en la geografía de Michoacán para su comercialización como si se tratara de artesanías de origen local, de las que se fabrican en todas las comunidades indígenas asentadas en la zonas de la Meseta Purépecha, la Costa Sierra Nahua y la sierra Mazahua, en donde no hay mayor forma de empleo que la transformación manual de madera, barro, bordados, tejidos y vidrio, en artesanías.
Para la mayoría de los artesanos de Michoacán el ingreso económico por la venta de sus productos ha disminuido hasta en un 80 por ciento, dado que en muchos de los locales comerciales de mercados y centros artesanales de las principales ciudades del estado, se ha optado por comercializar los productos de origen chino, los que se ofrecen a un precio más bajo.
Guitarra de Paracho ‘Made in China’
El caso que más evidencia el avance desleal del “dragón chino” sobre la artesanía purépecha, es el de la piratería en las guitarras de Paracho.
Los chinos han invadido el mercado michoacano de guitarras piratas, idénticas en forma, pero no de la misma calidad de los instrumentos michoacanos. Se estima que debido a esa desleal competencia, la producción y venta de ese instrumento musical ha caído desde el año 2010, en casi un 60 por ciento.
Lorenzo Solís, artesano y productor de guitarras en Paracho, revela que ha llegado tanto el descaro de los comercializadores de guitarras chinas que ya la venden en los propios mercados de Paracho.
“Es fácil identificar una guitarra china, solo basta preguntar el precio: 150 a 300 pesos. Las guitarras elaboradas a mano, con técnica ancestral indígena y de buena madera, tiene un costo de mil 500 pesos. Menos no puede costar una guitarra original de Paracho”, explica.
La piratería de las guitarras michoacanas ha llevado a una aguda crisis económica a los artesanos del municipio de Paracho, en donde por lo menos 200 talleres de laudería han cerrado en los últimos 3 años.
La mayoría de los artesanos se han tenido que ir a trabajar a Estados Unidos.
“Allá es más fácil emplearse cortando el pasto o lavando platos, para escaparse a la pobreza. Aquí no hay alternativa.”, dice Lorenzo, quien lamenta que el Gobierno Federal no quiera ver la realidad en la que se encuentran los artesanos de Michoacán.
Crece la lista para la asistencia social
El grado de desempleo y disminución de ingreso de los artesanos de las zonas indígenas de Michoacán se ve reflejado en las listas de asistencia social que manejan las dependencias asistenciales.
Ahí, se registra que el 90 por ciento de los ciudadanos que reciben ayuda alimentaria ante el grado de pobreza que presentan, son familias de artesanos, las que manifiestan ingresos diarios en promedio de 12 pesos por la venta de sus productos artesanales.
Martín Tapia Ramón, artesano de la comunidad de Nahuatzen, que se dedica a la elaboración de ornamentas de vidrio soplado, dice que en su familia él y sus cuatro hijos logran mantener un ingreso promedio por semana de apenas 70 pesos. Su puesto de artesanías de vidrio soplado está a la orilla de la carretera y esporádicamente paran turistas a comprar alguna pieza de recuerdo.
Cuenta que hasta hace dos años, sus productos de vidrio soplado se vendían en el mercado de la comunidad, en donde la demanda permitía una producción de entre 120 y 200 piezas artesanales por semana.
Pero a raíz de la llegada de productos foráneos –piezas de procedencia china, que se venden como artesanía michoacana- la demanda de los comercializadores de sus productos ha disminuido, porque han suplido el vidrio soplado de Martín y su familia, por las artesanías que les llegan desde Lázaro Cárdenas, traídas de China.
Ahora Martín Tapia se ha apuntado en una lista de ayuda del gobierno estatal, en espera de que el gobierno local le pueda otorgar un subsidio para sostener la actividad artesanal, que no es otra cosa que un apoyo económico de 300 pesos a la semana, para poder paliar la crisis económica por la que se enfrenta, al igual que miles de artesanos que no ven la salida, dado que la secretaria de economía no ha definido una política clara de ayuda a los artesanos de la entidad.