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A un año de su llegada a Michoacán como comisionado federal para la seguridad y el desarrollo del estado, Alfredo Castillo le ha cumplido bien a la Federación, pero le debe mucho a los michoacanos. 

No ha podido asestar el golpe anhelado: el encarcelamiento de Servando Gómez Martínez, “La Tuta”, pero ha podido aplacar los nervios del presidente con la desarticulación de los grupos de autodefensa.

Poco a poco el comisionado federal ha sabido maniobrar. 

J. Jesús Lemus J. Jesús Lemus Publicado el
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autodefensas se encuentran actualmente en prisión
En lo administrativo, Alfredo Castillo Cervantes ha cumplido con el encargo de la Federación: mantiene el control político del gobierno estatal

A un año de su llegada a Michoacán como comisionado federal para la seguridad y el desarrollo del estado, Alfredo Castillo le ha cumplido bien a la Federación, pero le debe mucho a los michoacanos. 

No ha podido asestar el golpe anhelado: el encarcelamiento de Servando Gómez Martínez, “La Tuta”, pero ha podido aplacar los nervios del presidente con la desarticulación de los grupos de autodefensa.

Poco a poco el comisionado federal ha sabido maniobrar. 

De los 15 líderes fundadores del movimiento de civiles armados -que se alzaron ante la incapacidad del gobierno estatal y federal para hacer frente a la abrazadora presencia del crimen organizado-, la mitad ha sido anulada con la cárcel o la muerte. 

La otra parte es cuestionada por sus presuntos nexos con células de otros carteles contrarios al de Los Caballeros Templarios.

En un año del trabajo del comisionado federal no solo la violencia se ha mantenido, sino que se ha salido del foco de Tierra Caliente. 

Ahora se expande hacia otras zonas del estado, en donde se mantienen grupos de civiles armados, leales a los líderes encarcelados, para encarar los ataques de las células criminales, que intentan la recuperación de los sitios de donde fueron desplazados.

Ante los reclamos de sus opositores, la presencia del comisionado se afianza con leves golpes mediáticos: la incautación de bienes que fueron propiedad de los jefes del cartel de los caballeros Templarios, como Nazario Moreno Gonzalez, “El Chayo” o Enrique Plancarte Solís, “El Kike”. 

Es el bálsamo dosificado sobre la irritada piel de los michoacanos. 

En menos de 15 días, ante las críticas arrecidas, se anunció la incautación de 16 inmuebles y 32 vehículos  que fueron peculio del narco.

En lo administrativo, Alfredo Castillo Cervantes ha cumplido con el encargo de la Federación: mantiene el control político del gobierno estatal, a través de la subordinación del gobernador sustituto Salvador Jara Guerrero, quien se encuentra limitado a la realización de eventos de corte social solo dentro de la capital del estado. 

Autodefensas desarticuladas

El encuentro del comisionado Alfredo Castillo con los grupos de autodefensa no ha sido terso. Han tenido altibajos en su relación. Un día aparecen abrazados en la foto, dándose la mano en muestra de unidad y al otro día llueven las acusaciones de traición. Castillo ha movido sus piezas. Nadie le puede negar que a un año de trabajo haya desarticulado a los grupos de autodefensa, aun cuando persiste la movilización de civiles armados que actúan en forma autónoma, sin intencionalidad colectiva. Ahora casi como proscritos.

Los principales líderes y organizadores del movimiento civil armado de Michoacán están hoy en la cárcel. Otros fueron ejecutados, alcanzado por las ráfagas de los Templarios que les pusieron precio a sus cabezas. Otra parte de los fundadores han sido señalados –entre ellos mismos- de tener nexos con el crimen organizado, contra el cual nacieron. A un año de intervención del gobierno federal, las autodefensas de Michoacán se encuentran desmembradas.

El primero en caer a prisión fue el principal líder, el doctor José Manuel Mireles Valverde. Fue detenido en un operativo federal la tarde del 27 de junio del 2014, cuando se disponía a una reunión con enviados de la Secretaría de Gobernación.  

Mireles fue detenido con tres de sus escoltas y 70 seguidores. Se les procesa por delitos graves –portación de arma de fuego y cartuchos de uso exclusivo del ejército-. Se encuentra recluido en la cárcel federal de máxima seguridad en Hermosillo.

A la fecha existe una iniciativa de ley congelada en la Cámara de Senadores, que sería la amnistía para 384 autodefensas en prisión. La iniciativa fue presentada por el panista Javier Corral, los perredistas Alejandro Encinas y Dolores Padierna, así como por los petistas Laida Sansores y Manuel Bartlett. 

También Agustín Villanueva  el líder del movimiento en el municipio de Aquila, se encuentra preso. Fue detenido el 15 de agosto del 2013, acusado de portación de arma de fuego de uso exclusivo del ejército. También se le imputó responsabilidad en ilícitos como  secuestro, robo calificado y lesiones. El líder de las autodefensas fue detenido junto con otros 43 integrantes del movimiento de autodefensa.

La principal acusación le llegó de la Procuraduría de Justicia del estado de Michoacán, cuando el responsable era –en calidad de encargado del despacho de procurador- el abogado mercantil Marco Vinicio Aguilera. 

Agustín Villanueva fue el líder de Aquila que logró hacer que las empresas internacionales que explotan las minas de la zona les otorgaran un pago por regalías a los indígenas de la zona. 

Hipólito Mora Chávez de La Ruana y Luis Antonio Torres de Buenavista, también se encuentran presos. 

Ellos fueron conminados por el comisionado Alfredo Castillo a entregarse ante la autoridad judicial, para responder a las acusaciones de homicidio que mutuamente se hacían, tras el enfrentamiento de los dos bandos en donde perdieron la vida 11 personas. 

A los dos se les aseguró que solo sería una formalidad. La juez que conoció del caso les dictó auto de formal prisión en la primera semana de enero del 2015. 

Junto con Hipólito Mora recibieron la formal prisión 25 miembros de su grupo de autodefensa. Al lado de Luis Antonio Torres, “El Americano”, recibieron formal prisión también 9 de sus seguidores. Al grupo de Hipólito Mora se les encuentra probable responsabilidad en la muerte de 10 de los 11 caídos en el enfrentamiento, en tanto que la misma juez encontró probable responsabilidad al grupo del americano en la muerte de 5 de los 11 fallecidos.

Los que están libres

No todos líderes de autodefensas están presos. 

Tres de ellos fueron ejecutados en emboscadas atribuidas al crimen organizado. 

Luis Felipe de Jesús Díaz Ávila de Coalcomán perdió la vida cuando tras ser agredido mientras realizaba labores de vigilancia en un aserradero de la zona. 

La procuraduría de Justicia de Michoacán presentó a un detenido como autor material del homicidio, atribuyendo la causa a rencillas personales.

Rafael Sánchez Moreno, alias “El Pollo”, también fundador del movimiento, muy cercano a Luis Antonio Torres, fue asesinado y su cuerpo fue calcinado al lado de otro de los autodefensas. Su muerte fue atribuida a Hipólito Mora, pero un juez lo exoneró.  

Versión apuntan que fue ejecutado por el crimen organizado, sin que a la fecha alguien esté procesado por ese delito.

Al comandante de las autodefensas del poblado de Huahua, en el municipio de Aquila, Rafael Meraz Arteaga, lo ejecutaron la semana pasada. 

Junto a él cayeron abatidos también cuatro de sus elementos de sus hombres. El crimen se le atribuye al cartel de los caballeros templarios que oficialmente se ha desmembrado en los últimos meses.

Frente a ese clima de violencia, muchos de los fundadores del movimiento que abanderó Mireles Valverde, no dejan de ser cuestionados desde el interior de la insurrección que se mantiene viva. 

Los únicos líderes de autodefensas no cuestionados son Jesús Díaz de Chinicuila, Ramón Contreras Orozco de La Ruana y Ricardo Valdez de Aquila, todos con buena relación en el Gobierno Federal.

 

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