4 años de autodefensas minadas

A cuatro años del surgimiento, los grupos de autodefensa en Michoacán están minados; la infiltración, el encarcelamiento y la institucionalización, prácticamente los han desarticulado. De los 32 grupos de civiles que atendieron el llamado del doctor José Manuel Mireles Valverde, para alzarse contra las células del narco, solo cinco se mantienen activos.

Ahora se cumplen dos y ocho de meses de que Mireles Valverde fue encarcelado, a decir de su abogado, Ignacio Mendoza, Mireles se encuentra afectado por la diabetes y mantiene problemas de hipertensión arterial. 

70
por ciento de los muertos eran autodefensas
“(Mireles) Se encuentra afectado por la diabetes y mantiene problemas de hipertensión arterial”
Ignacio MendozaAbogado defensor de José Mireles

A cuatro años del surgimiento, los grupos de autodefensa en Michoacán están minados; la infiltración, el encarcelamiento y la institucionalización, prácticamente los han desarticulado. De los 32 grupos de civiles que atendieron el llamado del doctor José Manuel Mireles Valverde, para alzarse contra las células del narco, solo cinco se mantienen activos.

Ahora se cumplen dos y ocho de meses de que Mireles Valverde fue encarcelado, a decir de su abogado, Ignacio Mendoza, Mireles se encuentra afectado por la diabetes y mantiene problemas de hipertensión arterial. 

Su ejemplo de lucha contra los cárteles de las drogas ha permeado por todo el territorio nacional: a la fecha son siete los estados que ya registran movimientos civiles armados contra la delincuencia organizada. Algunos de ellos, como los de Guanajuato y Puebla, han tenido el respaldo directo de las autodefensas michoacanas para su integración y organización.

Otros estados en donde se han manifestado grupos de ciudadanos para encarar, por la vía de las armas, al crimen organizado son Guerrero, Veracruz, Oaxaca, Sinaloa y Sonora, en donde la lucha no sólo ha sido contra la delincuencia, sino contra empresas que abanderan proyectos de desarrollo dentro de la minera y la generación de energías limpias.

Un recuento extraoficial de un funcionario de la Procuraduría General de la República (PGR), revela que se tiene conocimiento de la operatividad de 58 grupos de civiles armados en todo el territorio nacional, “los que surgieron después del 24 de febrero del 2013”, cuando Mireles formalizó la alzada.

Pero aun cuando en Michoacán nació el movimiento de las autodefensas, en esta entidad parece que también se podría extinguir. “Cada vez es menos la gente que se quiere sumar al movimiento”, reconoce el comandante Felipe, de los grupos de autodefensa de Aguililla, quien ha visto cómo decenas de integrantes han decidido, por temor, abandonar la lucha.

“Porque a las autodefensas nos caza el gobierno y el crimen organizado. El primero nos ve como delincuentes, y los segundos como sus enemigos naturales”, explica el comandante Felipe, quien reconoce que solo en el grupo de Aguililla, en el último año, han desertado cerca de 200 integrantes, “los que decidieron salir con sus familias para exiliarse en Estados Unidos”.  

De acuerdo a fuentes del Centro de Investigación y Seguridad Nacional (CISEN), de los casi 7 mil hombres que se integraron al movimiento civil armado, menos de mil de ellos se mantienen activos bajo el principio de combate a los carteles de las drogas; “la mayoría se ha pasado a las filas del crimen organizado o se han institucionalizado como policías estatales”.

El movimiento se apagó desde que fue encarcelado Mireles, reconoce el comandante Felipe, quien asegura que la mayoría de los integrantes de la movilización “se vieron desalentados por la falta de apoyo del gobierno federal”, pero sobre todo por la persecución y criminalización de la que han sido objeto, lo que llevó a la cárcel a por lo menos 763 autodefensas.

“A la mayoría nos han perseguido hasta el cansancio”, dijo José Luis Lara, comandante del grupo Arce de Autodefensas de Apatzingán, quien tuvo que salir de la zona para refugiarse en alguna parte del país, en donde cambió las armas por la literatura. Es el autor del libro “Un Cartel de Autodefensas”, en donde explica la persecución de la que son objeto, los integrantes del movimiento.

Según José Luis Lara, aún siguen encarcelados al menos 30 integrantes de las autodefensas, a los que la federación les ha fincado delitos de narcotráfico, delincuencia organizada y portación de armas, “cuando lo único que hicimos fue alzarnos contra los cárteles de las drogas que no nos dejaban vivir”.

A esta distancia, el movimiento civil armado no ha cumplido con su objetivo. El crimen organizado sigue boyante en la entidad. La violencia no cesa. Michoacán con 228 homicidios, solo en el mes de enero, es el segundo estado más violento del país, después del Estado de México, según datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública.

‘Nos han cazado como animales’

Desde el surgimiento del grupo de autodefensas, el índice de homicidios ha ido al alza en el estado de Michoacán. El año más violento fue el 2014, cuando en esta entidad, de acuerdo a las cifras del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, se registraron 4 mil 443 ejecuciones.

En suma, desde el 2013 al cierre del 2016, en Michoacán han ocurrido 13 mil 154 homicidios, en donde uno de los años más sangrientos fue el 2013, justamente cuando nació el movimiento de las autodefensas, en donde se documentaron 3 mil 629 ejecuciones, la mayoría de ellas en la zona de Tierra Caliente, donde brotó el movimiento.

De acuerdo al comandante José Luis Lara, la mayoría de las víctimas mortales desde que surgieron las autodefensas, han sido de integrantes de ese movimiento. “Nos han cazado como animales, tanto fuerzas federales como miembros del crimen organizado, por eso el movimiento hoy se encuentra prácticamente desarticulado”.

De acuerdo a sus propios datos, de 13 mil 154 muertos que hasta diciembre del año pasado ha dejado la violencia en Michoacán, por lo menos el 70 por ciento de ellos han sido de miembros integrantes de los grupos de autodefensa, “en donde no solo han muerto lo que serían soldados rasos, sino también ‘generales’”, que serían los comandantes de grupo.

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