Cannon Bernáldez: Fotografía contra el olvido

Para darle rostro a los desaparecidos y como método de resistencia, la fotógrafa Cannon Bernáldez imparte cursos para que las madres puedan hacer collares con los retratos de los hijos que buscan
Montserrat Sánchez Montserrat Sánchez Publicado el
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Que los desaparecidos no sean olvidados y sus madres puedan llevarlos en su corazón es la meta del trabajo que realiza Cannon Bernáldez. Para lograrlo, la fotógrafa y artista visual mexicana imparte talleres en donde le enseña a las madres de desaparecidos a hacer dijes y collares que contengan el retrato de sus hijos.

En entrevista para Reporte Índigo, Cannon explica que el hecho de que las madres puedan hacer ellas mismas un accesorio con un valor sentimental no sólo es un acto de amor, también de resistencia y de lucha.

Esto lo hacemos por la memoria, resistencia y persistencia. No dejamos que gane el olvido, porque en el caso de los desaparecidos, el Estado siempre está tratando de ocultar la realidad
Cannon BernáldezFotógrafa y artista visual

“Siempre va a decir que aquí no pasa nada cuando las familias saben que no es así; que pasa y que le puede suceder a cualquiera. Por eso los dijes son para eso, y para darle rostro a los desaparecidos. Saber que tenían un nombre y que no sólo son cifras”, expresa.

De acuerdo con la artista, la técnica de hacer arte con joyería e imágenes se ha replicado en Los Mochis, Sinaloa con Las Rastreadoras encabezadas por Mirna Nereida Medina, quien busca a su hijo desde 2014. También en Guerrero, Estado de México, Veracruz y espera que el próximo año haya un curso en Sonora.

Para Cannon, es importante hablar de la realidad social en México, un país donde hay más de 40 mil personas desaparecidas.

“Hice una pieza que incluso se exhibió en una feria de foto en París que justo habla del tema. El proyecto se divide en dos partes: la primera son unas piezas donde busco nombrar a las personas desaparecidas a través de sus fotos y en la segunda me encargué de desaparecer a los elementos humanos”, explica.

También, Cannon decidió romper fotos en formato de identificación en la parte del rostro, para luego volverlas a unir desde los hombros para que la cara no se viera.

“Me di cuenta que a partir del caso de los 43 normalistas desaparecidos de Ayotzinapa, las fotos que circulaban al buscar a una persona son de identificación. Entonces investigué y resulta que la foto de identificación es cuando el Estado te reconoce como ciudadano y en varias ocasiones es el propio Estado el que te desaparece”, señala.

Ganadora de la 12 Bienal de fotografía en 2006 y acreedora a la beca Jóvenes Creadores, otorgada por el Fondo Nacional para la Cultura y las Artes (Fonca) en dos ocasiones, Cannon Bernáldez afirma sentir admiración y respeto por la lucha en busca de justicia que emprenden las madres de desaparecidos.

“Lo que yo he visto es que son las mujeres las que buscan, las que van y lo dan todo. Saben que han perdido lo más valioso; hay casos en que les han quitado a más de un hijo y ellas van con todo, ya no les importa nada. Yo las he visto en búsquedas y te encuentras con señoras de 60 años subiendo cerros, son ellas con su capacidad y su fortaleza quienes dan todo para encontrar lo que más atesoran”, detalla.

Rodeada de collages y recortes de su estudio, la fotógrafa recuerda que la primera mujer que tuvo la foto de su hijo en un collar fue Verónica Rosas Valenzuela, mamá de Diego  Maximiliano, quien fue visto por última vez en septiembre de 2015 en Ecatepec, Estado de México. Hasta la fecha, a donde quiera que va, lleva el dije.

Guerrero, Estado de México, Sonora y Veracruz son los estados donde el taller se ha replicado

“Yo estaba haciendo una investigación sobre desaparecidos, comencé a platicar con las madres y Verónica me empezó a contar su historia. Contaba cómo su hijo primero fue secuestrado y luego desaparecido. Conviví mucho con ella y un día que estábamos juntas yo tenía un guardapelo de plata que había traído de Taxco y se lo di, le dije que pusiera un foto de Diego y al día siguiente ya lo tenía puesto”, cuenta.

Una de las madres que para la artista es de las más emblemáticas en la lucha por encontrar a sus familiares es María Herrera, quien ha buscado a sus cuatro hijos desde hace 11 años. Gracias a ella, entendió que para apoyar y difundir la búsqueda en vida o en fosas clandestinas, se puede dar visibilidad a la crisis de derechos humanos desde cualquier trinchera. Adoptando uno a uno a los más de 40 mil ausentes del país y no dejarlos en el olvido, ni a ellos ni a sus familias.

Para Cannon Bernáldez resulta indignante que el Gobierno sea capaz de cometer doble desaparición, pues, con base en su acercamiento con familias, hay casos en los que el Estado no reconoce a las víctimas y no las busca, no permite levantar la denuncia y maquilla cifras.

“En este país inundado por la violencia, todos podemos ayudar. No se trata sólo de las familias y su búsqueda, sino también de darle identidad a quien ya no está.

“De decir quiénes son padres, hijos, hermanos, preguntar cómo desaparecieron, para nosotros como sociedad poder reestructurar el daño”, expresa.

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