Christoph Schluetermann, un funcionario de la Cruz Roja alemana, que administra el refugio, dijo ayer a la prensa local que el hombre “puso en marcha un proceso del que no pudo escapar”.
Los problemas del hombre, cuya identidad no fue divulgada, comenzaron a principios de julio cuando arribó a Stuttgart, en el suroeste del país.
Las autoridades han llegado a la conclusión de que en lugar de denunciar la pérdida de sus documentos en la policía, el hombre fue a parar a una oficina que le presentó una solicitud de asilo.
De allí, lo enviaron a Dortmund en el noroeste y de ahí al refugio en Duelmen. “Se limitaba a hacer lo que le ordenaban”, dijo Schluetermann.
Expresó que notó su presencia porque “era distinto de los demás: muy, muy indefenso”.
Con ayuda de una app traductor y un traductor en un restaurante chino, resultó que el hombre quería
seguir viaje a Francia e Italia, no pedir asilo.
Las autoridades alemanas tardaron 12 días en comprender todo y dejar que el turista de 31 años reanudara su camino, dijo Schluetermann.