"Hay que hacerle frente con políticas internacionales conjuntas, analizar seriamente la legalización de las drogas, quitarle el atractivo al negocio, hay que hacer disecciones en términos de la criminalidad que representa el negocio del narcotráfico como empresa económica"
"Las decisiones políticas son responsabilidad política, las ejecuciones de proyectos, los cambios en la política pública, son responsabilidad del gobierno y de los mexicanos para los mexicanos”
Monterrey y Medellín no son ciudades iguales, pero sí parecidas.
Las dos metrópolis presentan rasgos comunes: desigualdad, pobreza, espacio público deteriorado, pero sobre todo, sufren en carne propia la violencia de los cárteles de la droga.
Hasta hay una similitud geográfica: las dos están rodeadas de cerros.
Historias similares que hoy obligan a Monterrey a que mire en el espejo de una de las ciudades más violentas de América Latina, que logró lo impensable: salir del hoyo negro en el que se encontraba.
El modelo Medellín que aplicaron las autoridades colombianas encabezadas por el ex alcalde Sergio Fajardo es perfectamente adaptable a las circunstancias que se viven hoy en Monterrey y su área metropolitana.
Claro, la experiencia Medellín es aterrizable aquí siempre y cuando haya real voluntad política de los gobernantes, participación activa de la sociedad civil e involucramiento de la academia.
Pero principalmente el proceso de transformación será exitoso en los municipios regiomontanos sólo si existe un verdadero combate a la corrupción en el gobierno.
El establecimiento de una cultura de la legalidad es una condición necesaria para superar la crisis de inseguridad y de violencia que viven ciudades como Medellín, o que se registra en Monterrey.
El colombiano David Escobar, uno de los ex operadores políticos del ex alcalde Sergio Fajardo, señala que las autoridades deben de liderar sus gobiernos desde el ejemplo y la rendición de cuentas.
“Si desde arriba hay un buen ejemplo y no hay señal de que se está haciendo trampa o actuando de manera corrupta, hacia abajo hay esperanza”, sentencia el ex director de Planeación de la Alcaldía de Medellín.
“Pero en cuanto arriba hay actos corruptos, hacia abajo se va deteriorando y cada vez es peor”.
Escobar señala que la cultura de la legalidad es uno de los primeros frentes que hay que fortalecer en una sociedad como la de Monterrey o la de Medellín.
“No se puede tolerar nada de corrupción”, dice Escobar.
“Es uno de los males endémicos más dañinos para nuestras sociedades. Cuando usted ve que un líder político, que debe ser un ejemplo, no está actuando correctamente, se destruye la confianza totalmente de la sociedad”.
Junto con el ex senador colombiano José Alonso González López, Escobar estuvo una semana en Nuevo León, invitado por la Fundación Ecopolis que preside el empresario Fernando Maiz.
Los especialistas colombianos sostuvieron conferencias y encuentros con los alcaldes metropolitanos de Monterrey y sus funcionarios públicos como parte del programa “Experiencia Medellín”.
Hace dos meses los nuevos ediles viajaron a Medellín como parte de este programa, que también impulsa el ITESM.
Reporte Indigo entrevistó a Escobar y a González López sobre políticas de seguridad, violencia, narcotráfico, cultura de la legalidad, pero también de temas coyunturales como la participación del general colombiano Óscar Naranjo en el nuevo gobierno de Enrique Peña Nieto.
La instauración de la Policía Nacional en México, un modelo que funciona en Colombia, y la legalización de las drogas, fueron otros de los asuntos abordados durante la entrevista.
Escobar advierte sobre los alcances de este instrumento de colaboración en materia de seguridad y políticas públicas que se ha implementando entre actores de Medellín y las nuevas autoridades municipales de Monterrey.
“Nosotros no venimos a Nuevo León a enseñar, sino que venimos a compartir una experiencia para que sean los mexicanos, las personas de Monterrey, los gobernantes, los que decidan qué camino toman”.
Y aclara: “Las decisiones políticas son responsabilidad política, las ejecuciones de proyectos, los cambios en la política pública, son responsabilidad del gobierno y de los mexicanos para los mexicanos”.
El ex senador José Alonso González López señala que el involucramiento de la sociedad civil en el gobierno es imprescindible en el proceso de transformación que se pretende comenzar en Monterrey, con proyectos como la regeneración de la colonia Independencia.
“La participación ciudadana cada vez es un pilar fundamental en cualquier proceso de contagio o de transformación, de hacer sentir a la comunidad parte de lo que está ocurriendo”, agrega el directivo de la Universidad EAFIT.
Hay otro aspecto vital en este proceso de cambio: el fortalecimiento de las instituciones y la creación de controles para la rendición de cuentas.
“Hay que construir confianza en el Estado, que es el responsable del control general del territorio”.
El general Naranjo en México
Los dos expertos hablan de manera positiva de su paisano el general Óscar Naranjo, asesor en materia de Seguridad del presidente Enrique Peña Nieto.
González López aclara que Naranjo aportará sus conocimientos sobre seguridad ciudadana para el combate a la violencia mientras que Escobar avala la trayectoria del militar colombiano.
“El general Naranjo fue un magnífico policía en Colombia. Polémico por supuesto, como todas las personas que están en altos niveles en el Estado, pero un hombre que merece todo el respeto por la carrera que tuvo como policía en Colombia”, refiere Escobar.
Legalización de las drogas
González López advierte que mientras el combate al narcotráfico se reduzca a una política de cada país, no sé podrá erradicar este problema.
“Es una empresa criminal con todos los millones del mundo, capaz de corromper a la sociedad”, dice el político.
El especialista propone mirar el tema desde una perspectiva internacional.
“Hay que hacerle frente con políticas internacionales conjuntas, analizar seriamente la legalización de las drogas, quitarle el atractivo al negocio, hay que hacer disecciones en términos de la criminalidad que representa el negocio del narcotráfico como empresa económica”.
Escobar, por su parte, señala que el tema de las drogas se debe de mirar como un asunto de salud pública y de educación, y no exclusivamente como un tema de política criminal.
“Es el mismo camino que llevó el alcohol y el cigarrillo, de regularización, tributación, de control, de manera que se respete la libertad individual de hacer lo que uno quiera con sus cuerpos, pero al mismo tiempo se controla el daño social que eso puede infringir”.
