Este domingo 18 de octubre se llevarán a cabo las elecciones locales de Coahuila e Hidalgo.
Ambos ejercicios democráticos toman especial importancia tanto para la oposición como para el partido en el poder y sus aliados, no solo porque antecederán a los comicios más grandes de la historia de México, sino por el contexto económico y en materia de salud por el que atraviesa el país debido a la pandemia de COVID-19.
Originalmente, la renovación del Congreso en el primero de los estados -16 diputaciones de mayoría relativa y 9 de representación proporcional- y los 84 ayuntamientos del segundo, se debieron haber realizado en junio pasado, sin embargo, la crisis sanitaria obligó a las autoridades electorales a recorrer el calendario.
Ante la incertidumbre que provocaba este evento mundial, el Instituto Nacional Electoral (INE) planteó tres escenarios para cumplir con los 70 días de proceso que se requieren.
El primero era reactivar los trámites el 22 de junio y realizar la jornada electoral el 30 de agosto, el segundo comenzar el 29 de junio y votar el 6 de septiembre; y el tercero retomar el proceso el 12 de julio para poder salir a votar el 20 de septiembre, finalmente se agendaron para el último día de esta semana.
“Son como un termómetro, hay muchas cosas que apenas se pondrán a prueba, como el voto electrónico o todas las medidas que se van a tomar en cuenta para garantizar la salud de los votantes, acciones que de hecho, aún no se sabe cuánto representarán económicamente”, asegura en entrevista Christian Salazar, abogado especializado en derecho electoral por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Por su parte, Gustavo López Montiel, politólogo del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey (Itesm), considera que a pesar de que todavía es un momento complicado, la situación se ha estabilizado lo suficiente para realizar las elecciones, proceso que resulta fundamental concluir para la vida política de ambas entidades.
“Además si se atrasaran aún más, se podría complicar la situación política en los estados, pues tendrían que operar con instancias de gobierno que no son las óptimas”.
Actualmente, de acuerdo con cifras del INE actualizadas al 6 de agosto de este año, 4 millones 407 mil 084 ciudadanas y ciudadanos podrán emitir su voto el próximo 18 de octubre.
Para el estado de Coahuila el Padrón Electoral quedó integrado por 2 millones 226 mil 169 personas y la Lista Nominal por 2 millones 220 mil 746 electores.
Mientras que para Hidalgo el Padrón Electoral quedó integrado por 2 millones 190 mil 594 ciudadanas y ciudadanos y la Lista Nominal por 2 millones 186 mil 338.
Participación cuestionada en Coahuila e Hidalgo
A pesar del elevado número de posibles votantes, Christian Salazar explica que el INE no debería de tener problemas para controlar el ejercicio y evitar que se formen grandes aglomeraciones de personas.
“En cada casilla hay 750 boletas, por lo tanto creo que es una situación que se puede controlar y garantizar la seguridad de quienes decidan participar, más aún si la ciudadanía respeta las indicaciones de las autoridades y sigue los protocolos que se establecerán en el momento”.
Sin embargo, a pesar de las medidas que se tomarán para evitar contagios, Gustavo López Montiel, prevé que el miedo evitará que muchas personas salgan a elegir a sus representantes populares.
“Hay condiciones para el abstencionismo en ambas entidades. De por sí son elecciones que normalmente atraen menos gente y muchos ciudadanos preferirán evitar el ejercicio por miedo a contagiarse en la fila y lidiar con todos los nuevos preparativos.
“Definitivamente es una situación que obliga a los mexicanos a pensar y repensar si vale la pena salir a emitir su voto, lo cual es probable que se traduzca en una menor participación”.
Al temor, se sumó el reto para los partidos políticos y sus candidatos de modificar sus maneras de hacer campaña en Coahuila e Hidalgo, pues las medidas de salud emitidas por la Secretaría de Salud tanto federal como local les impidieron realizar eventos masivos, mitines o llevar a cabo sus recorridos como los tenían planeados y acostumbraban hacerlos.
“En términos operativos y de la organización muchas cosas se tuvieron que modificar, lo mismo que en materia de competencia, pues estos ejercicios obligaron a los partidos a incorporar herramientas distintas para su promoción y adecuar sus campañas a los límites que la pandemia impone.
“Fue muy importante que los candidatos a los puestos de elección comprendieran esto y dejaran atrás estrategias que conllevan la movilización de grandes cantidades de personas”, dice López Montiel.