La elección extraordinaria para gobernador de Colima será sólo entre dos.
El PRI y el PAN se alistan para encarar el proceso electoral, que para el 17 de enero del 2016 deberá arrojar a quien será el nuevo gobernador de esa entidad, donde el crimen organizado ha comenzado a repuntar.
El PRI llega a este proceso electoral fustigado por sus malas prácticas de corrupción, las que dieron pie a la anulación de las elecciones pasadas, en donde resultó como consecuencia un gobernador interino en la figura del notario Ramón Pérez Díaz, que apenas ha podido organizar la estructura de gobierno, sin atender las demandas de la población en materia de seguridad.
La violencia se ha disparado en este otrora pacífico estado, en donde la presencia del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) ya no se puede negar y ha sumido a la entidad en una ola de violencia contra el Cártel de Los Zetas, que intenta apropiarse del control del puerto de Manzanillo.
El PRI llega al proceso electoral con la pesada carga de ser objeto de investigación por parte de la Fiscalía Especializada para la Atención de Delitos Electorales (FEPADE) de la PGR, que realiza una investigación a fondo sobre quien fuera el procurador general de Justicia estatal, Marcos Santana Montes, por presunto desvío de recursos en las pasadas elecciones, que dio pie a la anulación del proceso.
Por su parte el PAN arriba a los comicios extraordinarios con su cuestionado candidato a las elecciones, que considera fueron ganadas por él.
Jorge Luis Preciado Rodríguez no quita el dedo del renglón en su intención de ser gobernador de su estado natal, aunque para ello tenga que recurrir a las mismas prácticas que lo llevaron a la segunda posición en la elección pasada.
El propio senador con licencia, candidato viable del PAN a la gubernatura de Colima, también es objeto de investigación por parte de la FEPADE, pues se le atribuye el uso indebido de listados nominales, los que esgrimió, de manera ilegal, en las pasadas elecciones para tratar de demostrar la votación de muertos a favor del PRI.
En las pasadas elecciones, las anuladas, el ganador del proceso electoral fue José Ignacio Peralta, quien obtuvo apenas 503 votos por encima del panista Jorge Luis Preciado Rodríguez, el que movilizó y empujó a todo el PAN de Gustavo Madero para que desde la federación se oficializaran unos nuevos comicios.
El gobernador saliente Mario Anguiano Moreno tampoco queda a salvo de los señalamientos sociales de corrupción que han llevado a este proceso electoral extraordinario.
Al anterior gobernador se le acusa de haber puesto en marcha la maquinaria oficial para hacer ganar al candidato del PRI, mediante la promoción del voto a favor de ese partido en toda la estructura de gobierno.
Los que buscan la gubernatura
Aun cuando la elección del 17 de enero del 2016 se perfila como una contienda entre dos, son muchos los que aspiran a alcanzar la posibilidad de pelear en los tribunales electorales el triunfo de las elecciones.
El PRI repite cartas con José Ignacio Peralta Sánchez, quien tiene como máxima estrella política haber sido subsecretario de Comunicaciones y Transportes a nivel federal, además de ser cercano a la actual dirigencia del PRI que encabeza Manlio Fabio Beltrones.
El PAN va con Jorge Luis Preciado Rodríguez, al que se le ha cuestionado por sus excesos, como el festejo privado que realizó en las instalaciones del Senado.
El PRD, como tercera fuerza política, repite el proceso electoral con Martha Zepeda, una exfuncionaria del Municipio de Cuauhtémoc, que se ha distinguido por su lucha a favor de los movimientos feministas en todo el país.
Aunque el Partido del Trabajo sigue peleando en instancias oficiales la permanencia de su registro oficial como institución política, en esta ocasión sí aspira a participar en el proceso electoral, enviando para ello al académico David Munro, un catedrático que no ha tenido mayor participación política.
Otro de los contendientes en estas elecciones es José Francisco Gallardo, a quien abandera Morena, cuyo mérito principal es ser general retirado, pero carece de experiencia en la administración pública.
El Partido Humanista (PH), que se encuentra en las mismas condiciones que el PT, luchando por salvar su registro oficial como institución política, enviará como candidato al gobierno de Colima a Carlos Barbazán Martínez, un distinguido litigante que no ha estado nunca en un cargo público de elección popular.
Los últimos dos contendientes con menos posibilidades de obtener una posición dentro de los tres primeros lugares son Gerardo Galván Pinto, dirigente y abanderado del Partido Encuentro Social (PES), y Leoncio Morán, un empresario exmilitante del PAN y que ahora abandera la causa del partido Movimiento Ciudadano (MC).
La violencia en el estado
Colima, que se había distinguido por su sistema de seguridad pública certero, ha comenzado a sufrir los embates de la presencia de los grupos delincuenciales.
Fuentes del Centro de Investigación y Seguridad Nacional (Cisen) apuntan hacia la presencia del Cartel Jalisco Nueva Generación, que en los últimos tres años se ha asentado en esa entidad, principalmente en la zona limítrofe con Michoacán, y en las zonas urbanas de Colima y Manzanillo.
El CJNG y el Cártel de Los Zetas buscan controlar el corredor del Pacífico hacia la frontera norte del país.
A un comando de Los Zetas se atribuye el atentado que sufrió el exgobernador Fernando Moreno Peña, quien fue agredido a balazos mientras se encontraba en un restaurante.
Si bien es cierto que Colima ocupa uno de los estados con menos incidencia criminal, también lo es que, en base a las estadísticas de la Comisión Nacional de Seguridad, los homicidios atribuidos como consecuencia del crimen organizado han ido a la alza en los últimos seis meses.
De acuerdo a las estadísticas de la Secretaría de Gobernación sobre criminalidad a nivel de fuero común, el estado de Colima registra una de las tasas más elevadas del país al cuantificar en promedio 989 robos, de los que 329 fueron sin violencia.
Se han presentado 23 homicidios, 17 de ellos fueron dolosos, lo que coloca a esa entidad como una donde la población se siente más insegura.